jueves, 22 de mayo de 2014

¡Por unas cervezas!

Lustros atrás, en tiempo electoral, cuando los candidatos son todo sonrisas, el relacionador público de uno de ellos se comunicó con una periodista solicitándole la “gauchada” de “darle cobertura” a la campaña de su jefe, un político que meses antes se había visto envuelto en un escándalo de violencia contra su esposa. “No hago entrevistas a pegamujeres”, respondió la dama con lo que la breve conversación llegó a su fin.

Por entonces no había ley alguna que penalizara los abusos que los hombres, valiéndose de su poder patriarcal, ejercían sobre las mujeres; el término “feminicidio” ni siquiera se había acuñado.

Hoy hay una ley –integral, para mayor rimbombancia- que, a poco de ser promulgada, era proclamada por el régimen como “el fin de la violencia contra la mujer” (como si una disposición legal fuera un acto de magia) siendo que más bien ésta parece haber recrudecido –“se ha visibilizado”, dirán algunos-.

Lo que hizo la periodista que mencioné fue el reflejo de la sanción social que se aplicaba en tiempos en que hechos como aquel (protagonizado por figuras públicas) eran más bien la excepción –como el castigo social que tuvo un ministro por darle un lapo a un varita-. Ahora, con el régimen masista empoderado, parecen ser la regla. Y no hay sanción legal que los castigue.

Adolfo Mendoza, Fidel Surco, Percy Fernández –por mencionar a los más emblemáticos exponentes de la violencia y el irrespeto a la mujer- se siguen regodeando en los medios. Es más, no falta el conductor que agradece el “privilegio” de tenerlos en su set.

Pero, para mayos perplejidad mía (y suya, imagino), no sólo que los abusivos se mueren de la risa en nuestras caras, sino que las propias mujeres del régimen salen a la palestra para justificarlos.

Así ha ocurrido recientemente cuando una diputada de oposición se querelló contra Férnandez y su colega masista Marianela Paco la descalificó por, según sus palabras, “hacer show político”, en una suerte de encubrimiento al alcalde metemano.

Más grosera y rastrera aún ha sido la diputada (¿es necesario recalcar que también masista?) Emiliana Aiza, quien justificó la violación y asesinato de una enfermera, “a pene y manos” habrá que decir, de un tal Teodoro Rueda, a la sazón alcalde (¡adivinó!, masista) de Pocoata, atribuyendo el hecho ¡a la cerveza!.

¡Carajo, en qué mala hora llegaron al poder estos borrachos!

miércoles, 7 de mayo de 2014

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A manera de variar decidí titular esta entrega de Agua de Mote con el ya obsoleto código Morse –confinado ahora a los crucigramas-. Por si se le olvidó, los puntos y rayas con que denomino la presente columna corresponden a SOS, o sea a la señal universal de socorro.

Podríamos aplicarla al calamitoso estado de corrupción que sacude los cimientos institucionales del país donde la extorsión, el narcotráfico, el tráfico de influencias, los sobreprecios en contrataciones estatales al margen de las normas, la politización de la justicia, el contrabando, la judicialización de la política, y otras estrategias envolventes que cuando no cuentan con la dirección o la complicidad de altas esferas gubernamentales, por lo menos lo hacen con la vista gorda de éstas, se han hecho moneda de curso corriente.

Pero más allá de esto, por sugestiva coincidencia, sucede que los apellidos de tres conspicuos operadores gubernamentales que el régimen preferiría esconder de sus relaciones –de hecho, a través de golpes de efecto, está intentando borrarlos de la memoria colectiva-, Sanabria, Ormachea y Soza, forman la telegráfica sigla: S.O.S.

¿Conseguirá el régimen desembarazarse de la sombra de sus ex operadores –hoy caídos en desgracia- y hacer como si nada hubiera ocurrido? No, si no permitimos que el olvido juegue a favor de aquel.

Para ello, concluyamos con una brevísima reseña del grupo S.O.S. ligado al régimen:
Sanabria, René. Narcotraficante. Condenado por una corte estadounidense a 14 años de prisión. Ex director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) y del Centro de Inteligencia y Generación de Información  del ministerio de Gobierno (Cigein). Detenido en febrero de 2011 en la ciudad de Panamá cuando intentaba embarcar más de 140 kilos de cocaína a Estados Unidos.

Ormachea, Fabricio. Extorsionador. Declarado culpable por cargos de extorsión y fraude migratorio por una corte estadounidense. Está a la espera de su condena, que se conocerá el 23 de mayo. Se desempeñaba como jefe anticorrupción de la Policía.Detenido el 31 de agosto de 2013 por el FBI en Miami, cuando contaba una parte de los $us 5.000 que recibía de un extorsionado.

Soza, Marcelo. Operador judicial del régimen. Prófugo en Brasil. Caído en desgracia al conocerse audios en los que compromete al gobierno con el manejo político de la justicia. Incurrió en extorsión a los involucrados por el régimen en un supuesto caso de terrorismo/separatismo.

¡SOS!

lunes, 5 de mayo de 2014