lunes, 23 de mayo de 2022
miércoles, 18 de mayo de 2022
Monsieur Bobaryn
La descarnada batalla por el poder, tanto el absoluto como
el partidario, dentro del régimen ha alcanzado niveles de sordidez y violencia
pocas veces visto; es como si de los silletazos, que ya son de avería se
hubiese pasado a los hechos de sangre. Potosí fue el foco de estos lamentables
sucesos. La disputa ya es a muerte, podría decirse.
Lo ocurrido la pasada semana durante una asamblea
estudiantil en la Universidad “Tomás Frías” no habrían pasado de ser una
tragedia de circunscrita al ámbito “académico” –acaso a la manera de lo
sucedido hace un año en la Universidad de El Alto- si no se hubiesen puesto en
evidencia los oscuros intereses de poder político que llevaron a tan triste
desenlace.
El domingo, en la localidad de Tinguipaya, tras la visita
del Vicepresidente, se desató una trifulca entre bandos contrarios que ocasionó
la muerte de dos comunarios y dejó varios otros heridos. Una notoria crispación
se está manifestando en casi todos los actos que involucran a miembros del
régimen y los resultados son vidas que se pierden.
¿Tienen relación/conexión estos y otros hechos similares,
aunque no tan violentos? En mi criterio, sí, aunque no directamente ni en el
mismo nivel de decisiones. Fíjese en que lo primero que hizo el MAS en ambos
casos fue tratar de desligarse de los mismos. En el primero, instó a “no
politizarlo” y en el segundo, atribuyó la reyerta a “conflictos de límites”
entre ayllus.
Los testimonios –la realidad, diríamos- contradicen las
coartadas del partido en función de gobierno e incluso van más allá de lo
observado inicialmente. El drama universitario destapó un esquema de poder de
insospechados alcances, al extremo de que puso en cuestión la pervivencia de la
autonomía, cuyas evidencias involucran a operadores del MAS en prolongada
permanencia como dirigentes, en función del control de los recursos y de un
poder transversal a todo el sistema de la universidad pública, aplicando, para
ello, acciones que rayan en lo delincuencial. En tanto que lo acontecido en
Tinguipaya, sin negar que hay un conflicto de límites latente, responde a la
guerra interna que se libra en el régimen por la candidatura en las próximas
elecciones generales. Porque si se tratase exclusivamente de diferencias
territoriales, el asunto puede ocurrir en cualquier momento. La presencia de
Choquehuanca, puso de manifiesto los fuertes resentimientos políticos entre
facciones del régimen.
Este estado de ánimo, de recíprocas animadversiones y animosidades
entre operadores del régimen se proyecta también en la administración
gubernamental; si bien no se ha llegado a los tiros, el ambiente está de miedo
y el caso de Monsieur Bobaryn –a quien
no le alcanza para ser personaje flaubertiano, pero se ganó algunos
editoriales- es emblemático.
Al exviceministro, de quien se dice que responde a la
corriente del Vice, le costó el puesto su posición crítica al cocalero Morales
Ayma y a sus valedores, a quienes reprochó su actitud pusilánime durante los
acontecimientos de noviembre de 2019 –renuncias, huida, asilo- mientras otros
bobarines se enfrentaban al gobierno constitucional de la señora Áñez.
Apuntando particularmente a Morales Ayma, había señalado que
éste “no es el MAS”, lo que colmó la paciencia del jefazo quien le torció el
brazo al Presidente y colocó a un viejo perro de caza en lugar del “traidor”, “vocero
de la derecha”, “malagradecido”, Monsieur
Bobaryn. El parlamentario Cuéllar y la dirigente de las “interculturales” están
resistiendo la arremetida del intolerante y de sus fieles quiltros, pero el
tono de las amenazas está subiendo en intensidad.
