sábado, 29 de diciembre de 2018
miércoles, 19 de diciembre de 2018
2018: el año de la doble pérdida
Por novena vez consecutiva realizo hoy la caracterización
del año que se va según mi percepción, que no siempre coincide con la de los
anuarios de rigor. Entiendo que el título ya indica hacia dónde quiero llegar
pero, como lo he venido haciendo desde anteriores ocasiones como ésta, haré una
apretada síntesis –tarea cada gestión más delicada, dada la limitada extensión
de una columna-. Este ejercicio nos traerá a la memoria hechos que, por la
dinámica de la política, en la cual unos hechos son cubiertos por otros, se
fueron borrando de aquella.
2010: “el año del rodillazo”. Ocurrió durante un partido de
fútbol en la cacha Zapata; el equipo presidencial se enfrentaba al municipal.
Con pelota detenida –agravante en hechos de este tipo- el señor Morales Ayma
propinó un alevoso rodillazo en la zona del bajo vientre (en los testículos,
vamos) a un rival. La escena se propagó por todas partes causando repulsa
generalizada. Esta acción retrata con precisión la posición del aludido
respecto de las reglas –del fútbol, en particular, y de la administración del
Estado, en general-.
2011: “el año del MASking”. Fue el periodo en el que el
régimen, arguyendo luego que se había roto la cadena de mando, desató una
brutal represión contra los marchistas del Tipnis en la región de Chaparina.
Una de las formas de tal represión consistió en sellar las bocas de los
indígenas de tierras bajas con la cinta conocida como “masking”.
2012: “el año de la caca”. De dicha manera –caca- calificó
a las relaciones de Bolivia con Estados Unidos el Jefazo, haciendo gala de su
florido lenguaje diplomático.
2013: “el año de la extorsión”. Lo caractericé así debido
al escándalo de proporciones gestado desde las propias entrañas del régimen.
Recordemos que al interior de éste se organizó un consorcio mafioso dedicado a
extorsionar a reos prometiéndoles influir en la justicia para absolverlos o
favorecerlos de alguna manera. Uno de ellos, a quien se debe el descubrimiento
de esta lacra, fue Jacob Ostreicher, luego de la visita del actor Sean Penn, a
quien el caudillo había otorgado el pomposo título de “Embajador del Estado
Plurinacional para las Causas Nobles”.
2014: “el año del Estado Plurinominal”. Hace cuatro años,
el Gran Impostor, se postuló ilegalmente a los comicios presidenciales –sus
peleles del TCP así lo ordenaron y sus serviciales del TSE lo ejecutaron-.
Estos últimos mandaron a imprimir la totalidad de las papeletas de votación con
el rótulo de “Estado Plurinominal de Bolivia”. Un acto electoral que debió
haber sido declarado nulo.
2015: “el año de Petardo”. Un can adoptado por marchistas
potosinos, a quienes acompaño en su periplo a la sede del Gobierno, captó la
simpatía de la ciudadanía hastiada de la manera cómo el régimen ostentaba su
poder basado en corrupción. Aún estos días, Petardo simboliza la lucha por la
democracia y la repulsa a la corrupción masista.
2016: “el año NO-Evo”. Hoy conocido como 21F, el referéndum
convocado por el régimen con el propósito de desconocer el artículo 168 de la
Constitución para forzar la reelección del Gran Hermano, resultó un revés para
tales aspiraciones. La ciudadanía decidió que el sujeto volviera a su cato de
coca el 22 de enero de 2020, como él mismo lo había manifestado.
2017: “el año del nulo”. En línea con el hecho precedente,
la población dio una paliza al régimen en las “elecciones judiciales”. No
obstante la contundencia del rechazo y de los mensajes adversos al Gobierno,
éste impuso, como lo había hecho anteriormente, a sus operadores judiciales.
Y llegamos a 2018 como “el año de la doble pérdida”. El
régimen perdió el juicio en La Haya y con ello se cerró toda posibilidad de
salida al mar –al menos por el lugar y las condiciones exigidas por Bolivia- y,
por otra parte, la democracia ha sido secuestrada por el mismo. Sobre lo
primero, sanseacabó. Sobre lo segundo, la lucha por su recuperación ya ha
comenzado.
miércoles, 5 de diciembre de 2018
Bolivia: sin mar y sin democracia
¡Qué tormentosa manera de acabar el año! Apenas nos reponíamos
del fallo de La Haya que puso fin, definitivamente, a las esperanzas de retorno
al mar merced a una pésima gestión diplomática y legal a cargo del régimen y
sucede que el propio régimen le asesta un artero golpe a la democracia.
Sobre el primer hecho, resulta que mientras Chile obraba con
cautela y habilidad, el señor Evo Morales Ayma realizaba campaña política
interna con el tema marítimo creando expectativas desmedidas, provocando
estériles entredichos, frivolizando tan serio asunto y organizando ridículas
exhibiciones. Utilizando, sin rubor alguno, la causa más sentida de los
bolivianos en beneficio de su grotesca imagen de dictador de circo.
Dicho individuo no tuvo reparos en engañar a la ciudadanía
asegurando que este año el país contaría con una salida soberana al Pacífico.
En su saludo de Año Nuevo tuvo el tupé de llenarse la boca de vituperio
–alabanza en boca propia lo es- manifestando “En algún momento del año entrante Bolivia festejará con todo las buenas
noticias desde el tribunal de La Haya” (“Morales asegura que Bolivia volverá al
mar en este 2018” -El Potosí, enero 2 de 2018-) y rebuznando que tenía el
respaldo de “cincuenta presidentes del mundo” a la demanda.
A tres semanas para la conclusión del
año no hay grandes señales de que ello vaya a ocurrir; es más, con su llamado a
“mantener el diálogo”, la Corte Internacional de Justicia dio por zanjado el
pleito en favor de Chile cerrando toda posibilidad de que el reclamo boliviano
fuera atendido, condenando a Bolivia a la eterna mediterraneidad. Chile obró
con sigilo y efectividad; el régimen masista lo hizo con absoluto hualaycherío.
¿Quéste esos cincuenta presidentes
del mundo que no salen a reclamar por el “injusto” fallo? Una vez más, la
ciudadanía fue burlada por dictador quien, para reponerse del tropiezo en su
proyecto de permanencia eterna en el poder acudió a los órganos sometidos a su
voluntad para, dos meses después, hacerse habilitar para un cuarto periodo
presidencial violando todo principio de legalidad y de respeto a la decisión
popular de no permitir tal violación al estado de derecho.
La sola admisión de la inscripción
del binomio interdicto ya era una señal de la anomalía institucional del
Tribunal Supremo Electoral, una muestra de su servil sometimiento a los
dictados del tirano, como anómala fue la convocatoria, tras una reunión de los
golpistas con su amo, en la residencia presidencial, a elecciones primarias
antes de la aprobación del reglamento que las sustentara.
