martes, 13 de diciembre de 2011
Lógica y política en Hegel; lecturas paralelas
Mi persona con el autor de la obra.
La que sigue, es la transcripción de la presentación comentada que hice del libro de refencia.
Buenas noches. En primer término quiero agradecer al autor de la obra, Mag. Gonzalo Tinajeros Arce, el haberme considerado para este cometido, el de expresar algunos criterios a propósito del libro que tenemos entre manos, Lógica y Política en Hegel: silogismos y poderes, su más reciente producción.
Sobre el autor, puedo decir, en breve, que desde su regreso al país una vez culminados sus estudios de maestría, se ha abierto ya un camino en el ámbito de los pensadores cuya misión parece ser la de refrescar el debate intelectual en nuestro medio, aparentemente atrofiado en la circularidad del discurso único. A Tinajeros y sus congeneracionales les corresponde la tarea de liberar las ideas que el poder preferiría tenerlas proscritas.
De la obra, que es lo que cuenta para esta ocasión, vamos a comenzar poniendo en cuestión su oportunidad. En un ambiente plagado de tinta dedicada a desacreditar “lo occidental” en sentido amplio, cultural, del concepto, el texto que nos propone Tinajeros podría pasar por un exotismo intelectual, un afán inútil o, como a mí me gusta decir, refiriéndome a casos en los que un creador no sigue necesariamente la tendencia –moda- artística o intelectual y no coincide con el espíritu de época, está “comprando a la baja” en analogía con la acción bursátil del mismo nombre, salvando las imprecisiones propias de toda metáfora.
Pero convengamos también en que cuando todo el mundo hace algo, y ese algo es la misma cosa, a veces dejamos que el sentido común se lo lleve el viento. La moda intelectual actual tuvo en sus principios algo de originalidad y consistencia; a la fecha, la idea es cantarle loas al proceso en curso con el agravante de haberlo personalizado en la figura del jefe. He llegado a pensar que se edita cualquier refrito de las mismos argumentos porque hay un “mercado cautivo” aún dispuesto a consumir tales lecturas. Quienes firman esos textos –inclusive opúsculos de mínima calidad literaria- están “comprando al alza” sobre seguro.
Tinajeros hace lo contrario, no sólo porque se ocupa de un tema marginal, en términos de debate público -de manera algo torpe, podríamos exclamar ¡a quién le importa Hegel hoy!- sino porque lo hace con rigurosidad académica.
El eje conductor de la investigación es la extrapolación del sistema lógico desarrollado por Jorge Guillermo Federico Hegel al campo político; extrapolación propuesta por el propio Hegel a los lectores de su tiempo y contexto histórico.
Dicha aplicación está explicitada en este texto en los siguientes términos: “El silogismo racional ‘especulativo’, fue empleado por Hegel no solamente en el ámbito teórico de la lógica, sino también en el ámbito práctico de la política. Primeramente en la ciencia del Estado de una manera muy general y esencialmente comparativa en relación a los silogismos de la ciencia física de la astronomía… posteriormente los silogismos de la ciencia del Estado fueron desarrollados de una manera más profunda y determinada en la obra Filosofía del Derecho, en la cual Hegel empleó tres relaciones silogísticas del concepto de Estado”. A continuación, el autor detalla la naturaleza de los mencionados silogismos a los que no me voy a referir en general para dejar a los lectores su análisis; aunque sí, más adelante haré una referencia un punto en particular, derivado de unos de ellos.
Retrocediendo en el texto, nos encontramos, con unos toques de biografía, a un Hegel entusiasta, y más tarde decepcionado, del proceso revolucionario francés y luego a un admirador de Napoleón. Según Hegel, la revolución se quedó en la enunciación abstracta de la libertad y de la igualdad y Napoleón, a través del Code determinó, por primera vez y de manera expresa, los derechos y las obligaciones civiles y políticas de todos los ciudadanos de un Estado libre.
A mi juicio, Hegel con su énfasis en lo corporativo, lejos de adelantarse a su tiempo, se ve como un pensador conservador, incluso para su tiempo. Los partidos políticos comenzaban a tomar forma y son ignorados olímpicamente por Hegel y, para peor, en la descripción de las caras de los silogismos, en la parte pertinente a las funciones y prerrogativas del componente “S” (soberano, príncipe), en cuyo punto 4 ratica la sucesión hereditaria al trono.
Trabajando con la dialéctica, la propuesta de Hegel no estaba exenta de contradicciones internas, cosa que autores más modernos resolvieron complementando la independencia de poderes con la coordinación e interdependencia entre los mismos, la función intermediadora y agregadora de demandas de los partidos o el “accountability”, entre otras innovaciones, que los representantes parlamentarios deben a sus electores.
El texto de Tinajeros, finalmente, ofrece un ejercicio intelectual de lecturas laterales desde nuestro tiempo. “Estado aparente” y “Seguridad jurídica” son dos conceptos muy al uso, a los que Hegel ya se refería en su tiempo.
Muchas gracias.
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1 comentario:
Felicidades y siempre adelante, que aparte de ser GUAPOOO!!!!!, eres impresionantemente INTELIGENTE..., rarito encontrar esta combinacion!!!!!
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