Todo ello con un telón de fondo de narcotráfico, corrupción,
violencia y decadencia.
miércoles, 4 de mayo de 2022
El largo y tortuoso camino a las autonomías
Hace 14 años, el 4 de mayo de 2018, desafiando a un poder
ultracentralista, Santa Cruz daba el puntapié inicial de la conquista de las
autonomías en Bolivia, prendiendo la chispa para que, luego, la entonces
llamada “media luna” se replicara la acción. Todo de manera pacífica y
democrática. Nadie imaginó, como veremos más adelante, que un derrotado y
enfurecido régimen urdiría un plan para escarmentar a los promotores de
semejante osadía.
Probablemente los y las jóvenes que hoy rondan por los 25
años –entonces tenían entre 10 y 11- no conozcan la magnitud de la gesta autonomista;
asimismo, por el tiempo transcurrido y la serie de acontecimientos ocurridos
posteriormente –las marchas por el TIPNIS, los triunfos del “nulo” en las
“elecciones judiciales”, el triunfo ciudadano en el 21F, el fraude electoral,
el vacío de poder y la sucesión constitucional; más frescos en la memoria- es
posible que se hubiera desvanecido de la memoria, por lo que es pertinente
retrotraer los hechos.
Aquella fecha, se realizó el referéndum de carácter
departamental que abrió las puertas para la posterior puesta en marcha de las
autonomías en nuestro país, tras una demanda de larga data, sobre todo en el
oriente, por mayores niveles de descentralización. Como parte de su oferta
electoral con la que ganó las elecciones en 2005 –aunque en “letra chica”, al
no ser su principal oferta, aunque seguramente le significó votos en dicha
zona- el MAS se subió al carro de las autonomías. Apenas instalado el régimen,
sin embargo, prácticamente actuó en contra de dicha demanda y acentuó su
pulsión centralista.
En el marco del proceso constituyente y ante el riesgo de
que el régimen masista las archivara, los departamentos de la región mencionada,
encabezados por Santa Cruz se autoconvocaron a sendas consultas de aprobación o
rechazo a proyectos de estatutos autonómicos. En Santa Cruz, el “sí” se impuso
con el 85.6% de los votos. Por cierto, el Gobierno central las declaró ilegales
e inició una serie de represalias, sobre todo contra Santa Cruz. Pero la
demanda se expandió a todo el país y, muy a su pesar, el MAS aceptó la
inclusión de las autonomías departamentales en el proyecto de Constitución que
evacuó en La Paz, la comisión multipartidaria, aunque con un matiz para
aminorar su impacto y la sensación de derrota: la introducción de otros dos
niveles de autonomías, la regional y la indígena –la municipal ya se encontraba
en plena aplicación-.
Como se dijo, el régimen declaró ilegales las consultas;
pero no se quedó en ello. De manera ruin, urdió un relato –el del “separatismo”
(ciertamente había voces estridentes, pero aisladas, en tal sentido; también
abonó a la magnificación del cuento un lapsus del entonces Prefecto de
Cochabamba, Manfred Reyesvilla, hoy alcalde de su ciudad capital)- y desarrolló
un plan que le permitiese intervenir militarmente el departamento de Santa Cruz
–famosa es la frase del entonces Vicepresidente, García Linera, sobre la “derrota
militar cruceña-, cuyo episodio más cruento fue la ejecución extrajudicial (asesinato)
de mercenarios que utilizó para su propósito. Luego vinieron detenciones, prisión
y exilios por decenas. Ese fue el precio de la osadía.
A estas alturas, las autonomías departamentales y
municipales, pese al permanente boicot del gobierno central cuando no están
alineadas al régimen, son el único mecanismo de contrapeso a los afanes totalitarios
de éste. La tarea pendiente sigue siendo el fortalecerlas, aunque el camino
parezca campo minado.
Sin complejos de tipo alguno, reivindico aquel M4 de 2008.
jueves, 28 de abril de 2022
Eternamente Yolanda
Una
callada emoción le hizo suspirar: “¿Y quién, cuando yo muera, consolará el
paisaje…?” (Bajo el
oscuro sol, Yolanda Bedregal).