Pero, además, el golpe artero se
produjo, a la mejor manera de los delincuentes, “entre gallos y medianoche”,
lejos de la sede central del TSE ubicada en la plaza Avaroa, fuera de horario
laboral, rompiendo su propio anuncio de informar sobre las duplas habilitadas
–sábado 8 de diciembre-, horas antes del tratamiento de la demanda ante
la Corte Interamericana de Derechos Humanos para inhabilitar al dictador
Morales Ayma y a su socio, y dos días antes del arribo a la sede del Gobierno
de los marchistas que exigen el respeto a la voluntad popular expresada el 21
de febrero de 2016. Más mala fe no puede haber.
Como expuse en las redes, así como algunos adictos a las drogas son capaces de cometer
crímenes atroces para continuar con su vicio, el tirano, para satisfacer su
adicción al poder, ha asesinado a la democracia –y, en el camino, ha dejado a
Bolivia sin posibilidad alguna de acceso al mar-.
Se ha iniciado, entonces, el
proceso de reconquista de la democracia en el que la ciudadanía sabrá poner al
dictador en el basurero de la historia.
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miércoles, 21 de noviembre de 2018
Militransas
Me he hecho el propósito de –hasta donde sea
posible- no involucrarme en el artificial ambiente electoral propiciado por el
régimen para violar, contra todo principio jurídico, contra la voluntad popular
expresada el 21 de febrero de 2016 e incluso contra el sentido común, la
Constitución que el propio señor Morales Ayma promulgó y que juró respetar al
asumir su segundo periodo –el último al que podía aspirar legalmente-.
Pero, sin apartarme de tal objetivo, hay temas
estructurales que, no obstante estar ligados a la coyuntura, los podemos
abordar por separado, justamente para desvelar la absurda cuanto peligrosa
electoralización en la se encuentra la sociedad por obra y gracia, repito, de
un régimen dispuesto a todo para imponer sus inhabilitados candidatos en las
próximas justas electorales nacionales.
Estuviese escribiendo de otra cosa si no
hubiera sucedido el hecho que ha provocado un remezón en la sociedad boliviana.
Me refiero, por supuesto, al escándalo de las militancias “truchas”
(militransas) conocidas a raíz de las consultas de la ciudadanía mediante el
sistema que el TSE habilitó a comienzos de esta semana.
Por el lado amable, la iniciativa puede ser
vista como una ejemplar medida de acceso a la información, en el sentido de que
el proyecto de ley de Acceso a la Información Pública actualizado se encuentra
durmiendo ya varios años a la espera de su tratamiento, por la absoluta falta
de voluntad del régimen para su aprobación y posterior entrada en vigencia.
Lo ocurrido con el padrón de militantes puede
ser la razón del desinterés del régimen por contar con una ley de acceso y
transparencia de la información pública: ¡Cuántas cosas inenarrables
aparecerían si se abrieran las puertas de la información del Estado! (con las
excepciones, lógicamente, de temas de seguridad y de política exterior
confidenciales).
Lo ocurrido desnuda una absoluta falta de,
cuando menos, cuidado en el manejo de los datos personales de los electores y
muy mal hizo el TSE en querer quitarse el fardo de encima cargándoselo
exclusivamente a los partidos políticos. En mi criterio, la responsabilidad
sobre esta mayúscula vergüenza del sistema, está repartida a partes iguales
entre uno y otros. No hay una hipótesis única que trate de explicar lo
sucedido; probablemente se trate de una combinación de todas ellas y la que
vaya apareciendo luego. Hagamos un repaso de algunas.
En lo que concierne al TSE, está claro que su
sistema informático, ya sea por fallas humanas o técnicas, está absolutamente
desfasado y, probablemente esté obsoleto. Asimismo, la reacción de sus vocales
no hizo más que generar mayor suspicacia hacia la institución.
El otro aspecto atañe a las formas de inscripción
de militantes por parte de las organizaciones políticas, no siempre prolijas y
a veces hasta engañosas –lindando, inclusive con el delito-.
Es común que los fines de semana, funcionarios
públicos se instalen en lugares concurridos con tal objeto. A ellos se les
entregan libros de registros que deben llenar a como dé lugar bajo sanción de
perder sus puestos en la administración pública. Eso da para ir por el camino
fácil de la “invención de datos”, técnicamente hablando, a la usurpación de
datos personales.
¿Alguna vez usted firmó, de buena fe, libros de
apoyo a una u otra causa –desde condena al maltrato animal hasta lucha contra
el cáncer? No es descabellado pensar que, en manos de inescrupulosos, sus datos
hubieran sido transcritos a libros de militantes partidarios.
En resumen, la mala fe y la incompetencia
institucional dan como resultado un padrón de militantes hediondo. Así, no hay
manera de ir a las dichosas “primarias”.
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miércoles, 7 de noviembre de 2018
Primeros tropiezos
Entre las muchas consignas que quien luego habría de
desempeñarse como Vicepresidente de Bolivia, propalaba con su estilo
deslumbrante, sobre todo para los menos avisados, aprovechando el espacio que
el canal PAT le brindaba, estaba aquella de raigambre gramsciana de que “la ley
es la voluntad del poderoso hecha norma” –además de otras por estilo-. Me
refiero, por si no quedó claro, al Sr. Álvaro García.
Analizando el proceder de este individuo desde que se hizo
poderoso, hace más de diez años, resulta obvio que el régimen, a instancias
suyas, aplicó a rajatabla aquella prescripción. No obstante, los resquicios que
dejaban algunas de tales normas jugaron también en contra del propio régimen.
“Voluntad del poderoso” quiere decir imposición, vale decir todo lo contrario
del “gobernar escuchando” que la propaganda masista quiso hacer creer. ¡Las
winflas!
La mayor parte de las veces que normas impuestas por el
régimen –tener dos tercios en el Congreso permite imponer cualquier barbaridad-
cuya verificación quedaba en manos de la decisión del soberano, el régimen
sufrió reveses vergonzosos de los cuales comienza a pagar factura. Repitiendo
recetas de regímenes afines, sin embargo, se las ingenió para salir
deshonrosamente del fango mediante la emisión de otras leyes –“correctivas”,
llamémoslas- que compusieran las anteriores. Este método es particularmente
notorio –por su propio peso- en los mecanismos que utilizó para prologarse en
el poder más allá de los límites constitucionales –establecidos en “su”
Constitución-.
Para el caso, el mecanismo más efectivo a su disposición fue
la consulta al Tribunal Constitucional Plurinacional, criatura hecha a su
medida para satisfacer la voracidad de poder del régimen encabezado por el Sr.
