“Hay que hacer algo”, o su variación, “algo hay que hacer”, son las frases que más he escuchado el último tiempo; sucede, sin embargo, que ese “algo” (una acción, una estrategia, una obra) en lo que piensa alguien es diametralmente opuesto a ese otro “algo” que pasa por la cabeza del prójimo. Y el tren de la Historia pasa por nuestro lado, pero pasa de largo. De modo que gana terreno la idea de que es preferible hacer un “algo” cualquiera a estar en este limbo –“pato o gallareta”, como suele decirse-.
Pensando en esto, recordé un brevísimo cuento del suizo Franz Hohler llamado El Hombre de la Isla, mismo que paso a transcribir, y al que le toque el guante...
Había una vez un hombre que vivía en una isla.
Cierto día se dio cuenta de que la isla empezó a temblar.
-Quizás deba hacer algo –pensó-.
Pero luego optó por esperar.
Poco después un trozo de su isla se alejó en el mar.
El hombre se intranquilizó.
-Quizás debería hacer algo –pensó él-.
Pero cuando la isla dejó de temblar, decidió esperar.
-Hasta ahora –se dijo- todo ha ido bien.
No pasó mucho tiempo y la isla se hundió en el mar, y con ella el hombre que la había habitado.
“Quizás, de verdad, tendría que haber hecho algo”, fue su último pensamiento antes de ahogarse.
Probablemente cada hombre (o mujer) que habita en esta isla mediterránea sea corresponsable en alguna medida de su fragmentación y posterior hundimiento, pero cabe decir que aquellos con poder de decisión lo sean en mayor proporción.
¿Qué piensa usted?, ¿cree que nuestra isla será finalmente tragada por las procelosas aguas de los movimientos antidemocráticos, de uno y otro lado?, Aún en el caso de pervivir íntegra, ¿será conveniente ratificarla y estigmatizarla como isla (raíz de “aislamiento”)? ¿no estaremos yendo a una “nacionaislación”? Quizás, de verdad, haya que hacer algo.
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1 comentario:
Si, quizás para algunos bienpensantes bolivianos de buenas familias, de esas rancias y apoltronadas élites, lo mejor sería volver a nuestra isla-putero, en donde todos hacen jauja con los recursos y en donde un "mandamás" ajeno a ella decide que vender y a quien vender. Prefiero la islita nuestra que la isla de "ellos" que se la habían comprado mientras nosotros pensabamos que era nuestra... la verdad es que me da un poco de asco la posición de los frustrados "vendepatrias"... Cómo se alegraban cuando el papi Gony hacía lo que quería con la isla, le metía dinamita y vendía sus fragmentos a cualquier maleante el asunto que el maleante fuera mejor gringo... O el Gallo que se hacía al patriota mientras por debajo se deshacía de la patria en beneficio de algunos pajarracos de su avecorral.
Gobelino Luque
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