György Faludy, poeta y traductor húngaro canadiense
fallecido en 2006, decidió, según su propia declaración, dedicarse a las letras
cuando tenía siete años. Consultado por Mihaly Csikszentmihalyi sobre esta su
determinación, el vate respondió “porque tenía miedo a morir” explicando que
“crear modelos con palabras, modelos que por su verdad y belleza tenían la
posibilidad de sobrevivir más allá que el cuerpo”. Faludy selló la respuesta
con “fue un acto de desafío y esperanza que dio sentido a mi vida durante los
siguientes setenta y tres años” –al momento de realizarse la entrevista que le
hizo Csikszentmihalyi para su libro sobre el fluir de la creatividad-.
Entrevistada por Kathy S. Leonard en 1998, la escritora
boliviana Yolanda Bedregal, fallecida en 1999, da luces sobres sus primeros
pasos en las letras: “Para mí, la literatura era la vida misma, como jugar,
comer, dormir… En mi casa se hablaba de libros, de giros idiomáticos, de
gramática, con amor” y, en otro pasaje, “…a veces se escribe por dar testimonio
y otras para borrar las cicatrices”.
Tuve acceso a la entrevista de Leonard, autora
estadounidense, no en la publicación original de la misma sino a través de su inclusión
en el libro conmemorativo de los cincuenta años de Bajo el oscuro sol, una colección de textos alrededor de la obra
presentada en marzo por la carrera de Literatura de la UMSA, dentro de la serie
“La biblioteca del zorro Antonio” cuya coordinadora es la Doctora Ana Rebeca
Prada.
La edición del volumen fue confiada a la Mgr. Fátima
Lazarte, quien logró reunir una apreciable cantidad –y calidad- de firmas, lo
que le otorga un apreciable valor como obra referencial de la metatextualidad
en torno a Bajo el oscuro sol.
Estructuralmente está compuesta en cuatro secciones (sin contar la
Presentación, a cargo de la coordinadora, ni la Introducción, de la editora):
I) Diálogos sobre Yolanda Bedregal; II) Nuevos acercamientos críticos; III)
Crítica fundamental; y IV) Memoria gráfica.
Una particularidad de su lectura, al menos en mi
experiencia, es que no es necesario seguir dicho orden –los ojos se van, en
primera instancia, directamente a la cuarta sección-; es más, los textos de las
secciones segunda y tercera, pueden leerse de manera aleatoria, inclusive, sin
que haya pérdida alguna. En “Crítica fundamental” se encuentra la cuasi
totalidad del estado del arte sobre la novela homenajeada, algunos de cuyos
artículos fueron “aggiornados” para esta edición, mientras que en “Nuevos
acercamientos críticos” están los artículos específicamente escritos para la
ocasión. Más adelante diremos algo sobre la primera y la última, puesto que la
médula del contenido se encuentra entre ambas.
La complejidad de Bajo
el oscuro sol posibilita una gama de posibles entradas y de lugares desde
dónde abordar su lectura. Así pues, los críticos y las críticas, entre los
cuales se encuentran bolivianos residentes en el país, bolivianos residentes en
el exterior y extranjeros –la mencionada Kathy S. Leonard, por ejemplo, aunque
la entrevista referida está en la primera sección- la desentrañan desde lo
femenino, desde lo político, desde lo policial, desde la herida, desde el
fantasma, desde la muerte, etc. En algunos textos, predomina alguna de estas
entradas; en otros se perciben más panorámicas, aunque con ciertos énfasis.
Está presente también el abordaje puramente literario, preocupado el asunto de
la creación, donde los intertextos abundan y enriquecen la interpretación, aun
complejizándola más.
Los textos de Gaby Vallejo, quien enfatiza en que Bajo el oscuro sol tiene la estructura
de “una novela dentro de otra novela”; de Willy Óscar Muñoz, que la ubica como
“una metaficción, la ficción de una ficción”, cuyo fundamento teórico sería “la
lectura, la interpretación y la generación textual”; de Débora Zamora Alcázar,
quien hace dialogar esta obra con las de Unamuno y Bioy Cáceres, sostiene que
“Bedregal apunta a la literatura y al problema del arte”; de Rodrigo Urquiola,
quien cataloga a la escritura como “el último refugio”, son, a mi parecer, los
más próximos la literatura y a las teorías de la lectura.
