De manera análoga a la forma de instrumentalizar las instancias
estatales con la que los regímenes de Nicaragua y Venezuela socavaron la
democracia, el de la corporación azulada no duda en cometer groseras torpezas
en tal afán, aunque luego quede muy mal parado.
Así viene ocurriendo con las actuaciones judiciales en
torno a lo que el régimen denomina “golpe de estado” en la medida en que
mientras más testimonios afloran, va quedando más claro que tal cosa solo es
fruto de la sed de venganza del señor Morales Ayma y de sus adláteres por no
haber podido salirse con la suya –generar un vacío de poder en noviembre de
2019, lo que hubiese sumido al país en un caos de colosales proporciones- e
intentar retomar el poder por otras vías –“guerra civil”, por ejemplo-. La
sensatez de un grupo de líderes e instituciones de alto prestigio condujo a la
sucesión constitucional que llevó a la pacificación y a elecciones, producto de
las cuales el señor Arce Catacora es presidente de Bolivia.
Las revelaciones de algunos de los actores del proceso de
reconducción institucional, particularmente las del expresidente Quiroga, ante
la dejación del cargo presidencial y las sucesivas renuncias de personajes que,
por instrucciones del jefazo, no asumieron el lugar que les correspondía,
produjeron lo que bien se dio en llamar un “efecto búmeran”, producto del cual las
tensiones dentro de la corporación se intensificaron. La insostenible versión
del régimen se puede resumir, a estas alturas, así: Una vocinglera exdiputada
que votó por la ampliación del mandato del Congreso, se la pasa despotricando
contra todo aquel que no acata sus “instrucciones”, como lo hicieron en el caso
de la expresidenta constitucional Áñez, expidiendo una sentencia al margen de
todo debido proceso.
El más reciente exabrupto persecutorio que el régimen ha
cometido es el absurdo proceso por “homicidio culposo” a través de un
particular que alega parentesco con el presidente del Colegio Médico, Luis
Larrea. El propio denunciante admitió que desde hace quince años no tenía
contacto con el padre del acusado. Un rapto de vergüenza debió haber sentido la
jueza al conocer el infame caso que dispuso la libertad pura y simple del aprehendido.
En el interín, se filtró un audio en el que se escucha presuntamente al
ministro de Salud instruyendo montar casos contra el gremio médico. Mientras
tanto, la atención en salud de la población se encuentra en deplorable situación.
Hace una semana, durante la conferencia que brindó el
Secretario General de la Juventud Socialista Internacional (IUSY), Ricard
Torrel i Blanquet, en el marco de la Cátedra “Nelson Mandela”, le hice una
pregunta a propósito del deplorable rol que viene desempeñando el exjefe de
Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero quien anda en afanes de
legitimar las autocracias latinoamericanas como las mencionadas al comienzo de
esta columna –hace poco estuvo en nuestro país, en plan de zalamería con
Morales Ayma-.
El moderador, Julio Aliaga Lairana, leyó mi pregunta y el expositor,
a su vez, le preguntó si podía responderla en italiano, a lo que el primero
comentó “no sé si se entenderá, pero adelante”. Enseguida, Torrel soltó la
interjección “Va fan culo” que, según el caso, tiene más de una equivalente en
castellano; quizás la más aproximada al presente sea “que se joda”, para luego
lamentar que, a pesar de ser su amigo, no puede admitir el extravío en que se
encuentra el aludido.
Dicho esto, me permito dedicar el título de esta columna a
quienes, desde el poder, quieren minar la democracia y sus instituciones. Ya
les han infligido enorme daño y ya viene siendo tiempo de recuperarlas.
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