jueves, 26 de febrero de 2015

El pestilente Fondillo del régimen

                                                     Ilustración: ABECOR (Página Siete)

El hedor que emana de las entrañas del régimen dejando adivinar el estado de putrefacción en el que éste se encuentra tiene, con el caso del Fondo Indígena, un componente más de dicha pestilencia.

Como tantas otras veces, el régimen pretende tapar el escape con sus malas artes propagandísticas… y lo insólito del asunto es que, hasta ahora, viene aplicando su silenciador (porque estas odorantes corruptelas traen consigo, al comienzo, atronadoras denuncias) sin que, en última instancia, se muestre siquiera algo afectado en su apariencia. Esto tiene, en mi criterio, al menos dos explicaciones: o el régimen tiene una habilidad descomunal para imponerlo (el silenciador) o la población se encuentra absolutamente enajenada por la –ya menguante- bonanza con pies de barro que el régimen exhibe como suya. Una combinación de ambas, en proporciones iguales, podría también considerarse.

Sucede, sin embargo, que el escándalo del Fondo no es el hecho aislado que el régimen pretende sortear, como hizo con el resto de los escándalos previos al mismo, ni será el último –está en puertas el escandalazo del programa “Mi Agua” que tiene a la cooperación internacional completamente azorada-.

Baste recordar los casos YPFB (Catler/Uniservice) –con asesinato incluido-, catering de BOA, red gubernamental de extorsión, Soza, Ormachea, Sanabria y una serie de contrataciones directas (teleférico, satélite, entre otras) para, sumados al de Fondo y a los que vendrán -¿cuántos más hasta que la ciudadanía los considere suficientes?- para considerar que no se trata de casos aislados sino de una política sistémica de ejercicio de megacorrupción; que el robo es consustancial al partido de gobierno.

Pero indefectiblemente, luego de los apestosos vapores –por muy parchados que estuviesen los orificios de quien los produce- llega la deposición que mientras más contenida, más explosiva.

Ese momento, no habrá silenciador ni desodorante capaces de anular lo que del Fondillo del régimen provenga; no habrá blindaje posible para su puesta en evidencia, ni deberá haber dudas sobre su verdadera naturaleza: llegó para enriquecerse con los fondos públicos. ¡Un (fi)asco total!


jueves, 12 de febrero de 2015

Pianola electoral

No sólo en virtud de la mejora de la gestión, sino hasta por sentido común, lo que entendemos como desarrollo institucional debe hacerse mediante reformas tendentes a elevar los niveles de eficiencia, aumentar los grados de confianza de parte de la ciudadanía, facilitar la prestación de servicios, etc.


Así vino ocurriendo con la entidad electoral -antes Corte Nacional Electoral, hoy Tribunal Supremo Electoral (también conocido como “órgano electoral”) hasta que el régimen en funciones llegó para destruir la, probablemente, institución más confiable del sistema democrático, y con ello sumirla en la más profunda crisis de credibilidad cual es el estado en que se encuentra hoy.


Todos los atributos que se le reconocían a las pasadas administraciones electorales –imparcialidad, neutralidad, autonomía e independencia- se trocaron en exactamente los contrarios de aquellos y no hay ni voluntad política ni acción ciudadana que detenga la serie de groserías cometidas por sus actuales operadores.


A tal grado ha llegado el impune proceder del árbitro electoral que se permite, con la seguridad de estar “blindado” por el régimen que lo apadrina que, con absoluto desparpajo, se despacha los más inverosímiles esperpentos a la hora de, por ejemplo, de argumentar sus resoluciones, dignas de figurar en la Historia Universal de la Infamia de Borges. A manera de volver a indignarnos, veamos un par de ellos.


Durante las recientes elecciones generales, cuando ordenó retirar de los canales de televisión la cuña del extrañamente desaparecido MSM que recordaba el excelente desempeño de su candidato durante el juicio de responsabilidades que finalmente concluyó con la condena a Luis García Meza a 30 años de prisión sin derecho a indulto por varios delitos, la razón que esgrimió el TSE fue que el aludido spot mellaba la honra del narcodictador.

Más próximamente, cuando se hizo la denuncia, acompañada de material fotográfico, sobre la violación de la norma electoral que prohíbe utilizar la entrega de obras de autoridades ejecutivas –aplicable a todos los niveles- que cometió la candidata del MAS a la Gobernación de La Paz, el ente electoral la rechazó arguyendo que (textual): “no se puede identificar a la señora (Felipa Huanca), sólo se ve una imagen de una mujer de pollera”.


Es que el electoral (como otros “órganos”) se ha convertido en una pianola que se limita a reproducir el rollo que le coloca el régimen.