jueves, 4 de junio de 2009

FUNES: "LO LINDO DE LA POLÍTICA"





“Tengo cariño y respeto por todos los jefes de estado aquí presentes y aquí representados, a quienes rindo mi sincero homenaje.

Todos ustedes son símbolos vivos de la esperanza de sus pueblos. Una esperanza, incluso, que pueden irradiar al mundo, como ocurrió con dos líderes que tuvieron un fuerte contenido simbólico en mi campaña. Me refiero al presidente Barack Obama, aquí representado por su brillante Secretaria de Estado, Hillary Clinton, esta mujer que honra a América e irradia el brillo del género femenino por el mundo; y me refiero también al presidente Luis Inacio Lula da Silva, mi amigo personal.

Cuando mis adversarios, distorsionando hechos y manchando la honra de las personas, intentaron falsamente descalificarnos, a mi y a mi querido partido, el FMLN, fuimos a buscar los ejemplos vigorosos de Obama y Lula, como prueba de que líderes renovadores, en lugar de ser una amenaza significan un camino nuevo y seguro para sus pueblos”.

De esta manera, Mauricio Funes “rayaba la cancha” de su adscripción inequívoca a la izquierda institucional y reformista, antes que a la populista y violenta. En un discurso que no puedo menos que calificar como brillante, el flamante mandatario salvadoreño, sin dejar de criticar a sus antecesores no planteó en ningún momento la posibilidad de un accionar revanchista durante su gestión gubernamental. Las heridas de doce años de violencia política extrema –una guerra, más propiamente- se abrirían nuevamente de optarse por ese camino. El pueblo salvadoreño no quiere reeditar esos días aciagos.

La tesitura discursiva de Funes no deja de sorprender considerando que el Coordinador del FMLN, Medardo González, es considerado por propios y extraños como un extremista y nada hacía suponer que el hombre que en nombre del partido accedira al poder anunciara la adopción de un programa socialdemócrata.

Probablemente advertidos de ello al filo del tiempo, el presidente de Venezuela determinó desairar al pueblo salvadoreño cancelando su presencia en el acto de posesión con el previsible seguidismo de sus pares de Nicaragua y -¡Oh casualidad!- Bolivia. Lo evidente es que, más allá de una, esperemos buena relación energética, Funes no está dispuesto a ser uno de los muchachos del autócrata petrolero.

“Obama, yo decía, probó que es posible reinventar la esperanza. Y Lula, yo decía, demostró que se puede hacer un gobierno popular, democrático, con economía fuerte y distribución justa de la riqueza.

Una de las cosas más lindas de la política es justamente su capacidad de renovación. Y renovación es tanto traer lo nuevo como hacer renacer valores eternos. Como son los valores del progresismo. Porque pueden haber fallado algunos modelos, mas los valores profundos del progresismo no murieron ni morirán jamás. Ellos están más vivos que nunca y son cada vez más necesarios en el mundo y, de manera muy especial, en El Salvador”.

¡Cómo me hubiera gustado escuchar algo parecido de labios del “salvador” que, en cambio, nos regala brulotes que nos malquistan con medio mundo!. Mientras El Salvador ha superado la violencia (más no el trauma que ésta deja), en Bolivia el gobierno la promueve y, eventualmente, podría decantar en su establecimiento y recrudecimiento.

Por cierto que mi apreciacón del mensaje de Funes tiene el carácter de primera impresión y, en tal sentido, carácter provisional, aunque a la espera de que se confirme con el tiempo.

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