Hoy me recibo como “cincuenstone” –en alusión a los Rolling Stones, que también han celebrado sus 50 este año- y llego a tal edad con muy pocas abolladuras en la carrocería y con el motor “estándar”, para hablar en términos mecánicos.
No me atrae el ponerme nostálgico y comenzar a enumerar un recuerdo tras otro; el futuro me jala, sin que pueda oponerle resistencia, con toda la carga de vivencias acumulada en el emblemático lapso.
Sin embargo hay algunas imágenes recurrentes que me visitan si las convoco: una me lleva a la calle Mercado, visto un abrigo café y me han puesto una cachucha en la cabeza, mi madre me toma del brazo y esperamos en la puerta de “La Andaluza” a que salga mi abuela que trabaja como costurera en el taller de confecciones; tengo unos cuatro años. Otra me conduce a la noche en la que las fuerzas de seguridad de la dictadura de Bánzer sacan de la casa a mi padre en pijamas y se lo llevan; veo todo. No entiendo qué está pasando… horas después me entero de que está preso, y días después que lo exiliaron a Paraguay; tengo 11 años. Más cerca, llega mi hijo a este mundo; tengo 35 y…
Más que una relación puramente cronológica me decanto por las listas al estilo del personaje que encarna John Cusack en la película “Hi Fidelity” bajo la modalidad de un “Top 5” de los momentos –gratos e ingratos- o de los temas –en amplio rango de intereses- en los que uno se siente involucrado. He publicado en mi blog algunos de éstos. Creo que es tiempo de elaborar la lista de mis cinco más groseras metidas de pata.
Si usted piensa que en este momento estoy volviendo a ver dicha peli en buena compañía –la mejor posible diría- probablemente esté en lo correcto. O sea, quiero quitarle solemnidad a esto de cumplir medio siglo de vida.
Vamos a disfrutar este “Día del Peatón”, a ensayar la canción “Mil heridas”, a poner alguna ocurrencia en Feisbuc, a darnos una revolcadita y a repetir el conjuro mágico: ¡Larga vida y piernas calientes!
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