jueves, 21 de mayo de 2015

MAS papistas que el Papa

Entre los episodios más pintorescos que se dieron cuando el discurso etnopopulista adquirió rasgos esnobistas, fue aquel en el que una indeterminada cantidad de conciudadanos comenzó a exhibir la pollera o la abarca que engalanaba su árbol genealógico –cosa absolutamente normal tratándose, la nuestra, de una república de matriz mestiza; cabe hacer notar que, en otros tiempos, una parte de la población solía mantener “convenientemente escondida” su parte de procedencia local-.

Hasta ahí, todo bien, se diría. Pero así como otrora llegó a darse el caso de que compatriotas renegaban de sus apellidos fonéticamente autóctonos y procedían a “europeizarlos” para poder desenvolverse en una sociedad prejuiciosa, hasta hace poco ocurría el fenómeno contrario, o sea que además de “redescubrir sus raíces” muchos bolivianos comenzaron a (re)negar su cuota de origen occidental –dizque para estar a tono con el llamado “proceso de cambio”-.

Uno de los más visibles objetos de la repulsa de los “descolonizadores”, promovida por un régimen que no ahorró improperios para referirse a ella, fue la Iglesia, que soportó estoicamente la andanada de patrañas que le dedicaron.

Ahora estamos viendo, fascinados, cómo los mismos que cambiaron la señal de la cruz por un símbolo puñetero, están buscando entre sus cajones la estampita de su Primera Comunión, el rosario de su madre o el relicario de su abuela. Soy partidario del Estado laico, pero también de la libertad de conciencia y asumo que la profesión de fe no debe estar supeditada a una moda política –ya en proceso de decadencia, por lo demás-. La razón de esta (re)conversión del régimen al catolicismo es la venidera visita del papa Francisco a nuestro país. Si es sincera, saludo esta especie de milagro. ¡Hay que ver cómo nuestras autoridades se deshacen en loores a Su Santidad!

¿Por qué no dan una señal concreta de su arrepentimiento y, por ejemplo, se confiesan sobre todo el daño inferido a los bolivianos durante todos estos años?


Una de las víctimas del terrorismo del régimen fue José María Bakovic quien, poco antes de morir, se dirigió, vía carta, a Francisco. Cierro con un fragmento de la misma: “Cuando estés en Bolivia el 2014, como se anuncia, podré relatarte con más detalle esta forma de control político a través del sistema judicial. Los políticos perseguidos acudirán a ti como grupo, yo lo hago individualmente…”

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