Morales Ayma. La retorcida imaginación de sus operadores ha llegado a inventar
un “derecho humano a la reelección indefinida” que su brazo político de control
de constitucionalidad, el susodicho TCP, ha dado por bendecido yendo contra
toda doctrina en la materia y contra el propio sentido común solo con el
propósito de burlarse del resultado del referéndum del 21 de febrero de 2016,
que le fue adverso e intentar forzar la habilitación, por parte del Tribunal
Supremo Electoral, del Sr. Morales Ayma, a las próximas (y sucesivas)
elecciones.
Otro mecanismo “correctivo” de su derrota del 21F, ha sido
utilizar la Ley de Organizaciones Políticas para el mismo propósito. Tal norma
preveía la realización de elecciones primarias desde la subsiguiente elección
general (hacia finales de 2024) – así lo manifestaron la expresidenta del OEP,
Katia Uriona y uno de los consultores a cargo de la redacción de dicha ley,
Carlos Hugo Molina-.
Curiosamente luego de una reunión en la residencia
presidencial, en flagrante transgresión a la independencia de poderes, el
propio tirano anunciaba la realización de tales comicios para este año,
reglamento de convocatoria de por medio, acelerando tiempos y desactivando una
formidable movida ciudadana en torno al 21F, ya que, dada la premura electoralista,
algunas plataformas se entregaron al primer canto sirenas que escucharon.
Ahora bien; comprendo que la maniobra que pretende legitimar
la candidatura del sujeto que no quiere dejar el poder haya puesto a los
actores políticos en una situación “Catch 22” (interpretación al uso: “te jodes
si no lo haces; te jodes si lo haces”). Y bien, optaron por hacerlo –entrar al
juego del régimen- a un costo altísimo en cuestión de lealtad para con el voto
del soberano emitido el 21F. Y los primeros tropiezos están a la vista
(continuará).
domingo, 4 de noviembre de 2018
Alejandro Lerner
El siglo pasado estuve involucrado en la producción de los primeros conciertos de Alejandro Lerner en La Paz (dos "curva sur"). Cuando uno está en ésas (es un trabajo como cualquiera), es el que menos disfruta de un concierto. Esta noche, décadas después, por fin podré sentarme tranquilamente y hacerlo.
Récord
Noviembre de 1997, una de las experiencias más extremas de mi vida: 120 horas continuas al aire, sin pegar pestaña... Compañeros de ruta: Pavel Alarcón, Ramiro Serrano, Ricardo Rufatt.
miércoles, 24 de octubre de 2018
Pasar del hualaycherío a la sobriedad
Lo
del régimen no solamente es hualaycherío; es hualaycherío perverso, posible
oxímoron aplicable a la caracterización de sus actos y sus delirios, encarnados
fundamentalmente en dos personajes y replicados en “cascada” por el resto de su
composición.
Si
bien tengo clara la figura del hualaycho, ya sentado ante las teclas me doy a
la tarea de compulsarla para mayor precisión y me encuentro con un artículo de
Alejandro Mallea (El Diario, abril 4 de 2015) en el mismo sentido, lo que me
hace sentir bien puesto que no soy el único que lo cree así. Lo de “perverso”
es mi humilde aporte al asunto.
El
citado columnista menciona que se trata de quien “muestra
picardía e irresponsabilidad, con o sin malicia, para cometer fechorías y
hostigar a quien le conviene en su cotidiano vivir”. Seguidamente atribuye tal
comportamiento a nuestros gobernantes, brindando una serie de ejemplos que
sustentan dicha caracterización –comenzando por el cambio de denominativo (de
República a “Estado Plurinacional”) a Bolivia hasta la “dotación” de 1.200
toneladas de coca para el rally Dakar.
Lo cierto es que el hualaycherío ha sido el signo de
identidad de este régimen desde que llegó al poder, hace ya casi trece años,
sin que haya día que se hubiese apiadado de una ciudadanía harta de esa actitud
sólo entendible por la desfachatez de quienes se benefician de los (todavía)
importantes recursos que ingresan al país por concepto exportación de
hidrocarburos y minerales en función de cotizaciones relativamente altas,
aunque ya no espectaculares como hace unos años.
Si solo fuera así hasta se lo podría considerar gracioso;
pero en combinación con la perversidad manifiesta en persecución, corruptela
generalizada, irrespeto a la voluntad de la población, desprecio por la
institucionalidad, manejo mafioso de la justicia, protección al negocio del Chapare,
destrucción de áreas protegidas, galopante endeudamiento, sometimiento a China,
adoctrinamiento a escolares y un largo etcétera, el escenario es de miedo.
Una curiosa mezcla de Abdala Bucaram, a quien sus monerías le
costaron ser destituido, y Stalin, a quien se le atribuye la autoría
intelectual para el asesinato de más de un millón de sus conciudadanos en las
llamadas “purgas”, parece retratar de cuerpo entero al régimen.
Parece, incluso, una sofisticada técnica para desviar la
atención de aquellos hechos inconfesables: como saben que sus dislates, sus
disparates y sus pintoresquismos son titulares de prensa, se esmeran en
manifestarlos. Así, todas sus fechorías se relativizan. La anécdota se impone;
los malhechores, satisfechos, celebran la estrategia envolvente.
Quizá la contundente derrota/humillación sufrida por Bolivia
en la Corte Internacional de Justicia que priva definitivamente de acceso
(soberano, como reclamaba la demanda) al mar tenga algo que ver con la falta de
sobriedad mostrada a lo largo del proceso. Con un Morales Ayma asegurando que
hasta fin de este año (2018), el país accedería a la costa (con soberanía,
insistimos), promoviendo ridículos espectáculos como el “banderazo”,
adelantando la sentencia de la CIJ en los medios que controla, nombrando
“mártires” a vulgares contrabandistas y haciendo declaraciones inapropiadas
que, en lugar de contribuir a un ambiente de serena espera, crispaban el
ambiente innecesariamente, se creó un efecto contraproducente, hábilmente
aprovechado por el demandado.
Con el rechazo a la permanencia indefinida del caudillo
masista en el poder, es muy probable que la población estuviera enviando el
mensaje de pasar del haulaycherío perverso a la sobriedad en el manejo del
Estado.
miércoles, 10 de octubre de 2018
Discurso (apócrifo) de Morales Ayma
¡No puedo entender!
Todo estaba listo para la consagración del Evo
Morales. A mis varios doctorados, a mi condición de Líder Espiritual de los
Pueblos y a mi unción como Enviado de Dios, iba a sumar el título de Señor de
los Mares.
Ya me imaginaba descubriendo mi estatua
ecuestre, viendo pasar una interminable procesión de fieles conversos a la fe
evista, y recibiendo, de manos de Miss Wiphala, la corona de Emperador absoluto
de los territorios Andino-amazónicos.
En la preparación para este momento de gloria,
hice poner un museo para la adoración de mi portentosa figura, ordené la
adquisición de innecesarios aviones, la compra vehículos de fantasía, la
construcción de un palacio desde donde pudiera ejercer mi desmedido poder.
