miércoles, 21 de diciembre de 2011

Soy inviable (Carlos Toranzo)



En cualquier fiesta, en toda reunión, social o de otro tipo, siempre me han preguntado de qué equipo soy. Mi respuesta siempre ha sido decirles que soy inviable y que estoy acostumbrado a sufrir, es decir, que soy del Tigre.

Los bolivaristas se solazan con esta respuesta, pues entienden que lo ganan todo, cosa que no es del todo evidente. ¿De dónde me viene esa sensación de inviabilidad? Creo que emerge en estos últimos 20 años, pues se trata de una época en la cual los bolivaristas nos ganan con demasiada frecuencia.

Y cuando nosotros ganamos, lo hacemos sufriendo, defendiendo con los 11 jugadores agarrados de los palos del arco, o metiendo un gol a los 93 minutos del partido, a ponchazos, las más de las veces sin técnica, pero eso sí, a fuerza de riñón. Creo que muchos de los goles, en realidad, los mete la hinchada a fuerza de creer, de entender que es posible ganar y que perder no es un destino predefinido en la vida. Sí, la hinchada tiene garra, fuerza, cree que su equipo tiene más fuerza que todas las debilidades que salen a la luz.

Es que ser atigrado es algo especial, implica aprender a sufrir, aprender a ganar a última hora con gol de canilla, tobillo, de rebote, o como sea; al ser Tigre se aprende a perder, pero teniendo siempre la cabeza alta. No tendremos técnica, pero nos sobra adrenalina, fuerza, riñón y factor H.

Esta sensación de inviabilidad creo que no la tenía en los 50, 60 y hasta en los setentas, pues creo que en esa época las cosas estaban más balanceadas entre el Tigre y el Bolívar, no puedo jurarlo, no tengo datos en la mano, pero en esos años no tenía la sensación de inviabilidad que poseo en el presente. Tan desbalanceadas estaban las cosas en los últimos tiempos –volví de México hace 25 años- que alguna vez creí que era necesario el pase de Marcelo Claure al Tigre, para que invierta, para que traiga jugadores, para que modernice la gerencia del Tigre.

Pero, muy rápido se me fue esa idea de la cabeza, pues me di cuenta que ese señor sabe de celulares, de empresas, de marketing, pero no sabe nada de fútbol, o conoce muy poco del balón. Además, no es tan moderno como se cree, pues trae de entrenadores del Bolívar a sus compadres, a sus amigos y eso es pre moderno.

Entre el anterior director técnico, creo que colombiano, y el actual Hoyos, el Bolívar está lleno de hoyos. Y lo que es peor, como Claure es gerente propietario, nadie tiene derecho a chistarle nada al “jefazo” del Bolívar, lo cual no es nada democrático, y yo estoy hasta la coronilla de jefazos. Por eso, bien nomás que se quede en el Bolívar.

Yo soy un tigre extraño, no soy como los de Boca que se solazan con la derrota del River y viceversa, no llevo a esos extremos mi diferencia con el Bolívar. Cuando el Bolívar juega finales contra cambas, cochalas y orureños, le voy al Bolívar, lo hago ante todo porque soy paceño. Y, más todavía, apoyo con más fe a los celestes cuando ellos representan a Bolivia en cualquier torneo internacional.

En estos últimos días, los enojos de la hinchada contra el entrenador, contra los jugadores, era extrema, los querían colgar, deseaban acribillarlos, o hacerlos picana en los días de Navidad. Clasificamos de milagro, con ayuda de la mano de Dios y de otras manos. Llegado el partido contra el Bolívar, perdimos 1-0, podíamos haber tenido un mejor resultado, pues ellos jugaban con diez, pero, no lo hicimos. La revancha nos infló el pecho, eso de ganarles 4-0 no es cosa de cada día, era un milagro. Y como los más de los tigres, no sólo que aman a su equipo, sino que odian al Bolívar, creyeron que con esos cuatro goles estaban saldadas todas las cuentas de las muchas humillaciones que tuvimos contra los celestes.

Y después, contra Oriente, cuando estábamos 1-3, ya sentíamos que, de nuevo, nos llegó la mala suerte. Pero, la hinchada reaccionó antes que el equipo y los llevó a un histórico y épico 5-3, que por obra del destino no llegó a 6-3.

La revancha en Santa Cruz fue a lo Tigre, sufriendo, agarrados de los palos, a puro riñón y fuerza. Eso nos llevó a la final. Al jugar con Universitario, no había que hacerse a los locos y ganamos un 2-0 aceptable. No sé qué pasará mañana, ojalá seamos campeones, para que eso nos reconforte y sepamos que entre tantas penas podemos tener una alegría.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen comentario, preciso y tal como yo leo al estronguista: sufrido, renegón y sentimental; siempre dispuesto a gritar "tigre" en ritmo de caporal... creo que ese es el estronguista, el que empuja a su equipo a la fuerza para que el jugador empuje la "gorda" incluso a tropezones, pero que empuje :)

Xavier dijo...

Que Claure venga al Tigre??? JAMAS!!!

Claure sólo quiere más y más dinero, aprendió muy bien en Estados Unidos a vender el alma por dinero!!!

Ahora el Bolivar además de equipo de fútbol es immobiliaria jaja.
Si fue vicepresidente de la FBF fue por pura suerte (él mismo lo dijo).

Finalmente notese el terrible juego de palabras "TigreS.A." :(

SAUL dijo...

Pero ahora palpitando a un poco mas de 12 horas del inicio del "deporte mas hermoso del mundo", y por sobretodas las cosas en estos dias cercanos a las Fiestas de Fin de Año, aun en la "ruidosa confusion de la vida" en las que los stronguistas han salido hasta debajo de las piedras para gritar desde la fibra mas emotiva del corazon ese TIGRE TIGRE TIGRE, es necesario disfrutar de lo HERMOSO que ser ser del TIGRE, porque a pesar del resultado de las proximas horas, MI TIGRE seguiras dentro de lo mas profundo de mi corazon