El artículo de Leonardo García Pabón, mencionado en buena
parte de otros, da pie a su ampliación y a mayores aportes en los textos de Ana
Rebeca Prada y Christian Quenta Herrera –los vincula el tema de la herida,
aunque, por sí solos, cada uno explora sus propias vetas-. El primero apunta
que “Así, la vida de la protagonista de Bajo el oscuro sol está marcada por una
doble violencia: la del Estado autoritario contra la vida de los ciudadanos y
la del sistema social patriarcal contra la mujer”, la segunda nos hable de “los
cuatro silenciamientos” a los que está sometida, y el tercero sentencia que “el
signo de la herida en Bajo el oscuro sol
crea una poética de la imagen fantasma”.
Los aportes más políticos están a cargo de Rosario Aquim Chávez y Virginia
Ayllón; aquella desde la categoría de la colonialidad de género propuesta por
María Lugones: “Bedregal atisba en su novela, precisamente, que las condiciones
de existencia y desarrollo de hombres y mujeres siempre han sido diferentes”,
ésta, contextualizando la situación: “…puede conjeturarse que el hecho político
en el que muere Loreto sea cualquiera de los golpes de Estado –a los que
curiosa y popularmente se los engloba en la palabra “revolución”-.
Fabiola Morales Franco y Alejandra Echazú Conitzer ahondan
en la relación maternidad-muerte. Morales, en su rodeo a la tragedia griega,
dice “La vida de Loreto queda entonces marcada ya no por el amor incestuoso, ni
por la lucha social, ni por la escritura prodigiosa sino por la maternidad
interrumpida, el hijo deseado convertido en monstruoso desenlace”; Echazú
señala que “La escritura se convierte para en su proyecto de maternidad, pero
éste también se trunca por la bala perdida: muere la madre y calla la palabra”.
Una lectura distinta es la que brinda Rosario Barahona
Michel, asociando la figura de Loreto a la de la heroína, en concreto a la de
Juana Azurduy, apoyada en otras figuras, entre ficticias e históricas: “Loreto
es una heroína callada pero alborotadora”.
Desde una mirada exterior, el italiano Fabrizio Catalano y
el chileno Enrique Riobó Pezoa dan cuenta muy diferente de su acercamiento a la
obra. El primero, ensaya una especie de divagación no tanto centrada en la obra
misma como en la figura de Bedregal: “Existe una notable diferencia entre
Bedregal y estas últimas dos pintoras (Remedios Varo y Leonora Carrington):
ellas casi no fueron tocadas por el imaginario precolombino, mientras que
nuestra escritora está impregnada por impulsos y atracciones indigenistas o
mágicas”; Para Riobó, en la línea de la búsqueda –frustrada debido a tres
condiciones- “El arrojo de Loreto en la búsqueda del enigma fue tal que le
provocó la muerte”.
A modo de cierre, mencionamos un entrañable álbum
fotográfico (una de las fotos me remite a un acontecimiento en el que estuve
presente) y el comienzo, paradójicamente, del libro, con entrañables
testimonios de Mario Frías Infante, Mariano Baptista Gumucio, Rosángela
Conitzer y Agustín Echalar Ascarrunz.
Bajo
el oscuro sol, ¿trata sobre la muerte o sobre la creación?
La respuesta está en el propio oxímoron del título.
(*) El autor agradece a Pablo Milanés por lo entrañable del
título prestado.
……………………………………………………………….
Ficha
técnica
Nombre del libro: Bajo
el oscuro sol de Yolanda Bedregal – 50 años
Producción: Carrera de Literatura (UMSA) para la Colección
La Biblioteca del Zorro Antonio
Coordinadora: Dra. Ana Rebeca Prada
Editora invitada: Mgr. Fátima Lazarte
Editorial: 3 600
Año: 2021, La Paz, Bolivia
Firmas:
Mario Frías Infante, Mariano Baptista Gumucio, Rosángela
Conitzer (entrevistados por Fátima Lazarte), Agustín Echalar Ascarrunz, Kathy
S. Leonard, Rosario Aquim Chávez, Rosario Barahona Michel, Fabrizio Catalano,
Alejandra Echazú Conitzer, Virginia Ayllón, Fabiola Morales Franco, Enrique
Riobó Pezoa, Débora Zamora Alcázar, Gaby Vallejo, Ana Rebeca Prada M., Leonardo
García Pabón, Willy Óscar Muñoz , Christian Quenta Herrera, Rodrigo Urquiola
Flores.
