Mientras que en lo político pueden darse diversas versiones
de una situación, incluso antojadizas que, a fuerza de repetirse, acaban por
ser tomadas como válidas por la población, lo jurídico debe ceñirse a la
veracidad de los hechos de la forma más objetiva posible. Cuando lo político
interfiere con lo jurídico no hay condiciones para el debido proceso en
términos ordinarios, ergo, cualquier acto en tales términos tiene la solidez de
un bolo de coca. Hay juicios políticos, desde luego, los cuales se sustancian
en juicios de responsabilidades, lejos de los estrados de la justicia
ordinaria, en el Congreso. En un Estado de Derecho, la caracterización de una u
otra vía está claramente asumida y no hay eso de “como no hay mayoría
calificada (2/3) para condenar a un sujeto, vamos por la vía ordinaria (o por
la “justicia originaria”)”. Y, por lo visto, la intención no es juzgar; la
intención es condenar, así sea por procedimientos torcidos.
Voy a enumerar una secuencia en diez momentos (uno por año
de sentencia a la expresidenta constitucional Jeanine Áñez) que evidencia la
inconsistencia de la caracterización (golpe de Estado), como la prosecución y
el fallo infame que evacuó la “justicia” del régimen.
1) Engolosinado
con el poder, y ante la imposibilidad constitucional de postularse
indefinidamente (ya había forzado su repostulación el anterior periodo) el Sr.
Moral-less convoca a un referéndum para la modificación del artículo de la CPE que
le impide hacerlo. Probablemente una senadora de apellido Áñez apenas se estaba
acostumbrado al curul que consiguió con el voto de sus paisanos, seguramente
los únicos que la conocían hasta entonces.
2) El 21
de febrero de 2016, el Sr. Moral-less recibe un sopapo de parte de la
ciudadanía que lo pone en su lugar. El derrotado por la historia había
declarado que, si ello ocurría, se retiraría a su cato con su quinceañera. Como
muchos, seguramente la desconocida senadora votó por el “NO”.
3) Incumpliendo
su compromiso, el Sr. Moral-less recurre a una patraña y consigue que el
Tribunal Constitucional, que está a su servicio, sentencie que la reelección
indefinida “es un derecho humano”. La aún ignota Áñez debió haber renegado como
la mayoría de la ciudadanía que se sintió burlada por el régimen.
4) Con la
bendición del TC, el Sr. Moral-less se habilita para las elecciones de 2019.
Mientras sigue su curso normal, el recuento de votos lleva indefectiblemente a
una segunda vuelta, pero, una providencial interrupción de mismo cambia la
tendencia y lo da por ganador en primera vuelta. La tal Áñez habrá sentido la
misma indignación que la ciudadanía. Todavía pocos saben de su existencia.
5) Iracunda
por tanta burla –todo tiene un límite- la ciudadanía comienza a salir, pitita
en mano, a defender su voto. Áñez aún no existe.
6) Luego
de 21 día de resistencia ciudadana, el Sr. Moral-less renuncia y por consigna,
comienzan a hacerlo sus partidarios que se encuentran en la línea de sucesión
para producir un vacío de poder. Curiosamente, el órgano oficial titula “Renuncia
y desgobierno”, lo que grafica con precisión el momento. Como otros
parlamentarios, Áñez se repliega a su región; a nadie le importa.
7) Ante
la situación, se sigue, ipso facto, dicha línea y “¿quién es esta señora?” y el
país se entera de que había una segunda vicepresidenta de la Cámara de
Senadores: Jeanine Áñez Cávez. ¡Quéste el golpe!
8) Mientras
degustaba un chivé, como dice Mario Cronembold, Áñez se entera de que le
corresponde asumir la Presidencia y, valientemente, acepta conducir una
transición que tiene por objeto la pacificación y la convocatoria a elecciones.
El Sr. Moral-less, que había huido cobardemente, instruye incendiar el país.
9) Ya en
funciones, se consigue la pacificación y se convoca a elecciones, pero se
comenten actos de corrupción (harina de otro costal), principalmente con los
gases y los respiradores. Y Áñez comete el peor error: postularse para
Presidente en las elecciones.
10) En reunión partidaria, una vez retornado el
régimen masista al Gobierno, el Sr. Moral-less instruye juicio ordinario y los
jueces a su servicio emiten sentencia. Sobre la misma, algún rato haré otro
decálogo.