¿Se ha enterado el régimen de que fue derrotado en el
referéndum del 21-F? Hago esta inocente pregunta porque a juzgar por sus actos
posteriores al mismo parecería que el recuento continuara o que la consulta fue
un sueño de opositores trasnochados. Es más, un parroquiano que se hubiera
perdido el resultado de las urnas pensaría que el “Sí” se impuso con el 70%
proclamado por Morales y García antes del verificativo referendario.
Lo que se escuchó de parte del derrotado caudillo en
lugar de una admisión clara, que dé certidumbre al país, de que la ciudadanía
decidió poner coto a sus afanes prorroguistas, fue una retahíla de negaciones y
amenazas, coronadas por un desafío a someterse a un referéndum revocatorio,
prueba de que el combustible político del régimen es la campaña permanente, en
desmedro de la gestión y de la honestidad.
Sé que sus allegados –vulgarmente llamados
“amarrahuatos”- tiemblan ante la sola idea de mirarle fijamente a los ojos;
pero, así fuera con la cabeza gacha, tendría que haber alguien que le quite la
venda de los ojos y le diga: “Señor presidente, con todo respeto, ¿no ve que
hemos perdido? Así como lo escucha, hemos perdido, usted ha perdido, el MAS ha
perdido, el vicepresidente ha perdido”.
Porque, de otra manera, el régimen continuará actuando
como si tuviera el poder, cuando, en realidad, ya no lo tiene; por lo menos el
poder que ahora descansa en una mayoría ciudadana. Ciertamente conservan los
“dos tercios” en el Parlamento, pero ya no les acompaña la ciudadanía
(“legitimidad de origen” y “legitimidad de ejercicio”, ¿le suena, Sr. García?).
La pregunta para un referéndum como el reciente tenía
carácter abstracto en el sentido de que no se refería a una o dos personas en
particular sino a los cargos –independientemente de quien los ocupara al
momento-. Cuando Morales personaliza el sentido de la pregunta y,
desaprensivamente, sentencia que es para saber si la gente lo quiere o no lo
quiere, la convierte en una pregunta plebiscitaria y se juega entero para luego
ser derrotado junto a su acompañante.
Entonces, aplicando el razonamiento del mandatario,
tenemos que no sólo han sido derrotados, sino que, además, la ciudadanía no los
quiere –que, incluso, en algún grado, los desprecia-.
Señor Morales, aquí le va un cable a tierra: usted es
malquerido en este país; y lo es, junto a sus valedores, porque su nombre está
asociado a la más descomunal corrupción que haya experimentado jamás el Estado,
está vinculado al más grosero abuso de poder registrado en tiempos
democráticos, está estigmatizado por una degradación moral sin parangón en
Bolivia. Su régimen ha superado, ampliamente, cualquier precedente en alguno de
esos sentidos.
Pero, en vez de una autocrítica sincera y una admisión
con algún sentido de honorabilidad, le escuchamos cargar contra las redes
sociales e insinuar que volverá a candidatear en 2019.
Su caso, señor malquerido, es inverso al del bien amado,
ese personaje de novela que, siendo alcalde, hace construir un cementerio pero
como para “estrenarlo” se necesitaba un muerto y para su “mala suerte”, por la
gracia de Dios, el anhelado cadáver no aparecía, a pesar de que se intentaba
provocar muertes, el cementerio, finalmente se inaugura, siendo, precisamente,
el alcalde su primer morador.
Usted está construyendo algunas edificaciones para
satisfacer su ego. No digo que no le alcance el tiempo para disfrutarlas, pero
lo hará por breve lapso. ¿Sabe por qué? Porque la ciudadanía le ha dicho
–actualizado a la fecha de publicación de esta columna- que le restan 3 años,
10 meses, 28 días y algunas horas (un total de 1 439 días) para completar su
mandato. Ni un día más, ni un día menos. Espero que lo entienda y lo cumpla.
4 comentarios:
Clarito como el agua. Muy bien Puka
Clarito como el agua. Muy bien Puka
Muy bueno.
Mis felicitaciones, usted expresa total y claramente lo que la mayoría del pueblo siente.
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