miércoles, 27 de septiembre de 2017

El régimen y el té piñata de los huerfanitos



Hace mucho que dejó de asombrarme la astucia del régimen para volver a tomar aire cada vez que el agua le ha cubierto la testa. Pero lo de estos días ha superado, con creces, como se ha dicho alguna vez, la ficción kafkiana, haciendo de su autor un escritor costumbrista.

Que la independencia de poderes es un invento estadounidense. Que la alternabilidad es un arma de la derecha. Que los caprichos del Supremo están por encima de los derechos humanos. Que si Merkel puede, nosotros también… ¡Mucha dosis! ¡Párenla, por favor! ¡No nos avergüencen ante el mundo!

…Y la cereza de la torta –así no responda a un orden estrictamente cronológico-: El impresentable recurso abstracto de inconstitucionalidad para violar –con algo de mantequilla- la Constitución. Sí, desconocer la Constitución de la que el propio régimen se ufanaba de haberla impuesto –a bala, inclusive- sobre los “neoliberales”, sobre los “enemigos de la patria”, sobre los “proimperialistas” y sobre quién sabe qué otros malos bichos empeñados en legarles un país democrático a las futuras generaciones de bolivianos. Es más, proclamó la vigencia  no menor a 500 años de la misma y, para ello, le puso candados más infranqueables que los que protegen la bóveda del Banco Central –donde, dicho sea de paso, “archivó” los emblemas presidenciales republicanos-.

Lo más grosero del asunto, antes de que el desubicado y alienado ministro de Defensa lanzara un exabrupto de colosales dimensiones (ver una de las frases del segundo párrafo), es que el régimen sustenta su disparate en los derechos humanos (que le asisten al señor Morales Ayma). ¿De quién fue la grandiosa idea? ¿A quién debo erigir el monumento a tamaña genialidad?

Pero, ¿qué (@&@¡0$ tienen que ver los derechos humanos con la ambición de un individuo de eternizarse en poder? Una cosa son los derechos humanos –inherentes a la dignidad de la persona- y otro los derechos políticos –fruto de la evolución de la sociedad democrática-. Podemos, incluso, atender el engendro leguleyesco como un recurso desesperado por forzar la vigencia de los derechos políticos de dicho individuo, pero en ningún caso invocar los derechos humanos para buscar tan avieso propósito.

Pongamos, entonces, que se trata de derechos políticos. Sin embargo, sucede que los mismos –además, sobreabundantemente estirados para beneficiar al caudillo- no son “naturales”, sino que emergen de acuerdos que se dan las sociedades democráticas y, así como tienen gran amplitud, también tienen límites acordados en cada Estado, por lo que hay diferencias entre unos y otros. Para el caso boliviano, el contrato social vigente determina el derecho a una reelección sucesiva, es decir que el periodo en curso ya es una violación a dicho contrato.

Algo más sobre la invocación a los derechos humanos: bajo tal argumento, Su Excelencia también podría reclamar el derecho que le asiste a postularse para Canciller en Alemania o para Presidente en Chile. ¿No ve que no contiene?

Es que, convendrá usted conmigo, el régimen es capaz de matar a su madre –lo está haciendo, literalmente, con la Madre Tierra- para ir al té piñata de los huerfanitos, apropiarse del contenido de la piñata y acusar al imperio de utilizar las piñatas para hacer sufrir a los niños.

Señores del Tribunal Constitucional: ustedes ya están de salida; ahora tienen una oportunidad extraordinaria para hacerlo con algo de dignidad, para poder volver a mirar a los ojos a sus hijos, para salir a la calle sin ser repudiados. Sean, por una vez, probos.

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Plebiscito en 3D



De cierta manera, el título de esta columna lo ha puesto el régimen; o al menos ha ayudado a hacerlo. Recordemos que, en principio, las “elecciones judiciales” estaban programadas para el 22 de octubre (22O), pero ante la negativa, por dignidad, de profesionales meritorios, de prestarse al sainete del oficialismo, éste tuvo que postergarlas para el 3 de diciembre (3D) a objeto –lo sabemos por boca de un prominente parlamentario masista- de “rellenar” las listas con cualquier cosa y salir del entuerto, malparado, de todas maneras.

Por otra parte, ante la profusión de manifestaciones por el democrático y legítimo voto nulo, el dichoso grupo de choque masista, Conalcam, se rearticuló con el propósito de “rechazar el voto nulo” y “llamar a la población a votar” (por los candidatos puestos por el régimen en las listas) con lo que, en los hechos, la “elección” se ha convertido, como lo hizo en 2011, en un plebiscito. Aquella vez, la ciudadanía democrática derrotó al régimen por un score de 60-40. El régimen, contra todo sentido común, impuso a sus muchachos y, seis años después, el desastre está a la vista.

Pero, además, la abreviación “3D” significa, mundialmente, tridimensional. No podía ser más adecuado, puesto que el régimen sufrirá, nuevamente, una derrota tridimensional estrepitosa. Las dimensiones a las que me refiero son la moral, la jurídica y la política.

Dimensión moral. El señor García Linera ha manifestado que quienes piensan anular su voto –una amplia mayoría ciudadana- están en contra de la transformación de la justicia. O sea, pone el mismo cassette de hace seis años, tiempo –algo más de dos mil días- más que suficiente para haberla puesto en marcha y mostrar al país las bondades de dicha transformación. Por el contrario, aunque transformación al fin, la justicia ha caído en una pozo ciego como nunca antes había ocurrido. Es decir que el remedio resultó dos mil veces peor que la enfermedad. Así es que, señor Vicepresidente, no nos venga con maripositas, como decía Rafael Caldera, respetable expresidente de Venezuela en tiempos de democracia.

Dimensión jurídica. Preguntas de kindergarten, prueba oral para inflar puntaje, “relleno” de funcionarios, ilustres desconocidos en carrera, reuniones furtivas de un cuestionado exmasistrado que va por el repete en otra instancia… ingredientes del menú con el que viene adobado el indigesto plato cuyo propósito no es otro que el de evacuar un instrumento con cara de legalidad para habilitar extraconstitucionalmente al señor Morales Ayma o sólo a la próxima elección, sino a sucesivas elecciones de forma indefinida. Ya la pandilla saliente obró de tal manera al habilitar a dicho individuo para el periodo en curso.

Dimensión política. La ciudadanía, a tiempo de emitir su voto en este plebiscito, debe tener en cuenta la descomunal corrupción en la que el régimen ha sumido a las instituciones y que ha permeado también a algunos sectores sociales; debe recordar la pésima administración de servicios -fundamentalmente del suministro de agua, que la dejó sin el líquido durante más de u mes-; debe tener conciencia de que nombramientos como los del tristemente célebre Defensor del Pueblo actual o los de los salientes masistrados la han dejado en un estado de indefensión angustiante; debe votar contra la persecución, el exilio, el abuso de poder, el narcotráfico inserto en el régimen, y la creciente inseguridad.


Por todo eso, sumado a los crímenes medioambientales que pretende consumar el régimen, votaré –al igual que usted, supongo- nulo el día del plebiscito en 3D.