En los otros dos países por los que el
“Dakar” hará su paso -el ya mencionado y Chile- no parece haber causado mayor
conmoción, salvo débiles reclamos ambientales, por lo que éste se desarrollará
en el marco correspondiente a una competición deportiva, espectacular como
pocas.
Es sólo en el dichoso “Estado Plurinacional”
que el asunto viene acompañado de otras connotaciones, mismas que inclusive,
así sea en lo puramente discursivo, han puesto en duda, a pocos días de su
verificativo, y con toda la expectativa inducida, su realización en nuestros
pagos.
No creo, ni lo deseo, que las amenazas contra
el evento se hagan realidad. Y no porque me simpatice el régimen, que
finalmente, luego de fracasar en sus gestiones para hacer de Bolivia la sede
del “Miss Universo”, logró anotar al país en el mapa dakariano.
Acá comienzan, justamente, las primeras
observaciones extradeportivas a la “fiesta” en cuestión porque factores
ideológicos y políticos se entremezclan con el ruido de motores. ¿Qué hubiera
ocurrido, conjeturando, si hubiese sido un gobierno “neoliberal” al que le
tocara en suerte acoger parte de la carrera en territorio boliviano? ¿No
hubieran salido, acaso de los “movimientos sociales”, las consabidas condenas a
un supuesto “imperialismo y colonialismo” que insultaría la soberanía? ¿No
estarían precisamente quienes hoy, desde el poder, se auotoalaban por “mostrar
la belleza de Bolivia al mundo”, boicoteando la prueba en nombre de los “originarios”?...
Es en estas circunstancias que una organización
desprendida del “Pacto de Unidad” que manejaba el MAS, echa mano del “Dakar”
como carta de negociación para que el régimen libere a su sede del asedio
policial que impide a sus dirigentes, elegidos de acuerdo a sus normas, ejercer
sus funciones.
El régimen, por su parte, advierte con
aplicar el rigor de la ley contra quienes intenten impedir el paso de los
motorizados por la zona de la carrera por “atentar contra la imagen de Bolivia
y provocar reacciones internacionales”.
Así pues, la política en el “Estado
Plurinacional” parece haberse convertido en una cuestión de “toma y dakar”.
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