jueves, 21 de abril de 2022
Tornamesa: Rolling Stones "Their Satanic Majesties Request"
Por invitación del programa "Dimensión", comparto algo de mi colección.
miércoles, 20 de abril de 2022
Como la bolivianita
Mi fascinación por la bolivianita no es reciente. La tengo
de mucho antes y tal encantamiento ha seguido creciendo con el tiempo
–hace poco honré a mi esposa con una joya hecha con base en aquella-. Más
de una vez he dedicado breves textos a exaltar su particular belleza, misma que
no radica en la “pureza”, sino en los distintos grados de mezcla que posee.
Esta gema formada naturalmente en yacimientos del oriente,
registra, a la manera de una denominación de origen, su procedencia boliviana,
siendo de exclusiva extracción en nuestro país. Tanto cruda como cortada y
tallada se muestra atractiva, aunque su exportación, por ley, solo es permitida
si tiene valor agregado; sacarla fuera del territorio nacional en estado
“natural” es ilegal.
La preciosa bolivianita tiene una composición geológica y
una leyenda con dos versiones, aunque ambas coinciden en la figura de Anahí,
princesa ayorea –de ahí el nombre de la mayor mina que la alberga. Una de las
historias narra la historia de amor entre ella y un conquistador español, Don
Felipe, quien la desposó, pero, al intentar regresar a Europa llevándosela, los
lugareños decidieron matarlo, pero Anahí se interpuso ayudándolo a huir,
ofrendando su propia vida, no sin antes entregar a su amado a gema que hoy
conocemos como “bolivianita”, cuya conjunción de colores simboliza el amor.
También se cuenta que mientras Anahí recorría la selva
observo la presencia de extraños a caballo, fue a contar el hecho a su padre,
pero mientras lo hacía, los conquistadores arrasaron el poblado; el padre
consiguió escapar, pero la hija murió en sus brazos. Desde entonces, en memoria
suya, el hombre llevó la gema bicolor. Igualmente, lo simbolizado es el amor.
Físicamente, la gema está contiene, de forma combinada,
aunque no estrictamente fusionada, dos piedras preciosas: citrino y amatista, lo
que le otorga un encanto singular: dos tonos de reflejo consonante.
Con total propiedad puede decirse que nuestra tan boliviana
bolivianita es una gema mestiza. Más aún cuando las piezas, ya sea en bruto o
procesadas, tienen distintos grados de presencia de una u otra de las
mencionadas piedras, tal como el mestizaje se presenta en la biología y en la
cultura: no como una mezcla a partes iguales, sino como una gama ilimitada de
posibles combinaciones, sin que por ello se deje la condición del ser producto
de la conjunción de elementos que se manifiestan en un cuerpo o en una expresión
multiplicados ad infinitum.
El proclamar interesadamente que uno es de composición
étnica químicamente pura, es desconocer el proceso de mestizaje desarrollado
durante siglos y ampliado los últimos 50 años por el fenómeno de la masiva
migración global, lo que no niega la existencia de grupos, unos más grandes que
otros, cuya pervivencia de sus culturas y tradiciones, incluidas sus lenguas ancestrales
(cuya preservación es vital), han experimentado menor grado de relación
(mestizaje) con otros –sobre todo, aquellos que permanecen alejados de las
grandes concentraciones urbanas-.
He hecho estas referencias, entre metafóricas y factuales,
a raíz de la falacia de la negación del mestizaje promovida por el régimen en
su propósito de sostener un discurso ideológico “purista”, cayendo, inclusive,
en el ridículo, como la ministra que, sin ponerse colorada, dice que Bolivia
“es un pueblo indígena originario campesino”.
