miércoles, 29 de noviembre de 2023

Para el Tigre lo que es del Tigre

 


En esta ocasión, el hincha se impone al columnista, dejando de lado el terreno resbaladizo para ocuparse de algo más trascendental, lindando con lo místico: su pasión aurinegra.

Probablemente lo que uno adquiere por elección tiene dos micras más de mérito que aquello que nos viene dado. Algunos ámbitos de nuestra vida son decididos por otros, de acuerdo a sus creencias y también a sus posibilidades económicas –el colegio, por ejemplo; y uno puede llegar a encariñarse con el que le tocó en suerte-, otros aspectos nos son “heredados”, como ciertos gustos y sabores o, más generalmente, nuestra inserción a una determinada cultura. Eventualmente, esto sucede con el club de fútbol con el que alguien se identifica. En principio, por su proximidad, están los equipos del lugar, para el caso de La Paz, los dos clásicos rivales y, de forma intermitente, alguno que brille temporalmente. En buena medida es en la familia que se “transmite”, más o menos por ósmosis, tal transferencia.

En mi familia no había una tradición futbolera, por tanto, mis hermanos y yo tuvimos que elegir a cuál le íbamos –éramos seis, de los cuales el “score” resultó 4-2 a favor del que yo me hice hincha-. En principio, en lo personal, el club celeste quedó descartado de toda opción y tuve que decidirme entre Always, Universitario o The Strongest. El accidente aéreo de 1969 –escribí un relato sobre ello- resolvió mi indecisión. Soy atigrado desde entonces y mi pasión no ha hecho más que crecer.

Cuando ya parecía un estigma eso del “eterno segundo” –un sambenito exagerado- llega este título a falta de dos fechas para el cierre oficial del torneo anualizado, por llamarlo de alguna manera. Mala fe o mera coincidencia, entre el anterior título de Tigre y el conseguido ahora, el club marchaba como puntero en dos sendos campeonatos que se suspendieron –uno por la pandemia y otro por el paro por el censo-. Ganó los premios, pero no se le reconoció título de campeón alguno. Y con el Tricampeonato obtenido, tenemos sobrados motivos para el regocijo.

Casi ocurre lo mismo esta gestión. Con The Strongest en la cima, se intentó truncar la competencia con el argumento de casos particulares de arbitrajes aparentemente arreglados –que en ningún caso tocaban al Tigre-.

Por eso es que este título se lo saborea con especial gusto. The Strongest venció obstáculos –inclusive dirigenciales internos- deportivos y extradeportivos. Y acá está, enhiesto y generoso, para decir que la vida es bella.

Por eso, parafraseando el estribillo de la canción de Piero, cierro estas líneas cantando “Para el Tigre lo que es del Tigre; porque el Tigre se lo ganó. Para el Tigre lo que es de Tigre; para el Tigre, mi corazón”.


No hay comentarios: