viernes, 29 de enero de 2010

Postales de Bolevia




Hace ya décadas que junto a un amigo salíamos de shopping musical. Nuestra afición era probar los instrumentos para, eventualmente, adquirirlos en caso de que respondieran al criterio de calidad aceptable a precio accesible. La búsqueda solía culminar con verdaderos hallazgos que justificaban sobradamente nuestras incursiones en el mercado artesanal.

Caseras y caseros, una vez acostumbrados a nuestra visita, dejaron de cometer el erro de ofrecernos vistosas quenas o atractivas tarkas barrocamente decoradas con imágenes estereotípicas del altiplano, para colmo rematadas en colorinches leyendas.

Esas artesanías eran, sin embargo (y lo siguen siendo, supongo), muy apetecidas por los turistas; son, en el mejor caso, un simpático souvenir pero de ninguna manera un instrumento funcional. Se pueden ver bien colgadas en una pared, pero si se intenta darles un uso musical caeremos en cuenta de que están más desafibnadas que foquitos de Navidad. Digo esto aún sabiendo que el concepto de afinación convencional no es determinante en la música autóctona.

Hasta aquí la introducción al tema. En lo que quiero hacer énfasis es en que, de alguna manera, intuitiva inclusive, puedo diferenciar entre una expresión cultural genuina y otra más bien orientada a vender una imagen; lo que se vió en Tiwanacu, por segunda vez, con ocasión de la asunción de SS Juan Evo I al poder celestial, es el montaje de la estampita con la que se nos quiere convertir a los bolivianos a la religión recién inventada y, hacia afuera, exportar la postal del indio en estado de gracia. Incluso algunos de los involucrados en la parodia tuvieron el cuidado de hacer notar que se trataba de una “interpretación”. Nada nuevo, por otra parte.

Si el Gobierno creee que estaba siendo original es porque sus funcionarios se olvidaron de sus días de colegio: Con muchísimo menos de un millón de dólares de presupuesto, no faltaba la “hora cívica” en la que se representaba la leyenda de Manco Kapac y Mama Ocllo, Raza de Bronce era (¿es?) texto oficial, y tanto el papel moneda como los sellos postales llevaban imágenes rurales.

A mí me parece que más bien fue ésa y no la imagen urbana y mestiza de Bolivia la que el mundo compró tal como, jocosamente, cuenta Alfredo Domínguez sobre la señora que, en Europa, le pregunta dónde están sus plumas: “En la aduana me las han quitado”, es la ingeniosa respuesta del eximio guitarrista. Este régimen no ha diseñado este imaginario, pero lo ha exacerbado a extremos enfermizos y lo utiliza a conveniencia. Los pinkillos para turista se están vendiendo en cantidades descomunales.

Y el santoral eviano ya tiene su primer feriado: 22 de enero día, dizque, de la fundación del estado plurinacional. Se sabe que casi todos los dictadores tienen el síndrome de Adán; García Meza denominó a su gobierno como de la “Reconstrucción Nacional” y no se le ocurrió declarar al 17 de julio feriado nacional. Parece que tenía algo más de pudor que su colega Morales. Bolevia está desplazando a Bolivia.

1 comentario:

Choquehuanca Müller dijo...

Pese a sus errores, la república liberal fue un periodo racional, donde bien o mal se trató de modernizar el país, de incorporarlo al mundo, de dotarlo de instituciones y de organizarlo. El evismo es todo lo contrario. Es el gobierno de lo simbólico y de lo irracional, de lo discursivo y de lo intangible. El gobierno del MAS se construye endeblemente sobre la base de principios, programas y ejemplos que no tienen ningún tipo de soporte teórico, práctico o histórico. El masismo está construyendo un imaginario de cartón piedra, que no tiene nada quie ver con un mundo cada vez más tecnologizado y más interrelacionado. Mientras en europa los municipios ponen wi-fi en las plazas y en las calles para que cualquiera pueda acceder a internet, aqui apelamos a las falsas ceremonías que nos quieren recordar un pasado que nunca existió.