Sólo
me faltaba un detalle para completar mi colección de caprichos: un yate a todo
lujo para recibir a futbolistas de moda –todo en cumplimiento de mis delicadas
funciones-.
Pero vinieron estos jueces de porra y me
arruinaron los planes de reinado eterno en estas tierras; a mí, al mismísimo
Evo Morales. ¡No puedo entender! Yo pensé que el tribunal de La Haya estaba con
el proceso de cambio… ¿No sabían que tengo dos tercios en el Congreso? ¡Qué se
han creído esos señores para hacerle esto al Evo Morales! ¡Van a ver que esto
no va a quedar así!
Vamos a pedir la nulidad del fallo adverso
porque consideramos que la Corte Internacional de Justicia no tomó en cuenta
estos factores:
Nadie, sólo el Evo Morales, logró hacer una
bandera azul de doscientos kilómetros de largo. No me digan que es poca cosa.
Repito, señores de La Haya: doscientos kilómetros. ¿Qué juez puede prescindir
de tomar en cuenta semejante hazaña al momento de analizar el caso? Creo que
aquí ha habido una mano negra que ha ocultado esa información a sus señorías.
La Corte tampoco consideró los grandiosos
“tuitazos” exigiendo mar para Bolivia; el último, a falta de otra ocupación, lo
hizo el hermano Defensor del Pueblo, caracterizado como temible bucanero. ¡No
hay derecho! ¡Cómo pudieron ignorar tan singular manifestación! Los demandados
no hicieron nada de eso y ustedes les dieron toda la razón a ellos.
¿No les dijeron que los funcionarios de la
Agencia Nacional de Hidrocarburos les rindieron tributo vistiéndose a su manera
–peluca y todo- en muestra de cariño hacia sus personas? Los queríamos tanto y
ustedes traicionaron al Evo Morales. Ingratos, insensibles, malagradecidos.
En un último gesto de magnanimidad, concedí
amnistía a dos de los cientos de perseguidos por mi régimen que, casualmente,
me acompañaron al Palacio de la paz –amnistía que los muy soberbios rechazan-.
Lo peor de todo, lo que no les perdonaré, es
que me hicieran quedar en ridículo ante la comunidad internacional y expuesto
al escarnio público de quienes me endilgan haber dejado a Bolivia
definitivamente en la mediterraneidad.
Perversos. Me fregaron mi proyecto cesarista.
Eso no se le hace al Evo Morales. ¡Qué siempre les he hecho! ¡Estoy muy
molesto!
Pero para todo hay remedio, hermanas y
hermanos. El Evo Morales tiene listos algunos paliativos que, a falta de mar,
harán que los movimientos sociales se sientan contentos: volveremos a traer el
Dakar -¡qué tal! ¡cómo les quedó el ojo a los vendepatrias!-; traeremos también
un Mundial juvenil de fútbol -¡construiremos cuatro estadios más!-; y, para que
vean que ningún juez de La Haya le va a fregar al Evo Morales así por así, en
este mismo momento estoy decretando el pago del segundo aguinaldo.
Un revolucionario saludo a los hermanos Diego
Maradona, Nicolás Maduro y Daniel Ortega. Me voy al jacuzzi de mi palacio.
miércoles, 26 de septiembre de 2018
¡Podredumbre!
Las últimas dos semanas
fueron, en materia gramatical, las del sustantivo adjetivado y el adjetivo
sustantivado. “Náusea”, “vomitivo”, “asco” y “arcadas” estuvieron entre los
términos más expresados tanto en las calles como en las redes.
En mi anterior columna
caracterizaba como vergonzoso el comportamiento del organismo electoral con la
ingenua esperanza de que pudiera enmendar su grosero proselitismo oficialista.
Lejos de ello –contrariamente, más bien- respondió con dos barrabasadas de
grueso calibre: impuso un calendario de campaña sin la previa –lógica, además-
emisión de un reglamento de la LOP y negó la personalidad jurídica nacional al
partido del alcalde de La Paz.
Respecto al reglamento –que hasta
el momento en que escribo estas líneas no es conocido- el infame TSE no se
decidía si habría de considerar un periodo para las impugnaciones o no. Lo
último que se supo, por declaración del operador del régimen Antonio Costas, a
la sazón vocal electoral, es que lo habrá, pero de “muy corta duración” (como
para que nadie pueda legalizar las pruebas que sustenten las impugnaciones
contra el candidato imposible -por mandato constitucional y por decisión
popular expresada en referéndum-) para apadrinar dicha candidatura contra toda
legalidad y contra el propio sentido común.
En relación al partido del
alcalde, mi observación no se vincula a algún afecto por dicha organización –por
la que más bien siento alguna antipatía precisamente porque anduvo guiñándole
el ojo al MAS, al extremo de recibir halagos vicepresidenciales que la
calificaron como “oposición inteligente”- sino por una consideración de Perogrullo:
el partido del alcalde es una organización viva, presente en la deliberación
pública con innegable influencia, sobre todo en la sede del Gobierno. Digo esto
porque en marzo de este año el mismo tribunal masista otorgó dicha personalidad
a una organización fantasma de nombre “PanBol” cuyo “jefe” duerme el sueño
eterno y cuya “militancia” es invisible -¿Conoce usted algún “panbolista”
medianamente influyente? ¿Cómo pudo este espectro juntar más de cien mil firmas
sin observaciones?-. Una hipótesis plausible alude a un partido “señuelo”
apadrinado por el régimen (incluido el propio TSE), con préstamo de militancia
incluido, para fabricar un oficialismo disfrazado de oposición. Si esta inexistente
agrupación obtuvo la tan codiciada personalidad jurídica, resulta absolutamente
incongruente que el partido del alcalde no lo hiciera.
Si el TSE no siguió siendo el
blanco de las diatribas es porque otro hecho de dimensiones monstruosas conmueve
a la ciudadanía y pone en evidencia lo que todos, excepto el régimen que es su
promotor, saben: desde hace una década, la justicia, nuestra justicia, está
podrida. Ni dos elecciones judiciales en las que el régimen perdió por
abultadas goleadas, sirvieron para que éste se diera por aludido; por el
contrario, siguió “metiéndole nomás” hasta que, gracias a un ciudadano sensible
y con los nervios bajo control, logró obtener un registro/confesión de cómo el
régimen maneja la justicia.
La jueza “suicida” es sólo una
pieza, y no la más importante, en este perverso aparato de corrupción e
injusticia. Las fichas de peso se pavonean en sus puestos de poder y señalan a
la borracha caída en desgracia. ¡Pásenme una bolsa, por favor!
El inocente Jhiery Férnandez
se ha convertido en una víctima/símbolo de la asquerosidad del régimen y no
sólo de quienes, como él, purgan pena siendo inocentes en la vía penal
propiamente dicha, sino de los perseguidos, exiliados, encarcelados y detenidos
domiciliariamente en la vía de la criminalización de la política, como otro
Fernández –Leopoldo- quien, como otros, es víctima de la crueldad del régimen.
