jueves, 6 de noviembre de 2014

Olivia

Como para ratificar que en nuestro país pasa todo y no pasa nada, el dichoso Tribunal Supremo Electoral ha dado por cerrada la página de las pasadas elecciones y, sin ponerse colorado por la magnitud de sus deficiencias –expiadas, a entender de sus operadores, con la destitución de un subalterno- apunta a arbitrar las elecciones subnacionales supeditando la fecha de su verificativo a una ambiciosa demanda presupuestaria, como si la calamitosa falta de preparación de sus miembros se solucionara con un jugoso cheque.

La cuestión es que quien escribe no está dispuesto a dejar pasar como anécdotas –como lo hace el régimen-, así fuera sólo testimonialmente, la serie de barbaridades cometidas por el órgano electoral en la gestión del proceso recién pasado. En particular una de ellas, para lo que recurriré a un par de casos análogos.

Es de norma que si en un cheque girado a su nombre, estimado(a) lector(a), éste está mal escrito, el cajero del banco va a rechazar la transacción. No importa cuán apurado(a) se encuentre usted o que el error sea “mínimo”.

Más dramático es el caso de un mal registro en Derechos Reales; por ausencia de una tilde, la propiedad de su inmueble podría quedar en entredicho y salvar el entuerto podría tomar un tiempo indefinido.

Me estoy refiriendo, claro, a la denominación de “Estado Plurinominal” impresa en la papeleta en la que los electores emitimos el voto. El asunto ha sido calificado como un simple “error de dedo” sin mayores consecuencias jurídicas, cuando tratándose de un acto legal, como lo es el electoral, su efecto es el de nulidad de los sufragios emitidos en tales papeletas, ergo, al haberse empleado las mismas para todos, la nulidad del acto electoral del 12 de octubre. Pero, ya se sabe, no va a pasar nada.

En mi anterior entrega planteé la necesidad de una remoción total de los vocales del TSE (inclusive de algunos TDE’s) para ser sustituidos por notables. Me han preguntado qué es un “notable”. Un(a) notable es una persona que no necesita ser vocal electoral para “ser alguien”, en virtud a que sus logros y méritos le han otorgado un reconocimiento académico y social que va más allá de cargos transitorios.

Respecto al título, me comí la “B”. Usted dispense…

1 comentario:

Tu peor pesadilla dijo...

Si en plurinominal no hubo obervaciones, ¿será que no deberíamos preocuparnos por "Olivia"?.