viernes, 25 de mayo de 2012
El "Factor OEA"
Ocurre en lo doméstico y ocurre en lo estatal. El recibir invitados en casa supone un protocolo que va desde la comida hasta la música a ponerse, pasando por que los componentes de la familia se comporten “a la altura del acontecimiento”. La idea es que el ambiente resulte acogedor, tanto en las formas como en la sustancia.
Asumiendo que de ordinario tenemos la casa ordenada, el piso reluciente, la vajilla limpia y, sobre todo, unos hijos bien educados, de todos modos haremos un esfuerzo extra para que esto “se note”. Sin exagerar, porque ya pecaríamos por afectación.
Pero ¿y si no?, ¿si el baño huele a mil demonios, si hay grasa en la cocina, si el caos se ha apoderado del hogar, si los chicos son unos diablillos incorregibles?... Una opción es encarar con seriedad la recepción y ponerse a trabajar en la limpieza y la armonía del lugar, amén de concientizar a los muchachos sobre la importancia de la misma confiando en que no “den la nota”. La otra opción es esconder la basura debajo de la alfombra y atiborrar a los pequeños con caramelos para mantenerlos distraídos evitando que interfieran en la reunión.
Mayor complejidad, desde luego, implica la organización de un acontecimiento en la que un Estado funge como anfitrión. Cada detalle será juzgado sin concesiones por los visitantes, los presidentes de varios países y sus respectivas comitivas: la seguridad, las comunicaciones, el protocolo, el alojamiento, la comida… y algo que escapa a la buena o mala voluntad de un determinado régimen político: el clima social. Me refiero, desde luego, a la Asamblea General de la OEA a desarrollarse en Cochabamba, y que está a la vuelta de la esquina.
El país se encuentra más o menos como la casa desastrosa descrita previamente y sus moradores algo cabreados con los administradores del mismo; una marcha de indígenas los está interpelando ante el mundo y una seguidilla de hechos de corrupción y abuso de poder se ha destapado. El régimen ha optado por esconder la porquería debajo de la alfombra y hacer como si todo estuviera en orden… pero el TIPNIS no se ha dado por enterado y no ha entrado al juego.
¿Entrará la OEA al juego del régimen?...
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