Tengo la sensación de que
me he librado de un pesado fardo al no estar del lado de los seguidores del
señor Juan Evo Morales (JEM). Y aunque no soy seguidor de nadie en particular,
sí me reconozco como compañero de ruta de otros en razón de afinidad
ideológica, cosa que tampoco me ocurre con el mencionado.
Es que serlo –fan de Su
Excelencia, digo- podría ser el camino más expedito para acabar en un
manicomio; pues, como es sabido, es característica de un fanático el justificar
mecánicamente lo que diga o haga el objeto de su adoración.
No quiero ni imaginar el
ch’enko mental de los miembros del club de fans de JEM, que un día tienen que
salir a defender una de sus ocurrencias y al siguiente otra, la contraria,
respondiendo así a los recurrentes cambios de humor del personaje.
Hace un año, JEM,
siguiendo un libreto chavista, se refería a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos en estos términos: "una base militar financiada por
EEUU" anunciando, asimismo que el “Estado Plurinacional” se retiraría de
dicha instancia internacional.
Anteriormente, el régimen
había decidido salirse del Consejo
Internacional de Arbitraje de Inversiones (CIADI), arguyendo la parcialización
de éste con los inversores.
No hace mucho, sin
embargo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Costa Rica) falló a favor
del país en una demanda interpuesta por ciudadanos peruanos.
¿Y con qué nos sale JEM
ahora que Bolivia ha presentado una demanda contra Chile ante la Corte
Internacional de Justicia? "Yo
tengo mucha confianza en los tribunales internacionales", dice,
descolocando, en principio, a sus incondicionales, quienes rápidamente se ponen
en modo “Que vivan los tribunales internacionales”.
Ahora bien, dada la
esquizofrenia “moralista”, nada garantiza que ante un fallo contrario a los
intereses del régimen, los tribunales internacionales vuelva a ser lo peor del
mundo y, obviamente, la fanaticada de JEM salga a lanzar piedras contra una
embajada reducida a su mínima expresión en estos años.
Y así, son varios los
asuntos en los que la hinchada azul ha sido llevada de un extremo a otro; el
medioambiente, la autonomía, el asunto marítimo, la Coca Cola, la austeridad…
Coda: ¿No hubiera sido
más “fashion” que la lujosa flotilla presidencial recientemente comprada para
JEM funcionara a GNV? No vaya a ser que la Pachamama se enoje…