miércoles, 8 de abril de 2009

IDEAS DE MAZAPÁN (ejercicio architextual)



Un supuesto ampliamente aceptado sentencia que el arte ama el mármol y el bronce, pero desprecia el mazapán –sin embargo, la creación lo ama–. Piero di Bronzo ha iniciado una cruzada en torno al mazapán y yo me uno, entusiasta, a la causa.
Nótese que el mazapán no es exigente, no impone obligaciones, no tiene ese gesto adusto que mira hacia las manos de quien va a tratarlo, como diciendo “mucho cuidado, ¿eh?”, por el contrario, más de uno ha quedado petrificado con la mirada que le ha clavado un mármol. Razón tienes, Di Bronzio.
El mármol es incomestible, en cambio ¡el mazapán, oye!... ¿y las figuras de mazapán? ¡Las hay graciosísimas! ¿Se imagina alguien un mazapán sin forma? La figura de mazapán ha sustituido al mazapán mismo. No hay mazapán sin figura que lo sustente. Otra vez, Di Bronzio, cuánta razón tienes.
Que el mazapán haya dejado de existir sin forma no quiere decir que no tenga existencia; ¿acaso la plastilina lo sustituyó? Di Bronzio se pregunta si la creación ama a la plastilina y llega a la conclusión de que sólo lo hace a medias, pero la ama, y eso es lo que cuenta. Y la ama porque, al contrario del mazapán, no consigue tener una imagen que la represente: para unos es un paralelepípedo, para otros, una bola, para mijo, una viborita chis, chis, chis, pica, pica, pica, pica, tu nariz. También la ama, asegura Di Bronzio, porque está mal considerada por el arte.
Di Bronzio apunta con sagacidad que la mitad de la plastilina que no ama la creación se la comen los niños cuando los mayores no los miran, aunque la plastilina es por definición incomestible. ¿Estamos?...
Corolario: la creación es suprema cuando uno se la puede comer entera. Sin dejar huella ni rastro.
Volviendo a nuestra materia, es decir al mazapán, remitámonos a Da Vinci: “El mazapán que hacen para mí, para mis esculturas, las hermanas de Santa Corona, es de almendras machadas, miel, y las claras de huevo en cantidades que sólo ellas conocen... He observado con pena que mi señor Ludovico y su corte se tragan las tallas que yo les doy hasta la última miga y ahora me empeño en buscar alguna otra sustancia que sus paladares aprecien menos de manera que mis obras puedan sobrevivir”, lo que plantea una pregunta esencial: ¿Estaría Leonardo de acuerdo con la plastilina como sustituto del mazapán? El debate está abierto.

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