(Texto publicado en la edición de homenaje por los 50 años de la tragedia de Viloco de la Biblioteca Stronguista, 2019)
Dos de la mañana, calle Juan Aguirre, San
Pedro. En la medida en que el taxi que nos traía de vuelta se va acercando a la
esquina Pioneros de Rochedale, se percibe un movimiento inusitado para ese lugar
y a esas horas: dos automóviles tipo vagoneta, como suelen decir los agentes de
Tránsito, y un contingente de civiles armados rodean el inmueble al que nos
dirigimos. Los vecinos, seguramente alertados por los nada sigilosos
movimientos del operativo, fisgan desde la oscuridad de sus livings.
Una vez más, como tantas otras, ese 1974 el
club The Strongest se había coronado campeón del torneo paceño dejando en el
segundo lugar a su acérrimo rival, el Bolívar. Esto quiere decir que el
aurinegro jugaría el campeonato nacional en representación del departamento del
Illimani. Así fue y también se hizo con el título absoluto.
Las cosas no eran como ahora, supongo. No
habían derechos de televisión, jugosos
premios por clasificación a certámenes internacionales, ni nombres de “sponsors” bordados en las camisetas de los
equipos. El grueso del soporte económico de los clubs dependía de la
recaudación por el aforo en los partidos y del desprendimiento de algunos
directivos. En esas condiciones, se tenía que recurrir a actividades de apoyo
para sostener los gastos que permitiesen avanzar deportivamente.
A manera de celebrar el título local y juntar
unos pesos para sufragar la participación del Tigre en el Nacional, se organizó
una peña en la sede de la Colón. Tanto habríamos jorobado mi hermano Jorge (10)
y yo (12) a mis padres que se tomó la decisión familiar de que mi madre iría
con nosotros a la fiesta y mi padre se quedaría en casa cuidando a los otros
tres vástagos.
Estoy en la cabina de radio Deseo. En esta
sesión hago un repaso al festival de Woodstock a cincuenta años de su
realización y, para contextualizar, enumero algunos hechos sucedidos durante
1969, un año bisagra (antes de/después de) para la historia: con el telón de
fondo de la guerra en Viet Nam, que mantiene en vilo al mundo aunque, salvo
directamente involucrados, casi todos los países son ajenos a este conflicto.
Sin embargo, en muchísimas ciudades occidentales, una generación de jóvenes
melenudos se manifiesta por la paz.
Entre algunos de tales hechos, podemos citar la
primera fertilización in vitro, el estreno del Concorde, la primera aeronave
comercial que rompe la barrera del sonido, los primeros tumultos en marchas por
los derechos de los gays, la llegada del ser humano a la luna, el festival de
Woodstock y otros.
En nuestro medio ocurren también casos
notables: en abril se produce el accidente, atentado dicen algunos, del avión
que transportaba al presidente de entonces, René Barrientos Ortuño, y en agosto
se inician oficialmente las transmisiones de Televisión Boliviana, toda una
revolución.
Instituto Americano, turno tarde, segundo
básico. Luego de que un funcionario de la institución le susurrara algo al
oído, el grito desgarrador y posterior desmayo de la profesora, interrumpen la
clase. Ese viernes, mi curso ya no la pasa. ¡A jugar, chicas y chicos! (¡Ah!,
no había celular).
Sin saberlo aún, ese día me hice estronguista
y, conmigo, una importante cantidad de estudiantes de mi tanda. Es que lo
sucedido repercutió muy fuertemente en el colegio.
Volvamos al 74. La situación es muy confusa;
hace minutos estábamos arengando al campeón y escuchando cuecas y huayños, y
ahora alcanzamos a ver –si llegábamos un minuto después ya no lo hacíamos- cómo
esos civiles armados sacaban a mi padre en pijamas –no le permitieron
cambiarse- y lo introducían a un automóvil tipo vagoneta, como dicen los de
Tránsito. Durante dos semanas no supimos nada de él, hasta que llegó un
telegrama de Paraguay reportando que había sido exiliado al haber sido
descubierto en actividades conspirativas contra el gobierno dictatorial de
entonces.
El Tigre salió campeón nacional y, tiempo
después, gracias a un decreto de amnistía, mi viejo volvió para reunirse con la
familia.
La profesora había recibido la noticia de que
un familiar suyo, Óscar Zubieta Cardona, a quien la prensa de la época describe
como funcionario y articulista literario, había perecido en un accidente aéreo.
Horas más tarde, al día siguiente, nos enteramos de que el papá de un compañero
de curso también se encontraba en aquel avión y había sufrido el mismo
desenlace. Todo era conmoción, porque ellos eran apenas dos de varias decenas
de fallecidos, una parte de los cuales eran jugadores, cuerpo técnico y
directivos del club aurinegro; el padre del compañero era Eustaquio Ortuño,
exarquero y director técnico de The Strongest, en funciones al momento del
accidente.
La historia del Tigre está llena de vicisitudes
y de páginas gloriosas. Ese 26 de septiembre de 1969, hace 50 años, caló hondo en
las fibras de una institución que forma parte del corazón de nuestra sociedad.
El mundo lloró la pérdida y el club recibió la solidaridad de sus pares,
particularmente de Boca Juniors, e inicio el operativo de resiliencia, a
levantarse de sus cenizas, literalmente.
El espíritu de Viloco nos acompaña a los
estronguistas en nuestra vida; no falta quien, como en mi caso, arma una mesa
de Todos santos para los muchachos que están en la eternidad.
Como decía, sin saberlo aún, ese viernes 26 de
septiembre de 1969, año también en el que opté por seguir a los Rolling Stones,
me hice Tigre. Al año siguiente, mi familia nos mandó de vacación a Sucre a
Jorge y a mí.
Estadio de Surupata: Stormers versus The
Strongest. El primer partido del Tigre al que asistí.
3 comentarios:
Hermoso relato Puka, gracias!
Muchas gracias. Con todo sentimiento.
Hermoso broooooo se me lleno de lágrimas mis ojos 🖤💛🖤💛🖤💛
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