miércoles, 5 de abril de 2023

De coloso azul a enana blanca

 



No tengo, como sí lo tiene Francesco Zaratti, competencia en asuntos de astronomía; pero sí puedo entender cuestiones elementales de dicho campo como la que viene al caso que abordo en esta ocasión.

Cuando se anuncia desde algún famoso observatorio que se obtuvieron imágenes de un astro en extinción, la foto que vemos es la de un hecho sideral ocurrido hace millones de años debido a la gran distancia, calculada en años luz, a la que se encontraba el desaparecido elemento celeste.

De manera análoga, aunque en escala temporal doméstica, la foto de un MAS hecho añicos y en pleno proceso de extinción –o, en versión más ligera, de atomización- es la de un evento que sucedió hace ya varios años y que ahora se manifiesta ante nuestros ojos.

Si no antes, con sonados hechos de corrupción ampliamente conocidos y una sentencia constitucional de habilitación –gentileza de un TCP, parte del régimen- para un periodo fuera de las prescripciones de la CPE, la agonía del cuerpo azul comenzó el 21 de febrero de 2016, una vez conocido el resultado de referéndum con el que el señor Morales Ayma aspiraba a ser reelecto de forma indefinida –prácticamente vitalicia- que arrojó un rotundo “NO” a las pretensiones de dicho individuo –y de su adulón oficial-. El vergonzoso sainete que seguiría a la negativa ciudadanía, no obstante el jefazo había prometido, posiblemente seguro de que el TSE se portaría muy regalón con él, que si perdía “así fuera por un solo voto” se retiraría a su chaco con su quinceañera -no cumplió lo primero, pero lo de la(s) quinceañera(s) aparentemente sí-. El que, una vez más, se puso muy mimoso con el cocalero y sus huestes fue el TCP, el cual, en nombre de un inexistente derecho humano a la reelección indefinida, forzó otra sentencia habilitadora.

Esta vez (2019), el régimen no iba a dejar que el TSE actúe con cierta autonomía y, llegado el momento, activó el fraude que colmó la paciencia de la ciudadanía y no le quedó otra opción –a él y sus valedores- que renunciar y huir despavorido, dejando allanado el camino de la sucesión constitucional. Luego del paréntesis transitorio, el MAS ganó las elecciones por las que Luis Arce es el actual Presidente.

Se preguntará usted en qué parte de esta historia están las fisuras, las grietas y las rupturas; pareciera, más bien, una de éxito y de crecimiento exponencial de la marca azul.

Déjeme volver al símil, que ya lo he empleado anteriormente, con la bóveda celeste: Ocurre que todo ello se asemeja a la denominada fase llamada “gigante roja”, cuando, en su ciclo de vida, la estrella ha consumido el hidrógeno de su núcleo; pero ese coloso astro, pasado el tiempo, dará lugar a la fase “enana blanca”, que como su nombre lo indica, es mínima en tamaño pero, ese es el detalle, tiene una densidad descomunal (una cucharadita de su materia pesaría unas cinco toneladas), aunque, indefectiblemente, está en la fase terminal de su existencia. Esa es la foto del régimen.

Hay quien cree que el encogimiento –división, fraccionamiento, ruptura o como se quiera llamarlo- podría revertirse ante la posibilidad de ya no conseguir reproducir su poder. Puede ser; pero de ocurrir tal cosa, la condición material de la marca azul ya no sería la de aquel sol que encandiló a buena parte de la población, más allá de las malas armas que empleó para retener el Gobierno. Estaría en condición de nebulosa, es decir un compuesto gaseoso, sin cohesión ni forma definida.

Parecería que, de verdad, el Sol desaparecerá, la Luna se esconderá, y todo será tristeza en la galaxia azulada.

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