miércoles, 24 de marzo de 2021

La segunda vuelta como plebiscito

 





Tras su estrepitosa derrota en las elecciones para los gobiernos autónomos, el MAS desató una persecución política pocas veces vista, superándose a sí mismo en esta materia.

Su expectativa era la de convertirlas en una especie de correlato de las elecciones generales para así tener el control total(itario) del poder. El sentido de equilibrio democrático de la ciudadanía asentada en las urbes y un cierto desencanto con la gestión de Luis Arce privaron al oficialismo estatal de tal extremo.

Si bien el MAS nos muestra un mapa azulado debido a las poco más de trescientas alcaldías en las que se impuso, se me ocurre que, si se pudiera, con gusto cambiaría cien municipios dispersos por uno de ciudad capital y doscientos por El Alto. En cambio, debe conformarse con Oruro, ganado con claridad, y Sucre, por milésimas. Queda la posibilidad de que, como ocurrió más de una vez –por ejemplo, el alcalde de Cobija, Gatty Ribeiro, llegó al cargo representando a un partido y, a pocas semanas de ejercicio, fue “cooptado” por el MAS- el oficialismo intente adueñarse de alcaldías por vías inmorales. A horas del triunfo de Copa, fue cordialmente invitada a retornar a las huestes azules. “Las puertas para que vuelva están abiertas”, decía el mensaje. Particularmente vulnerables a esta forma de “transa” son aquellas autoridades electas que se alejaron del partido y se postularon por otras denominaciones.

Dejemos de lado los municipios, cuyas próximas autoridades están fuera de discusión, y pasemos a las Gobernaciones en las que, por las reglas del juego, quedan pendientes cuatro por definir a los titulares de las mismas.

En dos departamentos (Tarija y Pando) el candidato del MAS sacó una muy ligera ventaja al de la oposición. En Chuquisaca, el de la oposición aventajó con cierta holgura al del MAS, y en La Paz, el del MAS se quedó con los crespos hechos a poco de alcanzar el 40% requerido para ganar en primera vuelta.

Más allá de la propia dinámica de las campañas para atraer el favor de los votantes, ¿cuánto –y a quiénes- pueden afectar las acciones persecutorias que el régimen de Morales Ayma ha emprendido contra varios ciudadanos, incluida la expresidenta constitucional Jeanine Áñez? (Una precisión: me preguntaron por qué menciono “el régimen de Morales Ayma”; pues, porque el Gobierno es de Arce, pero el régimen es el de su jefe, el evadido –jefe de campaña causante de la gran debacle electoral del MAS, por lo demás).

A mi parecer, sí lo hará. Y no precisamente a favor del oficialismo estatal. La expresión ciudadana que emerja de la segunda vuelta será una suerte de plebiscito sobre la actuación del régimen durante estos días de terror. Por otra parte, cuando se han dado situaciones de solo dos opciones en pugna, el régimen ha salido, generalmente, perdidoso.

El 21F es prueba de ello. Pero para mencionar otros casos, están las dos versiones de las elecciones judiciales, en las que el voto nulo arrasó en clara demostración de repudio, lo que, sin embargo, no evitó que operadores del MAS accedan a la judicatura, mismos que ahora tienen en sus manos los casos armados por Lima y compañía.

Como para certificar esta posición, la de plebiscitar la segunda vuelta, Comunidad Ciudadana y Creemos han pedido a la población votar por los candidatos que no son del MAS. En el caso de La Paz, cuyo representante sacó una considerable ventaja al segundo (no sé si llamarlo “de oposición”) sería espectacular que el candidato de Jallalla remonte con el apoyo de citadinos que rechazan las acciones del régimen de Morales Ayma. Será mi propio caso –en otras circunstancias, no se me ocurriría votar por este buen señor- y sería el tiro de gracia a los fraudulentos de 2019.

miércoles, 10 de marzo de 2021

Se derrumba el relato del "golpe"

 

                                                             Foto: El Deber

Domingo, 7 de marzo, horas 21:30. El jefe de campaña del MAS se declara contento con los impresionantes resultados obtenidos por sus candidatos en grandes municipios y en la mayor parte de los departamentos. Su cara de entierro, sin embargo, no condice con sus palabras, luego desmentidas por las verificadoras de noticias y por el escrutinio oficial. Dicho esto, horas más tarde, cual es costumbre suya, huye a Argentina para presenciar un partido de fútbol, pese a su esmirriada economía, lindante con la miseria, según confesión propia. Morales Ayma, maña y lujuria hasta la sepultura.

La idea del oficialismo era la de sumar, a cualquier precio, el control de ciudades y departamentos al del Gobierno central y, con ello, ampliar el centralismo –coordinación, en sus términos- con la sumisión de los noveles subnacionales a las decisiones del Ejecutivo central –ese régimen tiene nombre y usted lo conoce- y, de paso, reafirmarse en la patraña del relato del “golpe” que intentó sostener estos meses. El involucramiento del Presidente en la campaña no hizo otra cosa que desportillar aún más su ya venida a menos imagen. Todos esos shows del gobernante y los candidatos azules en los centros de vacunación, tomándose fotos en dichos ambientes para exhibirlas como propaganda, desaparecieron al día siguiente de la elección. El chantaje tuvo dos efectos contrarios a los deseados por Arce y Morales Ayma: certificó que el triunfo del primero en la elección nacional no fue por mérito propio, sino consecuencia del voto-castigo a la gestión transitoria de Jeanine Áñez quien se extralimitó en sus atribuciones, dada la función precisamente transitoria de su gobierno (aunque, a la distancia, ciertas acciones de este periodo, sobre todo las relacionadas al manejo de la pandemia –manchadas por el caso “respiradores”- parecen brillar frente a las de “aguante” propuesto por Arce- y, segundo, sepultó la narrativa del “golpe”.

Salvo para la Gobernación de Cochabamba, para la que el oficialismo obtuvo una contundente victoria, merced a que allá se encuentra la zona del Chapare, último reducto del masismo, en el resto de departamentos, los resultados para el MAS van de discretos para abajo. Y si consideramos los ingentes recursos (económicos y políticos) desplegados para cooptar gobernaciones y alcaldías en juego, su derrota es humillante.

Haciendo de tripas corazón, el Gobierno central y, por supuesto, las autonomías gobernadas por la oposición, deberán coordinar como dispone la ley, máxime en un escenario tan adverso sobre todo en materia de economía, para beneficio de la población.

Arias, Camacho, Reyes Villa, Copa, Llaly… El voto obtenido por estos y otros actores directa o indirectamente ligados a lo que el oficialismo denomina “golpe” echa por tierra tan peregrina manipulación instrumentalizada desde los estrados judiciales sometidos al MAS. Una inmensa mayoría de ciudadanos de las urbes apoyando en las urnas a “golpistas” hace insostenible la patraña del poder político en ejercicio que, en lugar de gastar energía en persecución política debería concentrarse en resolver el problema mayor de este y los próximos años: la economía, que no puede ser considerada al margen de la salud.

Apunte final: las tan satanizadas encuestas mostraron esta vez mayor consistencia que en anteriores oportunidades; los apellidos mencionados en el párrafo precedente dan cuenta de ello. Así lo certifica la “verdadera encuesta”, la del domingo 7 de marzo. Tenemos por delante, a menos que se nos crucen referéndums o Asamblea Constituyente, cuatro y medio años sin elecciones. Aprovechemos este tiempo para construir institucionalidad desde las entidades autonómicas.