¡Podredumbre!
miércoles, 12 de septiembre de 2018
Vergonzoso comportamiento del TSE
Lo digo también por la vergüenza ajena que
produce el lamentable espectáculo que está brindando el Órgano Electoral a la
comunidad; como ciudadano de esta noble tierra, me siento absolutamente
abochornado de ver cómo la entidad que debería velar celosamente por el respeto
al voto popular, se entrega, sin oponer resistencia alguna, a los designios del
poder político en impúdica demostración de sometimiento al mismo.
Dialogando con algunos estudiantes –sub 19,
para mayor referencia- me hacían notar que, como no tienen elementos de
comparación, tienden a pensar que esto siempre fue así de grosero.
Con algo de modestia, les replico que, en razón
de mi larga experiencia, he vivido dos grandes logros que espero que ellos
también puedan llegar a disfrutar: la clasificación, por mérito propio, de
nuestra selección de fútbol a un Mundial, y el funcionamiento, durante un
tiempo relativamente corto, de una Corte Nacional Electoral que se ganó el
respeto, la confianza y la admiración de la ciudadanía por su credibilidad.
Ejemplo de institucionalidad, desde la presidencia de Huáscar Cajías Kauffmann
hasta la de Salvador Romero Ballivián, la CNE supo hacer prevalecer su
condición de máxima autoridad en materia electoral.
Un detalle no menor, es que aquel tribunal no
tenía, como lo tiene el actual, el estatus de poder de Estado y, sin embargo,
mantuvo una independencia a toda prueba.
No hay estado de derecho; lo que tenemos es un
Estado corporativo que para sostener las apariencias se disfraza de
democrático. “De qué dictadura hablan; aquí hacemos elecciones”, reclama a
quienes anhelan democracia para Bolivia. Lo mismo dice el régimen cubano de su
sistema de “elección” y, aunque no fuera una copia de éste, al régimen masista
le basta tener al árbitro electoral bajo su control, como una pieza de su
corporación.
Uniendo piezas sobre la base de la información
disponible hasta la fecha –¡de qué otras tropelías nos iremos a enterar más
tarde!- sospechamos que todo lo sucedido respecto a la Ley de Organizaciones
Políticas, luego de su presentación como proyecto al parlamento, fue una
lamentable comedia que obedeció a un guión acordado (¿en la residencia
presidencial?).
Es risible el tono con el que el TSE salió a “desmentir”
la “posmentira” del Sr. Morales Ayma. Patética muestra del temor reverencial
que los (e)vocales electorales profesan por su jefe. Una revelación de tal
magnitud (e-l-o-r-g-a-n-i-s-m-o-e-l-e-c-t-o-r-a-l-r-e-u-n-i-é-n-d-o-s-e-e-n-t-r-e-g-a-l-l-o-s-y-m-e-d-i-a-n-o-c-h-e-c-o-n-e-l-P-r-e-s-i-d-e-n-t-e-e-n-l-a-r-e-s-i-d-e-n-c-i-a-d-e-é-s-t-e-e-n-l-a-q-u-e-e-l-T-S-E-l-e-h-a-b-r-í-a-s-u-g-e-r-i-d-o-a-d-e-l-a-n-t-a-r-l-a-s-p-r-i-m-a-r-i-a-s)
merecía una firme solicitud de una satisfacción pública de parte de este
individuo hacia el poder electoral (que admitió tal reunión clandestina). Con
su triste reacción, el OEP –como también se hace llamar- ratifica su
desgraciado sometimiento al poder
político. Parece, incluso, que le gustara.
¿Hay alguna manera en la que el TSE pudiera
redimirse de este su vergonzoso comportamiento y así dejar de hundirse en el
fango de la ignominia?
En mi criterio, hay dos modos: uno
institucional (óptimo) y uno individual (valorable). El primero consiste en
hacer valer su condición de poder del Estado y único juez en materia electoral
y hacer respetar el resultado vinculante de referéndum del 21 de febrero de
2016 impidiendo cualquier intento –primarias incluidas- de candidatura
presidencial al señor Morales Ayma, y el segundo, en caso de no darse este
paso, en renunciar -en conciencia y señalando a los operadores del MAS en la
entidad-.
miércoles, 29 de agosto de 2018
Ni las normas, ni las formas
Los hechos con los que comienzo esta columna dejaron de ser
noticia; sin embargo, aunque a muchos les parezca que mencionarlos no tiene
sentido, ya sea porque hay otros temas –de los que también me ocuparé- más relevantes
o porque lo que diré sobre ellos se dirige más a la forma que al contenido –en apariencia-
los considero paradigmáticos para graficar el modo en el que régimen conduce el
poder a contramano de una buena práctica de las leyes.
Para referirme al primero de ellos, me permito reproducir del
artículo 4 de la Constitución Política del Estado la parte concerniente a mi
observación: “El Estado es independiente de la religión”.
Tal es la caracterización del Estado laico –a mi juicio, el
criterio más notable introducido en la CPE de 2009-. El boliviano no es más
aquel Estado confesional que abrazaba una religión “oficial”, así garantizase
la libertad de culto.
Esta prescripción constitucional que, como todas ellas,
deber ser cumplida y hacerse cumplir por quienes están en función de gobierno
tiene en su máxima autoridad a su mayor violador.
Hace dos meses, con motivo de la ordenación cardenalicia de
Toribio Ticona, el presidente Morales Ayma, junto a dos de sus ministros, muy
suelto de cuerpo, se largó hasta el Vaticano para “acompañar”, pretextando ser
su amigo, al sacerdote en la ceremonia de investidura. No recuerdo, por
ejemplo, que el Presidente de entonces se hubiese “colado” a la asunción de
Julio Terrazas como purpurado ¡Y eso que era el tiempo del Estado católico
(aunque garantizador de la libertad de culto)! El mensaje del Ejecutivo es
demoledor: no acatamos ni la Constitución (la norma), ni nos preocupa la
paupérrima imagen que mostramos al mundo (la forma).
Como vemos, no había sido un asunto de poca importancia.
Como no lo fue el siguiente: luego de consumado el alejamiento del expresidente
de la Cámara de Senadores (parte del Poder Legislativo), quien hizo el anuncio
del nombre de su sucesor –por poco no le toma posesión- fue el Presidente del
Estado (Poder Ejecutivo). ¡Qué demonios tiene que disponer el representante de
un poder sobre el cargo de uno de otro poder! La justificación ya la habíamos
escuchado antes, de boca del propio mandamás del régimen: “La separación de poderes
es un invento del imperialismo yanqui”.
Lo vergonzoso del caso es que la CPE, artículo 12,
prescribe que “la organización del Estado está fundamentada en la
independencia, separación, coordinación y cooperación de estos órganos”
(Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral). Se verifica, una vez más, un
olímpico desprecio por la norma y el poco cuidado por las formas.
