domingo, 21 de enero de 2018

Expresando Dolores (para Página Siete)



El 15 de enero, Dolores O'Riordan, la inconfundible voz de The Cranberries, falleció repentinamente y Puka Reyesvilla la recuerda a partir de la interpretación de sus canciones y su aporte como compositora.
Hubo una temporada en la que la canción  Zombie  sonaba en mi morada a todas horas. Mi hijo –de seis años entonces- estaba aprendiendo a tocar batería y le daba sin piedad a la dichosa pieza. Yo, encantado, le alentaba a seguir haciéndolo. Corría 2004.

Más recientemente, hace una semana exactamente, tomé al azar un disco recopilatorio de “baladas rock” y lo puse, a manera de sonido ambiente, mientras realizábamos, con mi esposa, trabajos académicos. Dos canciones de dicho rejuntado rompen drásticamente la línea romántica del mismo; una de ellas, Ode to my family. Corría 2018.


Lo que ambas contienen es Dolor –así, con mayúscula-, dolor cantado ante las atrocidades a las que conduce el fanatismo –religioso, político o de cualquier otra índole-. La primera de ellas, a propósito del atentado perpetrado en 1993 por el Ejército Revolucionario Irlandés (IRA) en la ciudad inglesa de Warrington que dejó como saldo dos niños muertos. 

La segunda, entremezclada con algunas referencias autobiográficas, a manera de lamento-homenaje por las víctimas de la guerra en Yugoslavia. Ambas piezas forman parte de  No need to argue. Corría 1994.

Estamos hablando de TheCranberries, la emblemática banda irlandesa que logró hacerse un espacio en el círculo del genéricamente llamado “rock alternativos” de los noventas. 

Pero si nos ponemos más detallistas, estamos hablando de Dolores O´Riordan, la verdadera artífice para que éstos y otros temas del grupo hubiesen alcanzado el reconocimiento que trasciende lo temporal. Su talento como autora e intérprete fueron fundamentales para relanzar un proyecto a punto de naufragar hasta que, con su llegada, las puertas de la popularidad se le abrieron de par en par.

La calidad de los textos que O´Riordan escribió para luego cantarlos tiene en los títulos de referencia –los tomo como ejemplo por ser, quizá, los más identificables en nuestro medio- una muestra representativa del resto de su obra.

Algunas líneas de  Zombie, rezan: 

Es el mismo viejo tema desde 1916 

En tu cabeza, 

En tu cabeza ellos aún están luchando 

Con sus tanques, y sus bombas, 

Y sus bombas, y sus armas, 

En tu cabeza, 

En tu cabeza ellos están muriendo. 

Se dice que una nueva versión de  Zombie  iba a ser grabada por Dolores este año. No podrá ser.

En lo que a  Odeto my family  se refiere:

¿Me ves? ¿Ves?

¿Te gusto? ¿Te gusto de pie?

¿Lo adviertes? ¿Lo sabes?

¿Me ves? ¿Ves?

¿A alguien le importa?

La última pregunta es el doloroso leitmotiv de la canción. ¿Tendría que importarnos la repentina muerte de Dolores? Más que importarnos, conmovernos, diría. No cumplía el perfil del candidato a ser el próximo y acaba de inaugurar la lista de los que nos dejarán durante esta gestión. 

O´Riordan se fue con apenas 46 años en su haber. No es la más joven de las figuras del rock en marcharse antes de tiempo, pero salvo ese detalle estaba en la flor de la vida, ¿o no? 

Sin afán de hacer comparaciones, generalmente odiosas, ni de levantar estadísticas forenses, anotaremos que Lennon fue asesinado a sus 40, Elvis se fue a los 42, Whitney Houston a los 48, Bob Marley a los 36, Freddie Mercury a los 45, Michael Jackson a los 50… para no hablar del  “Club de los 27”, integrado por Brian Jones (The Rolling Stones), Jim Morrison (The Doors), Janis Joplin, Jimi Hendrix, Kurt Cobain (Nirvana), Amy Winehouse y otros. La nómina es, hoy por hoy, extensa.

Pero mientras algunos de ellos vivían haciéndole guiños a la Parca dadas sus aficiones incontroladas, otros, como la “culpable” de estas letras, llevaba una vida menos rumbosa, lejos incluso de farándula y sus miserias. ¿Que tuvo episodios con sustancias no santas? Sí, pero no al grado de dependencia ¿Que padecía trastorno bipolar? No lo podría certificar que lo hacía, pero hay personas que conviven con ello hasta avanzada edad. Hay algo que no cuadra pero, salvo por morbo, tampoco nos incumbe.

Lo que sí debe importarnos es reconocer el lugar que ocupa en la música de estos tiempos; cosa que, en mi criterio, está segura en dos aspectos: su modo de cantar y su sitio en un muy selecto grupo de artistas de gran valía procedentes de Irlanda.

Al principio mencioné a la “autora e intérprete”; utilicé el segundo término no porque ella reprodujera canciones ajenas, sino porque realmente interpretaba las propias: no había una distancia “técnica” entre sus modulaciones vocales y el contenido –la mayor parte de las veces atormentado, crudo y doloroso- de sus textos, sumado a su singular timbre y a la forma de canto –una suerte de yödel ralentizado, propio del acervo gaélico-. ¿Hubo alguien antes de Dolores O´Riordan que cantara de tal manera en una banda de rock/pop? No. ¿Hubo, luego de escuchársela globalmente, cantantes que, parcial o más ampliamente, la imitaron? Sí (siempre he sospechado que Shakira le debe algo –y creo que ni se manifestó ante la trágica noticia-).

Por otro lado, O´Riordan –y Los Cranberries, nobleza obliga-, como se ha anotado, tiene un sitial de preeminencia compartido con el gran Van Morrison (norirlandés, autor del himno rock y canción de inicio para todo aspirante  Gloria), el activista de los DDHH Bob Geldoff, los virtuosos guitarristas Rory Gallagher y Gary Moore, el precursor del heavy metal Phil Lynott y los grupos U2 (con Bono como personalidad sobresaliente), The Corrs y los folkloristas más globales de Irlanda, The Dubliners.

Dolores es un denominativo, castellanizado,  que procede de la palabra latina doloris, cuyo sentido no es otro que el literal aunque, para su uso como nombre femenino,  en alusión a los padecimientos de María durante la crucifixión de su hijo. Hubo, hay y habrá Dolores mientras haya alguien poniendo su música en su vida.

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