miércoles, 1 de noviembre de 2023

Los tres

 


Cuando los dados cargados de la justicia masista parecían, una vez más, inclinarse del lado de los abusos del régimen, sucedió algo difícilmente previsible: los dados cayeron del lado del restablecimiento del estado de derecho y del debido proceso, por obra y gracia de tres jueces de la jurisdicción de El Alto quienes declinaron competencia el reciente caso que la Fiscalía les remitió. El argumento no puede ser más claro: en su condición de expresidenta constitucional, la señora Jeanine Áñez Chávez no puede ser sometida a juicio por la vía ordinaria; lo que le corresponde es uno de responsabilidades.

¿Qué pudo haber ocurrido para que esta “anomalía” –sarcasmo- tenga lugar nada menos que en un tribunal de El Alto? ¿Qué pudo haber pasado por la cabeza de estos tres jueces? ¿Enloquecieron (contradecir al poderoso Lanchipa es un acto de locura)? ¿Tuvieron un rapto de sensatez legal? ¿No midieron las consecuencias personales de su acto?... Voy a intentar responder con algunas conjeturas tal cuestión.

1.    Probidad profesional de los tres

Aunque en primera instancia pueda calificarse como ingenuidad el atribuirles algo tan escaso en la justicia de estos tiempos, no se puede descartar que los tres colegiados hubiesen actuado de manera ética y apegada al debido proceso y a las prescripciones constitucionales. De haberse dado esta posibilidad, estos operadores de justicia merecen un reconocimiento especial de la ciudadanía porque devuelven la fe en una administración de justicia independiente, que no se somete al poder de turno. Se puede alegar que sólo están cumpliendo con su trabajo, haciéndolo correctamente, pero cuando el resto del sistema judicial está sumido en la podredumbre, el hecho brilla precisamente por su singularidad, dadas las circunstancias.

2.    Curarse en salud

No es desconocido ni para los operadores del ministerio público que este proceso no tiene sustento legal constitucional y que, tarde o temprano, instancias internacionales pondrán en la picota al Estado boliviano y señalarán a quienes, actuando por complacencia al poder político, cometieron tal barbaridad. Los tres habrán sopesado, pensando en sus familias y en su prestigio profesional, la conveniencia de hacerse cargo del juicio o no. Aunque no es la mejor manera de “resolver” una solicitud, el resultado sigue siendo impecable.

3.    “Papa caliente”

Los tres pudieron haber medido el posible impacto de hacerse cargo de un juicio viciado y de toda la presión social que caería sobre sus espaldas. Sacrificaron “lealtad” al instrumento por tranquilidad en sus vidas y las de su entorno familiar y profesional. Igualmente, a la luz de la declinatoria, la justicia se manifiesta de manera más esperanzadora.

4.    Jugada del régimen

Es plausible también la hipótesis de que los tres hubiesen pactado con el    régimen una especie de señuelo dada la proximidad de la reunión de la CIDH en la que el Presidente exponga la magnanimidad e independencia del sistema judicial boliviano, así como el respeto absoluto a los derechos humanos. Más tarde, luego de un tiempo “prudencial”, remitirá el proceso a otro juzgado, mismo que dará curso al mismo por la vía ordinaria.

Sin embargo, en el entretiempo, la causa por un juicio de responsabilidades para la expresidenta constitucional debe extenderse en todos los ámbitos posibles, de manera que, si el régimen quiere burlar esta declinatoria.

Si la misma fue por los puntos 1 o 2, descritos previamente, mis respetos por los tres, encomiando a la ciudadanía a cuidarlos ante una probable arremetida de acoso por parte del MAS.


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