Otra gestión que llega a su cierre y con éste, las evaluaciones de rigor que las hay para todos los gustos.
Desde hace cuatro años me vengo ocupando de caracterizar, según mis propios criterios, el que concluye; así pues, a manera de hacer memoria, repasaré el título que merecieron desde Agua de Mote los anteriores:
2010 fue el “Año del Rodillazo”, en alusión al artero golpe de rodilla que Su Excelencia propinó en los testículos a un eventual rival deportivo que osó “robarle” el balón. Esta actitud pintó de cuerpo entero el modo arbitrario en el que el régimen entiende y practica el poder.
2011, en la misma línea, fue el “Año del MASking”, en referencia a la brutal represión de que fueron objeto los marchistas del TIPNIS en la localidad de Chaparina, cuyas bocas fueron selladas con cinta “masking”, clara representación de la postura gubernamental sobre la libertad y los derechos humanos.
2012, para este columnista, fue el “Año de la Caca”, en alegoría a una escatológica expresión salida desde la primera boquita del “Estado Plurinacional” respecto de las relaciones con Estados Unidos.
Y, como corresponde, toca darle una denominación a este 2013 que nos deja, que nos es otra que la del título de esta entrega: el “Año de la Extorsión”, cosa que ya tenía clara a mitad de año, aunque no imaginé que quien destapó la red gubernamental de extorsión sería noticia justamente en las postrimerías del año al haber salido del país burlando los escrutadores ojitos del ministro de Gobierno.
Bolivia sufrió, y parece que lo seguirá haciendo, bajo el signo de la extorsión que nace de las entrañas del régimen.
Recordamos los casos más emblemáticos: el ya mencionado que involucra a (ahora) ex funcionarios de los ministerios de Gobierno y de Transparencia; el del (ahora) ex fiscal Marcelo Soza, separado del caso “Las Américas” justamente por las acusaciones de lucrar extorsionando a los supuestos involucrados, y el caso del (ahora) ex policía Ormachea, quien se ocupaba de extorsionar al (ahora) ex dueño de Aerosur… En fin, que la extorsión se ha convertido en una forma de Gobierno y no hay señales de que la justicia toque a sus cabecillas.
Queda todo por hacer. Tengan usted y su familia una Nochebuena plena de esperanza.