domingo, 3 de agosto de 2008

Entre Líneas



“¿Usted está de acuerdo con la continuidad del proceso de cambio liderizado por el Presidente Evo Morales y el Vicepresidente Álvaro García Linera?” es, como se sabe, la pregunta que el ciudadano deberá responder negativa o afirmativamente al momento de marcar la papeleta impresa para tal efecto con motivo del referéndum revocatorio. Inocente en apariencia encierra, sin embargo, connotaciones perversas independientemente de la opción que resultare perdidosa. En un caso generaría un vacío de poder de descomunal dimensión; en el otro, la aplicación, prácticamente de facto, de la Constitución perpetrada entre La Glorieta, Oruro y la Lotería. Por cierto que esta interrogante no pasó por la comisión de estilo de la Lotería. De haberlo hecho, hubiera se hubiera puesto el verbo antes del pronombre al inicio de la misma y se hubiera sustituido el término “liderizado” por el correcto, es decir “liderado”.

Ahora bien, comoquiera que algunas frases traicionan a sus autores, se me ha dado por descubrir el sentido oculto de la susodicha pregunta, para lo cual he quitado todo lo que de innecesario tiene la misma, y la cosa ha quedado así: ¿es cuerdo eso de el Evo y el Álvaro? –compruébelo, por favor-.

MI respuesta a la versión “profunda” no admite duda: No, porque si de algo carece “eso” de ambos personajes es de cordura; tiene, por el contrario, mucho de demencial. La reciente admisión hecha por el primero de que se pasa por la entrepierna a la Ley es solo comparable a las sandeces que Melgarejo solía espetar. Don Mariano no era precisamente el mejor ejemplo de sensatez.

Fíjese en la similitud de las declaraciones:

“¡He aquí para lo que sirven los ministros: para hacerle a uno observaciones y ponerle dificultades! ¡Maldita la hora en la que formé gabinete! Sin él, ya habría dado mi orden general….” (Melgarejo, en Hechos y Dichos del General Melgarejo. Tomás O’Connor D’arlach).

“Cuando algún jurista me dice: ‘Evo, te estás equivocando jurídicamente; eso que estás haciendo es ilegal’, bueno, yo le meto por más que sea ilegal. Después les digo a los abogados: ‘Si es ilegal, legalicen ustedes, para qué han estudiado’”. (Evo Morales, publicado por La Razón 29/07/08).

Mientras usted se recupera de la perplejidad, permítame contarle lo que el Presidente omitió mencionar. Una fuente absolutamente fiable, que corrobora a plenitud lo afirmado por Morales, me dice que el asunto no queda ahí: un ex asesor jurídico de Palacio que se atrevió a prevenir a Evo de que sus acciones carecían de legalidad, recibió, además de lo revelado por éste, la siguiente recriminación: “¿Es usted de Podemos? ¡infiltrado! ¡traidor!”.

Con esta su apología del delito, al mejor estilo autocrático, el Presidente nos invita a ser evasores de impuestos, asesinos en serie, contrabandistas, violadores, traficantes de órganos, proxenetas, asaltantes, cogoteros, narcos, falsificadores, cacos, piratas y demás lindezas del crimen. No, gracias, don Evo; Yo hago profesión del Estado de Derecho.

1 comentario:

Ego Ipse dijo...

Interesante deformación.... Habrá "similitud" cuando los roles, modos de comportamiento, prácticas sociales de "juristas" (un técnico) y "ministros" (un político) se acerquen entre sí. Ergo, nunca. De ahí la deformación...

De todas formas, no está de más que algún "jurista" haga un trabajo de asesoría al político que escribió este post. No vaya a ser procesado por calumnias e injurias por acusar de un delito que, como el de "apología del delito", no se ve por ninguna parte en las declaraciones citadas. Parece que también acá, cuando se está frente a la alternativa de cometer una ilegalidad, "se le mete nomás". En lo personal me parece una soberana irresponsabilidad desinformar a la opinión pública de semejante forma.