miércoles, 19 de octubre de 2022

El régimen en el Triángulo de las Bermudas

 




Hacia finales de los 80 y mediados de los 90, si la memoria ni me engaña, se multiplicaron los casos de los conocidos como “créditos vinculados”, es decir, aquellos préstamos que, con dinero de los depositantes, se daban entre los socios de una entidad bancaria. La situación se tornó insostenible y varios bancos fueron intervenidos, algunos de sus ejecutivos y directivos purgaron penas y luego de las liquidaciones, el Estado canalizó la devolución a los ahorristas, cuentacorrentistas y depositantes a plazo fijo. Se encargó también de ejecutar cobranzas a los deudores.

En 2002, durante el gobierno de Jorge Quiroga Ramírez, la OEA, a través de su instancia de derechos humanos, emitió un fallo condenatorio contra el Estado boliviano, en relación a la desaparición, que obedecía a móviles políticos, del ciudadano José Carlos Trujillo, estableciendo una indemnización a su familia y urgiendo a dar con la ubicación de los restos de éste. Entiendo que, al menos, se cumplió con lo primero. Lo ilustrativo del caso es que el hecho había sucedido durante la dictadura de Banzer, vale decir, unos veinticinco años antes; pero lo más significativo fue que el gobierno de Quiroga no puso objeción alguna: “Respetamos los convenios”, dijo, y así fue. Es más, fue el propio Ejecutivo el que hizo pública la sentencia; no la ocultó ni acusó a la OEA de estar al servicio del Imperio o de cosas peores.

El miércoles 21 de noviembre de 2012 se realizó el último censo de población y vivienda. El Gobierno de entonces tardó una eternidad en evacuar los resultados, pero en un momento en el que se encontraba arrinconado por el escándalo de la red de extorsión, el Presidente, en ostentoso acto, presentó datos “provisionales”. En censos previos, efectuados “a la antigua”, los resultados preliminares ya aparecían en las portadas de los periódicos a los dos días de su verificativo: “Somos (la cantidad respectiva)” se anunciaba.

Hoy, de alguna forma, el régimen se juega la vida en casos análogos, aunque con sus propias características.

Digo yo que, si la Gestora se ponía en marcha a los tres años de la aprobación de la Constitución, no hubiese habido mayores observaciones. La gente estaba como obnubilada por el llamado “proceso de cambio”; pero luego de una década y un sinfín de casos de malos manejos de recursos públicos –más de uno con características de megacorrupción- la ciudadanía, con razón, desconfía de aquella y, con todo lo que pueda decirse, prefiere la administración privada de sus aportes. El Estado tiene una deuda nutrida con las AFP´s, ¿Ahora será deudor de sí mismo? ¿Y si continúa “prestándose”, no estaría incurriendo en la figura de crédito vinculado?...

Si bien, luego de causar un remezón en el régimen, el informe de la CIDH sobre el caso “Hotel Las Américas” ha perdido algo de relevancia mediática, sigue vigente; un ministro admitió la vinculatoriedad de las recomendaciones contenidas en el mismo, pero el fiscal se niega a iniciar las investigaciones que apuntan a Evo Morales Ayma –quien ha admitido su responsabilidad en las ejecuciones extrajudiciales (“A confesión de parte…”)-. Se expone el Estado a una condena en la instancia de la Corte-IDH. Y ahí, no hay escapatoria.

De decir que casi todo estaba listo para que el censo se realice el 16 de noviembre de este año, el Gobierno pasó a decir que no había casi nada hecho y que pateaba la pelota hasta el 2024. Claramente, consideró un cálculo político para tal postergación. Las consecuencias pueden ser fatales para el propio régimen que tiene en los tres puntos anotados (Gestora-IDH-Censo) un verdadero triángulo de las Bermudas que lo puede terminar de hundir.

miércoles, 5 de octubre de 2022

23 años + 17 añicos = 40


 


¿Deberíamos celebrar a pesar de que atravesamos por un periodo de retroceso? Por supuesto que sí. “Atravesar” indica que algún momento saldremos de la oscuridad y, como hace 40 años, retomaremos la senda de la democracia. “Periodo” va en el mismo sentido, de algo temporal, por muy prolongado que se haga. “Retroceso” alude a restricciones a la libertad, persecución, atropellos a los derechos humanos, judicialización de la política, intentos de reelección indefinida, ejecuciones extrajudiciales, corporativismo…

Hace un año, mi columna “39 años: Nadie se cansa, nadie se rinde” versó sobre los hitos de la democracia hasta entonces. Sintomáticamente, ese breve catálogo de logros democráticos no se ha modificado. Aquella vez –puede usted revisarla ingresando a https://diarionuevosur.com/39-anos-nadie-se-cansa-nadie-se-rinde/ (el enlace de Página Siete no está disponible)- argumenté el porqué de cada uno de dichos momentos de esa selección personal. Hoy, simplemente los voy a enumerar en orden cronológico para, luego, elegir uno –o dos- como los mayores.

-          10 de octubre de 1982. Comienzo de la era democrática.

-          Siles Zuazo, en acto de grandeza, acorta su mandato.

-          Estabilización económica.

-          Acuerdos del 19 de julio de 1992.

-          Participación Popular

-          Elecciones de 2005

A partir de 2006, el régimen recién instalado puso en marcha la réplica de la franquicia chavista consistente en cooptar los poderes legislativo, judicial –y electoral- para reproducirse ad infinitum en la presidencia. Solo la muerte lo impidió, pero su delfín continúa en tal afán.

Acá no fue la muerte la que llevó a un intervalo mal gestionado de carácter democrático, sino la serie de violaciones constitucionales y el monstruoso fraude –absolutamente ratificado por las instituciones supranacionales que fueron llamadas a auditar el proceso electoral de 2019- los factores que ocasionaron la huida del tirano y su corte de acólitos luego de veintiún días de emergencia ciudadana. Vivimos la retoma, con sus propias características, del chavismo a la boliviana, producto del ya mencionado periodo de transición desastroso (comenzando por la postulación, que critiqué acerbamente en su tiempo, de quien solo debía garantizar elecciones libres y limpias; lo que no justifica el calvario penal, sin debido proceso, al que se la somete).

Y bueno, llegó la hora de elegir, a criterio personal, el hito mayor de estos 23 años + 17 añicos de democracia en Bolivia. Y no es uno, sino dos –empate técnico, diríamos-; la verdad es que no he podido excluir a alguno de ellos debido a su colosal magnitud para apreciar el valor de lo que Churchill caracterizó como “El peor sistema diseñado por el ser humano, con excepción de todos los demás”.

Respetando el orden cronológico, sin que éste signifique uno de orden jerárquico, me decanto por:

-          Acuerdos del 19 de julio de 1992, mismos que encarrilaron a Bolivia hacia la construcción de la institucionalidad democrática, en consenso con todos los actores políticos de entonces. Un ejemplo de diálogo, tolerancia y entendimiento entre diferentes.

-          Participación Popular, o sea, la integración de lo local (lo rural, significativamente) por muy pequeño que fuera, al concierto político-económico nacional, y, en paralelo, el proceso de descentralización.

Valga la celebración para invitar a usted a escuchar mis reflexiones sobre principios y valores de la democracia que, en el marco de la Cátedra “Nelson Mandela”, desarrollé hace unos meses. Lo espero en https://www.youtube.com/watch?v=1SgDLS0bYaM

¡Feliz aniversario!