La opinión gráfica firmada por Lusbel en el matutino El
Diario (12-08-14) muestra a los candidatos en la carrera hacia la presidencia
en esforzado paso por la pista pero quien –según esta imagen- a pesar de llevar
la delantera parece el más fatigado es el presidente-candidato Morales Ayma ya
que lleva a sus espaldas un pesado fardo que le impide avanzar con mayor
ventaja. Esa carga es su compañero de fórmula, el Qananchiri, como se lo
conocía en los círculos subversivos que frecuentaba.
En una entrevista en el programa “No mentirás” (13-08-14) al
ex ministro de educación del régimen que fuera expulsado del mismo y retirado
de su candidatura a Gobernador de La Paz por haber estado vinculado a un
escándalo en vía pública, Félix Patzi, confiesa que el MAS lo ha invitado a
retornar a sus filas -como lo ha hecho con Abel Mamani y Justa Cabrera, quienes
no la pensaron dos veces y se alinearon con el régimen de inmediato, o con
Filemón Escóbar, que mandó a rodar a los oficialistas- pero que ha puesto
precio a su reincorporación: el alejamiento del Qananchiri del partido de
Gobierno.
¿Qué ha ocurrido para que, en su tránsito de asaltante
ilustrado a bon vivant de la política, este personaje se hubiera convertido en
poco menos que lepra para propios y extraños?
Cuando digo “propios”, obviamente hago referencia a cercanos
suyos que andan repartiendo con generosidad pruebas de la existencia de una red
de favores que ha puesto a la defensiva al mentado Qananchiri. ¡No se estrelle
contra el mensajero, señor Iluminado; busque en casa –en su dacha, diría un
malintencionado bien informado- aunque lo que vaya a encontrar no sea del
agrado suyo!.
Y como si fuera poco, resulta que tras la detención de un
sicario extranjero, éste se permite develar que era parte del grupo de
inteligencia del aludido Qananchiri y que la computadora que le incautó el
Ministerio Público contiene información de Estado que podría comprometerlo
seriamente. ¡Qué tal!
Así pues, estos últimos días han sido pródigos en revelaciones
sobre el modus operandi del Iluminado. Una piadosa dama podría decir “es que su
pacto con Belcebú ha comenzado a pasarle factura”, de una importadora, agrego.
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