Lo propio puede afirmarse, ya entrando en asuntos que
atañen a la pervivencia misma de la democracia en nuestro país, del tratamiento
que, desde su derrota en el referéndum del 21 de febrero de 2016 que inhabilita
la candidatura –la propia CPE ya lo impide- del actual Presidente al mismo
cargo. Fue durante este régimen que la entidad electoral recobró el carácter de
Poder del Estado pero, paradójicamente, cuando no lo tenía, además de gozar de
la confianza de la ciudadanía, no se subordinada a los dictados del poder
político y tenía, en su materia y competencia, la electoral, la última palabra;
hacía respetar su independencia, gozaba de autonomía, demostraba imparcialidad
y obraba con neutralidad frente a los reclamos que se le presentaban.
Ha llegado el momento en el que el TSE defina si quiere
asumir, como lo prescribe la norma constitucional, su condición de Poder del
Estado y hacer prevalecer sus disposiciones en el marco de sus atribuciones o
prosternarse ante el poder político y rifar la democracia.
miércoles, 15 de agosto de 2018
Y cuando creías haberlo visto todo...
La combinación de un régimen en franco estado
de descomposición –decadente y cínico- y su correlato, un caudillo reducido a
grotesca caricatura de sí mismo, está produciendo situaciones, actuaciones y
declaraciones que en un contexto regular serían inverosímiles pero que en la
ruina institucional presente se constituyen como la norma(lidad).
Difícilmente encontraremos –para ello
tendríamos que comparar el estado actual de las cosas con el del tiempo de los
caudillos bárbaros, según la categoría arguediana, o remitirnos a la Uganda de
Idi Amín- paragón con lo que sucede hoy en Bolivia.
Ya a comienzos de su régimen, el señor Morales
Ayma mostraba signos de progresivo desvarío, fruto, imagino, de su borrachera
de poder: su delirio coprolálico se manifestaba en la frase alusivas a las
heces fecales (caca) respecto de las relaciones con Estados Unidos y, más
tarde, desafiando a algunos expresidentes a cagar en el Tipnis –cuando éstos le
aceptaron la “invitación”, el tipo se hizo el loco-.
Como aquellas, son innumerables las sandeces
que perpetra el aludido ante la adulonería de quienes viven a costilla suya,
aplausos incluidos. Y como el jefe, al estilo del juego del “mono mayor”, da la
pauta, sus serviciales replican las fechorías de manera discrecional.
Siendo el Presidente el más connotado denigrador
de la condición femenina, sus empleados creen que tienen la misión de andar
metiendo mano a cuanta mujer se les cruce en el camino. Al menos así sucedió en
la inauguración del palacio erigido a la “gloria” de su morador azul, cuando señoras
periodistas, en función profesional, acudieron a cubrir el acontecimiento. Poco
tiempo después el propio gobernante se jactaba de haber sido abordado por una
muchacha que le habría solicitado ser depositaria de su sacrosanto semen para
darle un hijo.
Otro “hermano” se encargó de ir dejando su
leche en prostíbulos alteños. No es que no pueda hacerlo; el problema es que llevaba
consigo símbolos caros a la historia patria. Ya muchos colegas se han referido
a la gravedad del hecho que el régimen trató casi como una anécdota. Puedo
añadir a lo que ya dijeron, que el hecho devela el profundo desprecio del
régimen por la República y lo republicano, reafirmando su talante autocrático –recordemos
que, luego de 183 años de formar parte consustancial del ejercicio
presidencial, fueron sustituidos por símbolos advenedizos del denominado “Estado
Plurinacional”, y depositados en la bóveda del BCB, saliendo sólo, aunque nadie
parece respetar el protocolo (¿existe?) de su manejo, para los fastos por la
fundación de Bolivia-.
Otro que no quiso quedarse atrás en esta
impúdica exhibición de vergüenzas fue el diputado masista Soto (con “p”) quien,
muy suelto de cuerpo, mostró sus corruptas carnes envueltas en vulgares contorsiones
y amenazador griterío. Ningún productor de “reality shows” podría haber
imaginado escenas tan procaces como las descritas.
Cabría decir que, con tales groserías, uno ya
lo vio y escuchó todo; pero como ningún miembro del régimen quiere quedarse
atrás, no faltó quien –lo oí en por radio en un minibús- reconociendo que el No
se impuso en el referéndum del 21F (reconocerlo ya es algo), acotó que “sólo
fue por el 1,5%” y que “no era una diferencia abrumadora”, por lo que “el
hermano Evo” tenía todo el derecho de volver a postularse. No alcancé a
identificar al personaje que dijo tal barbaridad, pero como que ya está de buen
tamaño de tanta inmundicia humana, ¿no?...
Por fortuna, restan sólo algo más de 500 días para
que esto se acabe.
miércoles, 1 de agosto de 2018
En buena ley
Viñeta: Frank Arbello
Uno de los operadores del régimen, cuyo
nombre no recuerdo, expresó su vaticinio de que
el MAS ganará las elecciones de
finales de 2019 para el periodo 2020-2025.
Me parece muy bien. Sería insólito que el
militante de una tienda política anuncie a los cuatro vientos que su agrupación
participará para ser derrotada en un proceso electoral.
Es más, si así fuera –si ganase el MAS- a mí,
como demócrata que soy, me gratificaría enormemente. Eso sí, con un detalle no
menor: que lo hiciese en buena ley.
Hacerlo en buena ley quiere decir al menos
tres cosas: que el proceso electoral sea limpio, que el MAS no use abusivamente
los recursos públicos en propaganda y en campaña, y, claro, que respete la
Constitución y el veredicto popular del 21 de febrero de 2016 postulando a las
dos primeras magistraturas a candidatos distintos de quienes las ejercen hoy,
individuos inhabilitados para optar a dichos cargos. Tres aspectos que el
régimen está muy lejos de aceptar.
Se dice, desde el gobierno, para desviar el
tema de fondo –la ilegalidad de la intentona re-re-repostuladora- que esta
posición responde al temor de quienes nos oponemos a este régimen a la
candidatura del “invencible”; una falacia, a juzgar por las encuestas
recientemente divulgadas, en las que el caudillo no sale ni regularmente parado
–no supera el umbral del 30%-. ¿Quiere el MAS perder en la próxima elección?
Insista (e incluso consiga) meter a los señores Morales Ayma y García Linera en
carrera por la presidencia y vicepresidencia respectivamente.
En mi lectura, el desgaste, luego de más de
doce años de ejercicio discrecional del poder, le está pasando factura
(¡recién!) a los jerarcas del régimen. Asimismo, la brecha entre quienes apoyan
el “no” y el “sí” se ha ampliado drásticamente en favor de los primeros.
