De fondo suena la canción homónima de Joan Manuel Serrat.
Y a
cambio de una cerveza/ por la noche, en la cantina/ con exótica destreza/
regalaba sombras/ sombras de la China.
A medida que se van conociendo detalles del modus
operandi de la CAMC, la empresa china involucrada en el presunto –es una
formalidad de norma- caso de tráfico de influencias ligado, a su vez, con la
presunta madre de un hijo de Evo Morales que éste, a su vez también, prefiere
ignorar entonando algo así como “no me pregunten por él, yo qué les puedo
decir; no me pregunten por él, yo ya no quise seguir”, nos vamos desayunando de
singulares hechos como, por ejemplo, de la existencia de tres empresas con ese
nombre, buena manera de despistar en caso de ponerse en evidencia algún desliz
cometido por una de ellas y zafar diciendo “yo no fui, fue la CAMC de al lado”.
Sombras
de la China/ sombras de la China/ Vea correr la liebre por la cortina/ al ganso
haciendo el ganso/ al héroe y al villano.
¿Es ése un método chino? ¿Es pura coincidencia? Pero
vayamos más allá. La CAMC –o una de ellas- tiene registrado como capital
inicial la ridícula –en relación a la pingües ganancias que llegará a amasar-
suma de Bs. 40 000.- (Cuarenta mil ºº/¹ºº Bolivianos), monto que en el mundo normal
no alcanzaría ni para poner una chifa de regular dimensión. Veamos qué negocio
se puede comenzar con dicha cantidad de recursos: una buena salchipapería, una
atractiva jadoquería, una nostálgica bonetería, una modesta lencería… ¡pero, en
modo alguno, para montar una empresa que en breve tiempo se haga de contratos
por quinientos millones de dólares!. Si en esta danza de millones no hay
tráfico de influencias, yo me llamo Kung Fu Panda.
El
amor llegó en abril/ recitando viejas coplas/ las manos llenas de besos/ los
besos llenos de sombras
Otra grosería del chinese
way of deal resultó ser la falta de escrúpulos para asegurarse un negocio,
cualquier negocio, con el Estado: se infiere, por ejemplo, que, una vez
detectadas la debilidad de una dama por los dolarachos y su llegada directa al
poder, tenerla como “ejecutiva” en su staff les serviría para tal efecto. Pero,
una vez suscitados los hechos de dominio público y tras un primer intento de
avalarla, “si te he visto, no me acuerdo”, y a tomar las de Villadiego.
Y
con ella voy y vengo/ fijo en que al volver la esquina/ lo que soy y lo que
tengo/ sólo serán sombras/ sombras de la China
¿Y con qué nos sale el embajador del país asiático? Con
una perla del tamaño de la Gran Muralla: “(el caso CAMC-Zapata-Estado
Plurinacional) Es un pequeño problema y sabemos cómo solucionarlo”. Con más
sombras, por supuesto.
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