¡Qué tormentosa manera de acabar el año! Apenas nos reponíamos
del fallo de La Haya que puso fin, definitivamente, a las esperanzas de retorno
al mar merced a una pésima gestión diplomática y legal a cargo del régimen y
sucede que el propio régimen le asesta un artero golpe a la democracia.
Sobre el primer hecho, resulta que mientras Chile obraba con
cautela y habilidad, el señor Evo Morales Ayma realizaba campaña política
interna con el tema marítimo creando expectativas desmedidas, provocando
estériles entredichos, frivolizando tan serio asunto y organizando ridículas
exhibiciones. Utilizando, sin rubor alguno, la causa más sentida de los
bolivianos en beneficio de su grotesca imagen de dictador de circo.
Dicho individuo no tuvo reparos en engañar a la ciudadanía
asegurando que este año el país contaría con una salida soberana al Pacífico.
En su saludo de Año Nuevo tuvo el tupé de llenarse la boca de vituperio
–alabanza en boca propia lo es- manifestando “En algún momento del año entrante Bolivia festejará con todo las buenas
noticias desde el tribunal de La Haya” (“Morales asegura que Bolivia volverá al
mar en este 2018” -El Potosí, enero 2 de 2018-) y rebuznando que tenía el
respaldo de “cincuenta presidentes del mundo” a la demanda.
A tres semanas para la conclusión del
año no hay grandes señales de que ello vaya a ocurrir; es más, con su llamado a
“mantener el diálogo”, la Corte Internacional de Justicia dio por zanjado el
pleito en favor de Chile cerrando toda posibilidad de que el reclamo boliviano
fuera atendido, condenando a Bolivia a la eterna mediterraneidad. Chile obró
con sigilo y efectividad; el régimen masista lo hizo con absoluto hualaycherío.
¿Quéste esos cincuenta presidentes
del mundo que no salen a reclamar por el “injusto” fallo? Una vez más, la
ciudadanía fue burlada por dictador quien, para reponerse del tropiezo en su
proyecto de permanencia eterna en el poder acudió a los órganos sometidos a su
voluntad para, dos meses después, hacerse habilitar para un cuarto periodo
presidencial violando todo principio de legalidad y de respeto a la decisión
popular de no permitir tal violación al estado de derecho.
La sola admisión de la inscripción
del binomio interdicto ya era una señal de la anomalía institucional del
Tribunal Supremo Electoral, una muestra de su servil sometimiento a los
dictados del tirano, como anómala fue la convocatoria, tras una reunión de los
golpistas con su amo, en la residencia presidencial, a elecciones primarias
antes de la aprobación del reglamento que las sustentara.
Pero, además, el golpe artero se
produjo, a la mejor manera de los delincuentes, “entre gallos y medianoche”,
lejos de la sede central del TSE ubicada en la plaza Avaroa, fuera de horario
laboral, rompiendo su propio anuncio de informar sobre las duplas habilitadas
–sábado 8 de diciembre-, horas antes del tratamiento de la demanda ante
la Corte Interamericana de Derechos Humanos para inhabilitar al dictador
Morales Ayma y a su socio, y dos días antes del arribo a la sede del Gobierno
de los marchistas que exigen el respeto a la voluntad popular expresada el 21
de febrero de 2016. Más mala fe no puede haber.
Como expuse en las redes, así como algunos adictos a las drogas son capaces de cometer
crímenes atroces para continuar con su vicio, el tirano, para satisfacer su
adicción al poder, ha asesinado a la democracia –y, en el camino, ha dejado a
Bolivia sin posibilidad alguna de acceso al mar-.
Se ha iniciado, entonces, el
proceso de reconquista de la democracia en el que la ciudadanía sabrá poner al
dictador en el basurero de la historia.
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