Vale
decir que una buena parte de quienes votaron por el “sí” el 21F, ahora forman
parte del grupo contrario, probablemente desencantados con la falta de honorabilidad
de Morales Ayma y compañía, al haber desconocido el resultado y haber buscado
formas muy próximas a las mafiosas para habilitar al deshonesto mandatario.
Sucede que, como todo proyecto construido
función de un caudillo, el “instrumento político”, como le dicen, no ha generado
liderazgos de recambio, porque tan pronto como algún miembro del mismo
comenzaba a asomar cabeza, se la cortaban. Ahora que el caudillo no puede, en
ley, postular, tal instrumento ingresa en un círculo vicioso en torno al mismo
sujeto.
Ya que “adentro” no tiene a una figura
atractiva –que encarne el liderazgo carismático tan caro al populismo- se me
ocurre que podría obtener buenos resultados (en su caso, mejores que los que
podría obtener el desportillado Morales Ayma) recurriendo a personajes no
orgánicos pero, creo, cercanos al “proceso”.
Me atrevo, esperando no lo tomen a mal (y más
bien como un cumplido), a sugerir unos nombres en tal sentido: pienso en Marco
Antonio Etcheverry (“Diablo Presidente”), quien solía liderar protestas frente
a la embajada de Bolivia en EEUU en defensa de la autonomía, hasta que fue
cooptado por el régimen e incorporado al equipo presidencial. Sigo con Elmer
Hermosa (si quieres platita tener, hay que arrimarse al poder); el MAS ya hizo
alcalde a su colega Cholango, quien
dejó a su municipio en condiciones lamentables. Al menos el Kjarka no es bebedor consuetudinario.
Finalmente, la más seria de mis sugerencias, está doña Remedios Loza, hoy
alejada del ámbito público, quien, bajo el auspicio del régimen, podría tener
un desempeño electoral extraordinario.
Como ya lo expresé, si lo hacen en buena ley,
que ganen sería una contribución a la democracia; de otro modo, sería un paso
más hacia su destrucción.
miércoles, 18 de julio de 2018
El proyecto de LOP y el 21F
Aún lejano de las preocupaciones
cotidianas, pero a la espera de una mayor deliberación sobre sus virtudes y
problemas -en la medida en que nos aproximamos a las elecciones generales- fue
presentado el proyecto de Ley de Organizaciones Políticas que podría entrar en
vigencia este año si es que los actores con poder de decisión tienen la
voluntad de tratarlo.
Antes de ingresar en algunos aspectos de su
contenido, es digno de ponderar el hecho de su elaboración –y posterior puesta
en debate- por dos motivos: el primero es que dos de los consultores que
participaron en la misma –Carlos Hugo Molina y Salvador Romero Ballivián- están
lejos de simpatizar con la dictadura en curso (Romero fue el último presidente
del órgano electoral cuando éste aún gozaba de la confianza ciudadana), y el
segundo, al menos en las intenciones, es que estaría poniendo freno a ciertas
tendencias dentro del MAS para instaurar un régimen de “partido único”
–monumental falacia-.
Por auspiciosa coincidencia, ocurrió que el
mismo día, en el mismo lugar, pero en distinto ambiente y con distinto público,
el Tribunal Electoral Plurinacional (TSE) y la Asociación Boliviana de Ciencia
Política (ABCP) realizaron sendos conversatorios de socialización a propósito
del mentado proyecto. Mi persona participó en el segundo de ellos.
Para sintetizar dicho encuentro nos
concentraremos en los temas más sensibles, en uno de mi particular interés y,
en la relación –suspicacia mediante- de alguno con el 21F.
Transfugio. El proyecto considera tres
cuestiones, de las cuales dos entran en contradicción con un artículo que
garantiza a los militantes el derecho al disenso (36,g). La otra es obvia y
tiene en el diputado Víctor Gutiérrez a su más emblemático exponente: este
señor llegó a decir que candidatear por un partido y, a las primeras de cambio,
pasarse a otro fue una movida “táctica”. La ley debería prescribir que ante
casos como el mencionado, el órgano electoral debería actuar de oficio
retirando al tránsfuga y devolviendo el curul a la organización a la que
corresponde el mismo.
Alcance. Los partidos sólo podrán concurrir
a elecciones generales, reservando las subnacionales para agrupaciones
ciudadanas y pueblos indígenas. Pero, ¿qué clase de discriminación es ésta?
¿acaso los partidos no tienen sus instancias locales?
Financiamiento. Enhorabuena, se restablece
el financiamiento público y se regula el privado. Sin embargo, mientras no
exista una ley de publicidad estatal, el financiamiento disfrazado de
comunicación crea una brecha abismal entre la organización en función de
gobierno y el resto del sistema.
La formación política ciudadana, que es el asunto
que me apasiona, está prescrita, en su financiamiento público, para “años no
electorales. Mi consulta es si, por ejemplo, un año en el que realice un
referéndum se considera “no electoral” o no –probablemente el reglamento lo
aclare-. Por otro lado, no especifica la proporción de los recursos destinada a
este efecto. Al respecto, el artículo 53 de la Ley de 1994 señalaba: “Los
recursos… serán entregados a los partidos políticos por la Corte Nacional
Electoral, sujetos a rendición de cuentas documentada, mediante depósitos a las
cuentas bancarias fiscales asignadas a los partidos políticos con arreglo a las
previsiones de la presente ley y al Reglamento que, para tal efecto, apruebe el
órgano electoral”.
Por último, está el asunto de las
primarias. En esta materia no está en cuestión el método propiamente dicho,
sino la sospecha de que podrían vaciar de contenido al 21F, legitimando la
nominación, mediante este mecanismo, de los personajes a quienes la ciudadanía
les dijo “no”. Fue la propia presidente del TSE quien, con voz temblorosa, dio
a conocer el resultado vinculante de la consulta popular. Bien haría, ahora
–como lo hizo el proyectista Molina reiterando la imposibilidad de la
candidatura de Morales Ayma a la Presidencia- en ratificar esta situación para
evitar mayores suspicacias.
PD1: No vi una prohibición expresa para la
venta de siglas.
PD2: Mientras no se sanee el padrón
electoral, ninguna ley será suficiente para garantizar elecciones limpias.
viernes, 6 de julio de 2018
Mucho quibo(rax)
Escena uno: La protagonista, una alta funcionaria de un
régimen corrupto, deja por un momento la reunión que sostiene con un grupo de
mafiosos aduciendo que debe arreglar cuentas con su vejiga en la toilette. En el interín, dentro de su
despacho, el lobbysta, que ya había acordado la acción con la dama, se dirige
hacia la computadora de ésta que, por supuesto, tiene toda la información
confidencial del Estado y la extrae sin apuro. Diez minutos después –“estos
cafés tan ricos”- la mujer vuelve para continuar la negociación con cara de “yo
no fui”.
