jueves, 2 de agosto de 2012

Como para tirar de la cadena



Que las emisiones de los canales televisivos y las radios del país están (sobre)saturadas de propaganda del régimen, de campaña electoral permanente, es un hecho. El régimen ha contrarrestado al zapping; cambiar de medio no ayuda en mucho, sus cuñas y jingles son omnipresentes. Otro rato nos ocuparemos de la millonada –plata de todos- que derrocha en este afán.

Por lo pronto, sin ser demasiado conscientes de ello, estamos sometidos a una virtual cadena propagandística y campañera –llamémosla “pagada”, suponiendo que también alguito ingresa al canal y a la radio gubernamentales por este concepto-.

Pero el abuso llega más allá aún. Mediante una ley de telecomunicaciones hecha a su imagen y semejanza, el régimen va a estrenar su cadena propagandística impuesta y gratuita. En los hechos se pretende obligar a los bolivianos a ver un largo spot  de campaña.
Calculo que dicho spot de campaña, a emitirse a través de la cadena no pagada, durará unas cuatro horas, considerando la boca excedentaria de su protagonista.

Este tipo de cadenas era habitual en dictadura. Inopinadamente, la programación radial era interrumpida para dar paso al mensaje del gorila de turno, precedido de una marcha militar –sólo falta que en el  megaspot de este lunes se le ocurra hacer lo mismo- y a segregar espuma. Obviamente, el súperspot de cuatro horas nos transportará al país de las maravillas.

De los 150 días que llevan las víctimas de las dictaduras frente al ministerio de Justicia, de los casi cuatro años de la detención de Leopoldo Fernández, sin derecho al debido proceso, de los más de 700 días de la reversión por decreto de las acciones que Soboce tenía en Fancesa sin que hasta la fecha se le hubiese resarcido un centavo o de los 70 días de negativa a otorgar –como estipulan convenios de los que el Estado es signatario- salvoconducto al asilado político Roger Pinto, no se dirá nada –salvo, posiblemente, que son agentes de la CIA, neoliberales, derechistas, golpistas, secesionistas, etc.-

Una invitación, en fin, como para tirar de la cadena.

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