jueves, 23 de junio de 2011

Melagarevadas

Pese a las obvias similitudes a resultas de la comparación, no es lo más adecuado trazar paralelismos mecánicos entre personajes cuyo pintoresquismo ha dejado su impronta en el imaginario social. En tal sentido, hay que reconocer que también cada quien tiene atributos que le son propios, tanto como circunstancias (contextos) que los diferencian. Lo que queda, descartando tales singularidades es, por supuesto, una tipología en común que, aunque parcial, los emparenta ante la historia. Digo esto ante la aparición de un opúsculo que recopila algunas de las ya recurrentes groserías verbales con las que el Dr. Juan Evo Morales Ayma la emprende cotidianamente, agrupadas bajo el rótulo de “Evadas”, el mismo que no puedo dejar de asociar al conjunto de similares dichos que O’ConnorD’Arlach puso en boca del Gral. Mariano Melgarejo.

Si bien nadie está libre de cometer un gazapo –y quienes ejercen la primera magistratura no están, en absoluto, exentos de ello y, por el contrario, son más proclives a caer en ellos dado su alto grado de exposición pública- solo algunos tienen el dudoso honor de engalanar la vitrina de los hazmerreíres palaciegos dado su especial talento para hablar sandeces –por decir lo menos- que usualmente, y esto es lo peor, van acompañados de actos tan desproporcionados como las palabras que les da por expeler cual si de gases estomacales se tratara. Dado su personal sello, la ciudadanía emplea un derivado del nombre de sus titulares: “bushismos”, “evadas”… Dicho y hecho.

Hecha la salvedad introductoria, podemos decir que el tarateño, ese “caudillo bárbaro” en la tipología de Arguedas, no contaba hasta ahora con un epígono digno de su talla; Barrientos se le aproximó bastante y Max Fernández no llegó a Presidente. Y llegó el inefable Doctor Morales Ayma, el más serio aspirante a superarlo en la materia.

La fama del General llegó incluso a la gran literatura entremezclado con otros caudillos latinoamericanos para dar entidad al “Primer Magistrado”, el personaje de la novela “El recurso del método” de Alejo Carpentier. Este personaje tiene un poco de varios tiranos regionales y su parte melgarejesca aparece en pasajes como: “… montado en su caballo Holofernes, fuerte alazán de relumbrante pinta, desbocado y cerrero con todos, pero hipócritamente sometido a un amo que, cada tarde, le llevaba a las cuadras, un cubo de cerveza inglesa –Guinness, de la mejor- recibido siempre con jubilosos relinchos”. Se me ocurre que, a falta de imponente corcel, los caprichos de su émulo se satisfacen con ostentoso avión adquirido sin apego a la legalidad (y con su parejita rusa por venir en las mismas condiciones, habrá que agregar).

En razón del tiempo que le tocó vivir, el tirano no mentó a la Coca Cola ni a las hormonas femeninas, pero, a no dudarlo, lo ha hecho, de curiosa manera, mediante la labia de su lejano sucesor. Pero lo que el tiempo no ha impedido es que tanto uno como otro saquen a relucir su olímpico desprecio por la institucionalidad y las leyes; aquél en aseveraciones como “¡El que manda, manda, y cartuchera en el cañón!” o “Sepan que a la Constitución de 1861, que era muy buena, me la metí en un bolsillo, y que a la de 1868, que según estos doctores es mejor, ya me la he metido en este otro y que nadie gobierna en Bolivia más que yo”; equivalentes a “Estar sometidos a las leyes es perjudicarnos”, “yo le meto nomás” o “Es más importante defender los derechos de la Madre Tierra que los Derechos Humanos”, dichas por éste.

Más penoso, sin embargo, resulta ver cómo hay quienes les hacen coro (en versión política de los corifeos) a estos desafinados “terrores”. En fin, que me voy a escuchar La gota fría.

2 comentarios:

Agustín Mercado dijo...

Me permito agradecerle por la valentía con que esgrime sus ideas.
Un cordial saludo.
Prof. Agustín Mercado

Anónimo dijo...

No pretendo justificar ni defender al Sr. Presidente del Estado, pero hay algo que en conversaciones con amigos he sostenido hasta con vehemencia, es que nunca tuvimos ejemplos edificantes en la Presidencia de nuestro país
(todos hombres de acción) y como Evo Morales es producto legítimo de nuestra cultura politica... así nos va; ergo, otra cosa no podemos esperar. Y ahora me voy a escuchar a Barry Manilow.
Saludos
Julio Genovés