Escena dos: En magistral acto de magia cabildera, la
defensa legal del Estado logra una acuerdo de resarcimiento con la empresa a la
que un Gobierno anterior le había revertido sus concesiones en el salar de
Uyuni por sólo tres millones de dólares que la firma afectada considera justo,
monto mucho menor que los cuarenta millones –que luego llegó hasta un descomual
ciento cincuenta- que había solicitado al comienzo del arbitraje al que se
sometieron ambas partes. Un exprocurador señala que el trato no se materializó
porque en el proceso se detectaron hechos dolosos.
¿No hubiese sido adecuado pagar esos tres millones, dar
por concluido el pleito y recién ocuparse de los documentos fraguados que, en
cualquier caso, no afectaron la resolución del tema a favor del Estado?
Escena tres: Vencido el tiempo para saldar la cuenta con
tres millones, la empresa vuelve a su posición inicial, cuarenta millones, y
luego va aumentando sus pretensiones hasta arrancarle al Estado cuarenta y dos
millones, seiscientos mil dólares de “compensación”, acuerdo que se celebra con
un fuerte apretón de manos entre los representantes de las partes.
Estos 42,6 millones son 14,5 veces más que aquellos 3
millones.
Escena cuatro: Puesta en evidencia la regalona manera en
la que el Estado defiende sus intereses, al régimen no se le ocurre mejor idea
que culpar al expresidente Mesa de tal descalabro; extremo que, por supuesto,
no se sostiene por ningún lado pero, ya sabemos, el régimen puede hacer lo que
se antoja con la justicia porque forma parte estructural del mismo.
Escena cinco: En otra circense “interpelación”
previamente cocinada entre el Procurador y el partido de Gobierno, los
ministros “interpelados” fueron ovacionados por el sumiso rodillo oficialista.
La nota destacada la puso el propio Mesa quien se presentó en el Parlamento
quien, una vez concluido el acto teatral, señaló que éste fue el inicio del
juicio que el régimen le seguirá prontamente.
Preguntas: A continuación adapto un cuestionario con
preguntas que no han sido convincentemente respondidas por los operadores del
régimen.
¿Qué motivó –por favor brindar una respuesta verosímil-
la no concreción del preacuerdo de resarcimiento por $us 3.000.000 a Quiborax?
¿En qué anda el caso de falsificación de un acta por parte de representantes de
Quiborax? ¿Hubo luego otro preacuerdo por $us 27.000.000? Si así fue ¿por qué
no se materializó? ¿Cómo sube abruptamente el monto hasta alcanzar el
definitivo de $us 42.600.000? ¿Por qué el Estado se dejó timar de tal forma?
¿Qué rayos se hará con la exsubprocuradora que dizqué dejó abierto su mail y
que los demandantes se aprovecharon de su nobleza? ¿El representante de
Quiborax fue parte del equipo chileno en el juicio por promesas no cumplidas
con Bolivia respecto al tema marítimo?
Conclusión: Soy partidario, por principio de seguridad
jurídica, de que toda empresa, nacional o internacional, que sea afectada por
el Estado reciba una justa compensación por ello, pero cuando es más que
evidente que el Estado se ha dejado esquilmar de esta madera, los involucrados
–operadores del régimen- deben asumir su responsabilidad, pero parece que tanto
quibo(rax) los ha vuelto caraduras.
jueves, 21 de junio de 2018
Tiempo de sanción social
En un Estado de Derecho, vale decir, para el caso, aquel
en el cual la justicia es independiente del poder político, las sanciones
contra éste se administran por la vía jurídica. Pero cuando el poder judicial
es controlado por aquel, y la sociedad se siente inerme ante la impunidad con
la que regodean los operadores de un régimen corporativizado en función de
evitar ser juzgado por conducto regular, surge el fenómeno denominado “sanción
social” que, sin poseer fuerza punitiva, sí tiene carácter testimonial y poder
moral.
La ciudadanía, para llegar a esa manera de expresar su
repudio por las acciones cometidas por los poderosos de la política de turno,
debe haber agotado las instancias jurídicas formales en su afán de hacer valer sus
derechos.
Pero ante la oclusión de tales vías por parte del Estado,
la gente recurre a formas más expeditas de manifestarlo. Surge así, ahora sin
entrecomillado, la sanción social, como ha nacido por estos días con hechos que
han dejado desconcertados a quienes han sido objeto de la misma: el Presidente,
el Vicepresidente y el Defensor del Pueblo. Autoridades de menor visibilidad
han sentido también, en carne propia, la repulsa a sus personas proveniente de
la sociedad.
El fenómeno, que tiende a crecer, se ha presentado
tardíamente en nuestro medio dada la extrema tolerancia con la que la
ciudadanía soporta toda clase de abusos ejercidos desde el poder. La gota que
colmó su paciencia fue la trastada del régimen contra la voluntad popular
expresada el 21 de febrero de 2016 que puso coto a la ambición del régimen de
perpetuarse en el poder. Aduciendo un supuesto derecho humano, los jerarcas del
régimen desoyen al soberano con la venia de un Tribunal Constitucional sumiso a
sus designios.
El primer gran gesto de sanción social ocurrió durante la
inauguración de los administrativamente, más no deportivamente, cuestionados
Juegos Odesur, con lo que pasó a conocerse como el “Caprilazo” (por haber
ocurrido en el estadio Capriles). La silbatina generalizada cohibió a Morales
Ayma de emitir el discurso inaugural, optando éste por una humillante escapada.
El Doctor García no la está pasando mejor. No hay lugar
en el país en el que un estudiante no le interrumpa el discurso o lo incomode
con preguntas inteligentes. El “Bolivia dijo No” lo persigue doquiera se
encuentre. En un arranque de desconcierto ha confesado que la situación le “da
rabia”, lo que no puede ser sino una buena noticia para los demócratas del
país; si bien, por lo pronto, personajes como el susodicho no irán a parar a
prisión, por lo menos sienten el repudio de la ciudadanía: de eso se trata la
aplicación de la sanción social.
Sin embargo, ha sido el remedo de defensor del pueblo que
tenemos –el rastrero más grotesco de la política local- quien ha recibido la
más directa sanción social en el reciente periodo. Lejos de ayudarlo, la
bochornosa reacción de su esposa lo ha puesto en una situación aún más
incómoda.
Intentando zafarse del ridículo, este operador del
régimen ha salido con que los derechistas le tienen envidia por ser marxista.
Si alguien me ayudase a desentrañar tan lúcido concepto se lo agradeceré de
corazón; realmente me supera.
Ahora bien, estas acciones ciudadanas se darán de manera
cada vez más espontánea y se multiplicarán en tanto el régimen persista en
desconocer el resultado del 21F.
El tiempo de la sanción social ha llegado. Que los
operadores del régimen vayan entendiendo que no podrán salir a la calle sin
recibir un gesto de repudio mientras continúen irrespetando al soberano. Bolivia
dijo NO.
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