jueves, 20 de enero de 2011
¡Suéltame pasado! (3)
Ciertamente; el título lo traigo de la célebre parodia que hacen Les Luthiers a los anuncios de la programación televisiva –de un improbable canal Televicio-. Es durante el supuesto adelanto de una telenovela que la “voz comercial” enuncia “¡Una mujer atrapada por su pasado!” y, como si se tratara de una escena de la misma se escucha a la protagonista expresar la clásica línea.
Todos tenemos pasajes de nuestros respectivos pasados –unos que nos sonrojan, otros que nos conmueven aun, aquellos que nos orgullecen y esos que preferiríamos que se borraran de la memoria-. La mayor parte de ellos no trasponen el ámbito familiar, pero a medida en que se va desempeñando una vida cada vez más pública se hace inevitable que algunos se expandan por el éter con gran generosidad. Quien decida incursionar en actividades de alta exposición social debe estar consciente de que se expone al escrutinio de su pretérito. En el caso de una notoriedad tardía, ciertos sujetos experimentan emociones encontradas al ver invadido su ayer.
Se me ocurre todo esto al revisar mis archivos y advertir que connotadas personalidades de nuestro cotidiano político andaban “en otra” hace poco tiempo.
Resulta un poquitín desagradable ver posando en ajuar de seminarista, en una tapa de la revista “Perspectiva” de 1992, rosario en mano, al actual ministro de Gobierno. Puede ser una simple anécdota o la prueba innegable de que el señor estaba dispuesto a hacer cualquier cosa para aparecer en los medios (figuretismo, que le dicen). ¡Suéltame pasado!
Son también episódicos, nada grave, los líos en los que andaba nuestra actual ministra de Cultura cuando ejercía la jefatura del MIR en Oruro entre desconocimientos de la militancia orgánica y los hurras de las altas esferas del partido. Ejerció un alto cargo en el entonces viceministerio mientras su –dicen- archirrival artístical, Enriqueta Ulloa se desempeñaba como concejala en La Paz, también por cuenta del MIR. ¡Suéltame pasado!
Menos inocentes son las tropelías de personajes como el actual cónsul en Chile y ex ministro de Defensa de este régimen quien, mientras fungía como síndico de una empresa capitalizada, le dedicaba cantos de amor a las reformas conocidas como “neoliberales” en la columna “El Fisco” que publicaba en La Razón. En la edición del 12 de abril de 2001, bajo el título de “Capitalización, pensiones, regulación”, se refiere a las mismas como “procesos de cambio” -¿no le suena conocido?- y, textualmente, anota: “A ocho años de la promulgación de la Ley de Capitalización no queda duda de la importancia de los cambios normativos producidos en el país. La ‘ley maldita’ como fue calificada por sectores radicales terminó imponiéndose” y concluye sentenciando que “Hoy, sin embargo, ya no se habla de abrogar la Ley de Capitalización –implicaría consecuencias jurídicas y económicas imprevisibles-, sino de ajustarla y perfeccionarla”. ¡Suéltame pasado!
Otro recuerdito lo encuentro en la edición del 23 de octubre de 1999 del desaparecido “Última Hora”, bajo el titular “APDHB pide libertad para José Pimentel” –el actual ministro de Minería- y da cuenta de que después de dos años de reclusión había cumplido su condena por el delito de complicidad (con el grupo terrorista peruano MRTA) y autoría en el secuestro de Samuel Doria Medina. ¡Suéltame pasado!
Paradójicamente, el régimen intenta estos días sacarse de encima a Doria Medina con un acusación tirada de los pelos en la que, ante la inexistencia de la figura legal de “terrorismo financiero” casi que no lo imputan por “abuso deshonesto” (¿puede haber abuso honesto?).
Y en la edición del 13 de agosto de 1999 de La Razón leo que un ministro que interfirió con el Poder Judicial fue inmediatamente cesado en su alto cargo… un mensaje del pasado para la actual ministra de Transparencia, oficiosa gestora del refugio político que Paraguay acaba de conceder al defenestrado Gobernador de Tarija. ¡Suéltame pasado!.
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