jueves, 16 de julio de 2009

Educación: ¿de ciudadanos a súbditos?



A sus 5 años, Miguel me sorprendió con una “hoy pasé por una situación embarazosa”, frase que en principio me causó gracia pero que luego de su descripción del hecho en cuestión no tuve, para mis adentros, que admitir que la decía con absoluta propiedad. Ocurre que mi primera reacción fue la “natural”: no me veía a mí mismo, a esa edad, empleando el término “embarazoso” para contarle a mi padre alguno de mis momentos bochornosos.

Dos años más tarde, el chaval nos solicitaba –a su madre y a mí- que, por favor, respetáramos “su espacio”, no sólo físico, que ya lo tenía, sino como autonomía de acción (dentro de los límites del caso, se entiende). Aunque sus progenitores le brindamos una educación que promueve la independencia, a diferencia de mi reacción anterior, quedé medio estupefacto.

Lo interesante del asunto es que no tengo dudas de que tales figuras son extensivas a la mayor parte de sus compañeros de generación, por lo que cabe preguntarse cómo será cuando les toque asumir plenamente la conducción de la sociedad. Tengo la impresión –y la esperanza- de que será mejor, y la convicción de que a nosotros nos toca la tarea de no cometer una cantidad lo suficientemente significativa de errores que acabe comprometiendo su futuro. Mucho me temo que por ciertas imposturas se lo está haciendo. Corrijo, entonces: la tarea prioritaria consiste en prevenir la comisión de abusos que les cercenen su desarrollo integral.

Con todos sus defectos, subsanables por cierto, la Reforma Educativa ha estado produciendo ciudadanos, mientras que la proyectada contrarreforma tiende a generar súbditos; trata, como diría Savater, de conceder primacía a la identidad étnica frente a la igualdad ciudadana y, en tal propósito, considera al niño como un depósito a ser llenado de obediencia al poder tiránico. Como adelanto, hemos observado, pasmados, el adoctrinamiento en aula impartido por un sujeto procedente de una ínsula desértica en materia democrática.

Me asaltan estas preocupaciones porque hace dos días mi vástago cumplió 11 años y, con ello, dejó oficialmente de ser niño y lo ha llevado relativamente bien. Es, como todo chico de su edad, un nativo digital que antes que “mamá” ya decía “contol”, refiriéndose al control remoto.

Quienes crean que a esta alturas de la historia se puede volver a un tipo de educación verticalista se van a dar de narices contra el empedrado. La combinación de democracia y TIC’s (tecnologías de la información y la comunicación) ha trastocado los paradigmas usuales: estamos en el siglo del cerebro, emociones incluidas. ¿Se habla de esto en los foros educativos gubernamentales? ¿o solo se habla de falsificar la historia para adecuarla a los fines políticos del régimen de turno?

Cuidado que estos niños, gustosamente secundados por sus padres, les planteen a quienes quieren controlar sus mentes, respeto a su espacio, el del aprendizaje en libertad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Con el papito tan reaccionario que tiene, Miguel está jodido en su aprendizaje de ciudadanía. Ojalá le dieras alguna lección de consecuencia y dignidad.
Cecilia

Anónimo dijo...

bueno uno no escoge a sus padres, a ese chico le llego un pedante y egolatra como papito, un subdito de la derecha mas reaccionaria.