Publicado en la edición de Alasita de Página Siete
Como bien sabemos, “alasita” es un vocablo aimara que
significa “comprame” como, de forma coloquial, un(a) vendedor(a) invita a un(a)
persona a adquirir la mercadería que ofrece.
Aplicada a la feria que lleva su nombre, dicha palabra no podía, dadas sus características, tener un denominativo más apropiado, tan vinculado al habla de los paceños.
Aplicada a la feria que lleva su nombre, dicha palabra no podía, dadas sus características, tener un denominativo más apropiado, tan vinculado al habla de los paceños.
Digo esto dado el uso/tendencia de los que crecieron en este
rincón del mundo a abusar en extremo del diminutivo que –vaya casualidad, se
forma con el morfema “ito”, “ita” –según el género al que se refiera- a manera
de sufijo-.
Piense usted, si es de esos paceños de origen o adopción, cuántas veces al día echa mano del diminutivo, en las más diversas circunstancias. ¡Y no me venga con que eso es cosa “del pueblo”!
Piense usted, si es de esos paceños de origen o adopción, cuántas veces al día echa mano del diminutivo, en las más diversas circunstancias. ¡Y no me venga con que eso es cosa “del pueblo”!
Sin embargo, el modo “Alasita” no debería ser simplificado
al de la mera de la admiración por la miniatura. El modo “Alasita” es, por el
contrario, en realidad, el de pensar (soñar) en grande a partir de lo chiquito.
Así pues, cuando visitamos la feria, nos encontramos en el
grandioso reino del diminutivo en realidad aumentada.
Espero que le haya gustado este articulito (que algún día se
convertirá en articulote).
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