Lo que sostengo va más allá de la inclusión o no de la
categoría “mestizo” en la boleta censal. Así como no encontramos dos piezas de
bolivianita exactamente idénticas, de la misma manera somos l@s bolivian@s:
iguales y divers@s al mismo tiempo. Mestiz@s, en suma.
jueves, 7 de abril de 2022
La "wawacracia"
Dejemos de lado momentáneamente la guerra interna del
régimen, misma que ha adquirido niveles de sordidez nunca antes vistos, al
punto que más parece un ajuste de cuentas entre cárteles narcotraficantes que
un ejercicio democrático de disputa por el liderazgo.
De lo que me quiero ocupar es de aquellos exabruptos que,
aparentemente, fueron propagados intencionalmente a objeto de desviar la
atención que la ciudadanía tenía puesta sobre, justamente, la fractura del
régimen. Está por demás recalcar que tal propósito no fue conseguido y que el
centro de interés seguirá siendo el fuego cruzado entre “arcistas” y “evistas”,
con Choquehuanca agazapado en algún rincón.
Si bien ya perdieron actualidad, precisamente por su
artificiosidad, tales exabruptos son sabrosa materia prima para una columna. En
honor al Vicepresidente –prolífico en ellos- he denominado a la presente “la
wawacracia”.
Hubo un tiempo en el que el prefijo “wawa” tuvo
connotaciones de ternura y cierta picardía. Se acuñó, por ejemplo, el término
“wawaministros” respecto a algunos miembros del gabinete de Alfredo Ovando
Candia; Mariano Baptista Gumucio (Educación) y Marcelo Quiroga Santa Cruz
(Minas y Petróleo). Por entonces era aún raro ver a jovenzuelos en tales
cargos. El mismo denominativo pudo haber encajado perfectamente a los jóvenes
Jorge Quiroga y Carlos Alberto Goitia cuando ejercieron como dignatarios de
Estado. Hoy es más bien común tener a menores de 35 años en buena parte de las
carteras de Gobierno.
Los tiempos cambian y aquello que alguna vez tuvo
connotaciones cariñosas y positivas, adquiere las contrarias, es decir, odiosas
y perversas.
Cuando el señor Choquehuanca pidió “cuidar a la wawa” para
referirse al malentretenido que destruyó un bien público -más allá de ser una
pieza artística- mandó el mensaje de que, en lugar de sancionar a quien comete
delitos, hay que premiarlo –dicho sea de paso, este personaje maneja un
discurso “místico” similar al del señor Kanashiro, el tiznado postulante a
Defensor del Pueblo-. Esa inversión de
valores tan cara al régimen.
A partir de tal desatino, lo de “wawa” no tiene que ver con
la edad sino con la actitud. Así pues, más tarde, aparece un parlamentario del
régimen proponiendo la declaratoria de patrimonio cultural a la dinamita, ese
explosivo que aterrorizaba a la ciudadanía cada vez que había marchas contra el
Gobierno. Más de un manifestante quedó mutilado por mala manipulación de un
cachorro, para no mencionar a autoinmolación del señor Picachuri que también
causo dolor a otras familias. La “propuesta” de esta wawa me hizo recordar la
del nefasto Eugenio Rojas, ya muerto, quien hablaba de “legalizar la tortura”.
Luego salió la wawa pirómana, de conocido expediente, anunciando
que prepara un recibimiento a las nuevas unidades de La Paz Bus, más conocidas
como “Pumakatari”. Imaginamos, por los antecedentes del sujeto, que será una
bienvenida con lanzallamas y bombas Molotov. Ya que hablamos de este individuo,
no deja de sorprender el tupé que ha tenido para inscribirse como postulante a
Defensor del Pueblo. Sería el colmo que, luego de sus fechorías, sea premiado
con el puesto.
Hay casos menos atractivos, pero este recuento de wawas no
podía acabar sin mencionar a la directora de AJAM, que no tuvo empacho de hacer
encarcelas a uno de sus funcionarios porque le disgustó un meme que ella misma
le había encargado. ¡Muy wawalones andamos!