miércoles, 15 de febrero de 2017

Un NO recargado




En un rapto de sinceramiento –muy raro en él- el vicepresidente García calificó como “locura” y “error de cálculo” el que el régimen se hubiera embarcado en el referéndum sobre la rerereelección tanto de su persona como del señor Morales Ayma.

Ello coincide parcialmente –yo no creo en lo del error de cálculo, pero sí en lo de la demencia- con lo que vinimos sosteniendo consistentemente a lo largo del año transcurrido desde que el régimen fue humillado en dicha consulta: no fue una iniciativa externa la que lo llevó a convocarla; salió de sus propias entrañas… y así le fue.

La admisión de García desbarata toda la campaña previa que intentaba deslegitimar el hito democrático del 21-F: Ni con todos los recursos públicos a su disposición logró el régimen doblegar el sentimiento de repulsa que la intención de perpetuar en el poder al caudillo generó en la ciudadanía.

El argumento central de dicha campaña fue que el NO se impuso debido al escándalo Zapata-Morales, con sus idas y venidas, influyó en la decisión ciudadana al momento de emitir su voto en perjuicio del régimen. Revisando los guarismos previos que las encuestadoras divulgaron, se observa que la distancia entre ambas opciones comenzó ampliamente favorable a la negativa y, en la medida en que se acercaba el día de la votación, la brecha se iba acortando. Sin duda, el dispendio monetario de que hizo gala el régimen hizo alguna mella al NO, pero no al extremo de romper la consistencia de esta posición, ganadora al fin de cuentas.

En ese propósito, entre otros productos, el régimen editó libros firmados por ministros y remató con la pomposa –casi de alfombra roja- presentación de un video de dudosa calidad que pretendía terminar de convencer a la ciudadanía de que había sido engañada por un siniestro plan manejado por el Imperio.

Supongo que la escasa repercusión –y su todavía menor influencia- del audiovisual de marras hecho para sostener su patraña, consiguió que, finalmente, García se rindiera a la evidencia –que nunca dejo de ser evidente- de que la victoria del NO es inobjetable, aunque es también evidente que el régimen va a insistir en torcer la voluntad ciudadana expresada el 21-F y en violar la Constitución que el propio él mismo llegó a matar.

Y aquí estamos, en vísperas de la celebración del aniversario del 21-F con, muy a pesar del régimen, un NO recargado que, si bien no remite a una oposición unida sino a muchas expresiones ciudadanas que coinciden en el respeto al voto, dejará en claro que no le será sencillo salirse con el gustito de la perpetuación del caudillo.

Digo que el NO viene recargado porque a lo largo del año se le han ido adhiriendo elementos adversos al régimen. El más sensible: la contracción económica que, sin llegar a ser una crisis, ha afectado al bolsillo de muchas personas que se habían acostumbrado a una situación holgada y que ahora se ven obligadas a restringir algunos gastos. Así como se atribuyó al jefazo la bonanza, también se le endilga la decadencia –aunque la explicación racional sea la extrema dependencia del país de las materia primas que extrae del subsuelo-.

La herida que la escasez de agua –producto de su ineptitud- le ha creado al régimen mayores resistencias que las que  tenía hace un año. El uso de los ahorros particulares para apoyar a un gremio empresarial –habiendo otros mecanismos crediticios- le ha restado otro tanto de confianza ciudadana. No es una persona quien capitalice tales despropósitos gubernamentales; es una causa: la del respeto al voto y, por ende, de la no rerereelección del jefazo.


Por lo anteriormente expuesto, podemos decir que el NO goza de buena salud.

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