viernes, 20 de enero de 2012
Mucha muerte, poca Patria
Parece que bien distribuidas en el tiempo – de tres en tres, digamos- las muertes de ciudadanos bolivianos en hechos de acción política son pura estadística.
De alguna forma, el régimen ha hecho de la muerte una costumbre con la que convivir. Ya tiene la “técnica” –o el cuero- para pasar los cuestionamientos sin siquiera despeinarse: la responsabilidad nunca es suya; es siempre de otros –la derecha (¿no que ya la habían diezmado?), los infiltrados, el imperio…-. En el extremo, ha llegado a sugerir -La Calancha- que las víctimas “se autoeliminaron”.
Me inquieta escudriñar, entonces, las razones por las que, por más o menos la misma cantidad de muertos, hay todo un gobierno pasado sometido a juicio de responsabilidades y a una satanización espectacular mientras que el actual se pavonea como si tal cosa.
Voy a aventurar una hipótesis al respecto:
1. Cincuenta muertos “de un saque” (así puedan haber resultado de una circunstancia excepcional y claramente subversiva –acción reactiva estatal con eventual “uso desproporcionado de fuerza”-) impresionan más que mil “bien dosificados”. Curiosamente, esta última modalidad se parece más a un genocidio por la sistematicidad en su aplicación.
2. Las muertes provocadas por este régimen han ocurrido fuera del centro geográfico del poder (La Paz – El Alto), son una suerte de “muertes periféricas”. Las más próximas han sido las acaecidas en Caranavi y, por ello mismo, las más “sentidas”. En el epicentro del poder están las embajadas y las sedes de organismos globales que hacen de caja de resonancia de los conflictos. En octubre de 2003, prácticamente todas éstas instruyeron la evacuación de sus oficinas. ¿Quiere esto decir que cuando se produzca –si esto ocurriese- el primer muerto “céntrico”, recién el mundo alzara su voz contra este régimen de terror?...
Pero, además de matar físicamente, el régimen está preparando un crimen estadístico al eliminar de la boleta censal la categoría “mestizo/a” disparando contra, al menos, el 67% de la población boliviana, esencia de la Patria (este concepto más emocional que racional que hace a una nación).
Mucha muerte, poca Patria.
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