jueves, 28 de octubre de 2010
El artículo 16, desde el jardín
“La mayoría de las plantas angiospermas (sistemas de convivencia) son monoicas (tienen gobierno) y, salvo excepciones, presentan (operan en el gobierno) estambres u órganos masculinos (personas pituladas) y pistilos u órganos femeneninos (personas ovariadas) en la misma flor (gestión productiva de todo).
Tienen una gran variedad de formas en las raíces (muchas y diferentes organizaciones educativas para cada tipo de potencial desde autistas a genios), los tallos (profesores y artistas) y las hojas (científicos y filósofos) que les permite adaptarse a ambientes muy diversos.
Como dices, si éstas y otras características han hecho que las angiospermas constituyan, en la actualidad, el grupo vegetal de más éxito biológico y mayor dispersión, con más de 250.000 especies (formas de gobiernos) esparcidas por toda la tierra, ¡qué soberbio ejemplo para nosotros los bolivianos, que no salimos de dos modelos y para peor..., ambos cojudos!
¡Que vivan las angiospermas!”.
Las precedentes son líneas extractadas del amplio ejercicio de metatextualidad que Virginia Amelia Antezana realiza a cerca de la lección de botánica que publiqué a manera de graficar una hipotética puesta en práctica de la autocensura, aspecto consultancial al artículo 16 de la Ley contra el racismo y todo tipo de discriminación.
Con exquisito verbo, Virginia replantea la literalidad meramente descriptiva de dicho escrito e interpreta las connotaciones sociopolíticas del mismo: se aventura a una lectura lateral que transporta el texto a un plano completamente nuevo, enriqueciendo mi intención original, mucho más modesta, de exteriorizar un gesto de protesat contra el artículo de marras (16).
A poco de haber comenzado a leer el comentario de Virginia, me vino a la mente la imagen de Peter Sellers en el filme “Desde el jardín” (título original: “Being there”, basado en la obra homónima de Jerzi Kosinski).
De tantas veces que he visto esta película puedo recordar con facilidad varios pasajes de esta historia sobre un hombre ya maduro que ha pasado su vida entera aislado del mundo exterior, ocupado en el cuidado del huerto de la casa en la que trabaja “cama adentro” y en hacer “zapping” el resto del tiempo –su único contacto con la realidad de afuera-.
Con la muerte del propietario del inmueble, la existencia de “Chance” dará un dramático giro: puesto de patitas en la calle, con unas pocas pertenencias a cuestas, se supone que le esperaría una extinción por inadaptación, dado que éste no sabe desenvolverse en sociedad.
Un accidente de mínima magnitud lo lleva a ser alojado en casa del causante del mismo, un anciano pero muy influyente magnate que entiende la presentación del afectado –“Chance, the gardener” (Chance, el jardinero)- como “Chancey Gardner”, nombre con el que lo va introduciendo en sociedad como un asesor de brillante oratoria, toda elle en clave de jardinería. “Chance” lo hace literalmente pero sus interlocutores, incluido el Presidente del país, lo entienden metafóricamente, en términos políticos y económicos: “Mientras las raíces no sufran daño, todo está bien; y todo estará bien en el jardín” es una de las frases tomadas como si se trataran de alta filosofía. El final es abierto, pero deja flotando la posibilidad de que, por decisión del partido, Chance sea el próximo candidato a la Presidencia.
¡Que vivan las angiospermas!, estimada Virginia.
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5 comentarios:
Puka, lei el libro "Desde el Jardin" hace muchiiiiiisimos anos. Una maravilla que tontamente preste a una amiga y nunca lo devolvio... MORALEJA: No prestes nunca libros...Seria buena cosa que lo leyeran los gobernantes no??? FIN DE SEMANA HERMOSO PARA TI!!!"
Si aprendiesemos a convivir como las plantas, que lindo seria el mundo.
¡Que vivan ...!
Yo me adscribo al partido de Chance, de hecho la jardineria ofrece inmejorables metáforas para interpretar la política..
Querido Puka: Me encantó tu articulo; tan caballeroso como eres, tu genuina aceptación a los añadidos e interpretaciones te muestran como verdaderamente eres. Sigo lamentando tu ausencia en el parlamento. Un beso
Sara
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