jueves, 18 de julio de 2013

El incidente "falso conejo"



Días antes del “incidente spaghetti” como yo llamo al bloqueo aéreo del que fue objeto la aeronave presidencial, con el presidente bloqueador dentro –aunque podría también denominarse “paella”, “cozido” o “fondue”-, Su Excelencia había advertido que los “espías” infiltrados en el Ministerio de Relaciones Exteriores, personajes a los que Morales acusó de pasar información –secreta, inferimos- a Estados Unidos y Chile, tenían los días contados.

Aunque a grados desproporcionadamente distintos -¿cuáles serán esos grandes secretos del “Estado Plurinacional” que se filtraron al resto del orbe?- los inconvenientes ulteriores  que tuvo la primera aeronave del Estado llevan el nombre de un funcionario estatal del Imperio que -¡vaya casualidad!- hizo lo que Morales atribuye a los “buzos” que penetraron su administración.

Snowden es considerado un héroe por el medio mundo, incluido el Presidente. En tal sentido, los espías locales –de quienes no se conoce su identidad- deberían salir del anonimato y, por coherencia, ser también elevados al pedestal de heroísmo. Lo contrario es usar un doble estándar para casos análogos.

Y tampoco es muy congruente rasgarse las vestiduras por el espionaje de otros cuando uno mismo anda, por razones de seguridad en unos casos y por pura paranoia en otros, realizándolo, así sea chapuceramente. Menos aún cuando alguna vez se le ocurrió hacer su propia CIA.

Mi memoria todavía funciona. En 2008, durante el aniversario de la Escuela de Armas y tal como ya lo había dicho en el programa “Enemigos íntimos” de radio Fides, el entonces ministro de Defensa anunció la intención, no concretada, de instalar una “CIA boliviana” (para concretar este proyecto se buscó contacto con la República de Francia “que tiene experiencia en el ramo y que será retomado nuevamente por el Gobierno nacional”) –supongo que no hubo el presupuesto suficiente para desplegar agentes por todo el mundo-.

Tampoco quedó muy honorable eso de armar tanto quilombo con lo del spaghetti cuando, tal como lo reveló Brasil, en 2011 personal del Gobierno requisó de manera abusiva –sin la anuencia de su ministro de Defensa- la aeronave del dignatario, en una suerte de “incidente falso conejo”.

Así como el régimen exigió a los europeos presentarle sus disculpas, debería éste presentarlas al Brasil –y no sólo fingir un “lamento boliviano”- a riesgo de, de no hacerlo, ser acusados de  “imperio altiplánico”.

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