¿Deberíamos celebrar a pesar de que atravesamos por un
periodo de retroceso? Por supuesto que sí. “Atravesar” indica que algún momento
saldremos de la oscuridad y, como hace 40 años, retomaremos la senda de la
democracia. “Periodo” va en el mismo sentido, de algo temporal, por muy
prolongado que se haga. “Retroceso” alude a restricciones a la libertad,
persecución, atropellos a los derechos humanos, judicialización de la política,
intentos de reelección indefinida, ejecuciones extrajudiciales, corporativismo…
Hace un año, mi columna “39 años: Nadie se cansa, nadie se
rinde” versó sobre los hitos de la democracia hasta entonces. Sintomáticamente,
ese breve catálogo de logros democráticos no se ha modificado. Aquella vez –puede
usted revisarla ingresando a https://diarionuevosur.com/39-anos-nadie-se-cansa-nadie-se-rinde/
(el enlace de Página Siete no está disponible)- argumenté el porqué de cada uno
de dichos momentos de esa selección personal. Hoy, simplemente los voy a
enumerar en orden cronológico para, luego, elegir uno –o dos- como los mayores.
-
10 de octubre de 1982. Comienzo de la era
democrática.
-
Siles Zuazo, en acto de grandeza, acorta su mandato.
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Estabilización económica.
-
Acuerdos del 19 de julio de 1992.
-
Participación Popular
-
Elecciones de 2005
A partir de 2006, el régimen recién instalado puso en marcha
la réplica de la franquicia chavista consistente en cooptar los poderes
legislativo, judicial –y electoral- para reproducirse ad infinitum en la
presidencia. Solo la muerte lo impidió, pero su delfín continúa en tal afán.
Acá no fue la muerte la que llevó a un intervalo mal
gestionado de carácter democrático, sino la serie de violaciones
constitucionales y el monstruoso fraude –absolutamente ratificado por las instituciones
supranacionales que fueron llamadas a auditar el proceso electoral de 2019- los
factores que ocasionaron la huida del tirano y su corte de acólitos luego de
veintiún días de emergencia ciudadana. Vivimos la retoma, con sus propias
características, del chavismo a la boliviana, producto del ya mencionado
periodo de transición desastroso (comenzando por la postulación, que critiqué acerbamente
en su tiempo, de quien solo debía garantizar elecciones libres y limpias; lo
que no justifica el calvario penal, sin debido proceso, al que se la somete).
Y bueno, llegó la hora de elegir, a criterio personal, el
hito mayor de estos 23 años + 17 añicos de democracia en Bolivia. Y no es uno,
sino dos –empate técnico, diríamos-; la verdad es que no he podido excluir a
alguno de ellos debido a su colosal magnitud para apreciar el valor de lo que
Churchill caracterizó como “El peor sistema diseñado por el ser humano, con
excepción de todos los demás”.
Respetando el orden cronológico, sin que éste signifique uno
de orden jerárquico, me decanto por:
-
Acuerdos del 19 de julio de 1992, mismos que
encarrilaron a Bolivia hacia la construcción de la institucionalidad democrática,
en consenso con todos los actores políticos de entonces. Un ejemplo de diálogo,
tolerancia y entendimiento entre diferentes.
-
Participación Popular, o sea, la integración de lo
local (lo rural, significativamente) por muy pequeño que fuera, al concierto
político-económico nacional, y, en paralelo, el proceso de descentralización.
Valga la celebración para invitar a usted a escuchar mis
reflexiones sobre principios y valores de la democracia que, en el marco de la
Cátedra “Nelson Mandela”, desarrollé hace unos meses. Lo espero en https://www.youtube.com/watch?v=1SgDLS0bYaM
¡Feliz aniversario!
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