miércoles, 26 de febrero de 2020

Hat trick a la inversa






No es necesario ser entendido en fútbol para estar familiarizado con la popular expresión inglesa hat trick, que indica que un jugador ha marcado tres goles durante un solo partido, algo no muy frecuente, aunque tampoco extremadamente inusual.

De esto último sabía muy bien la clientela política del dictador atrincherado en Argentina que aplaudía a rabiar, y con dianas de fondo, los goles que éste marcaba –al por mayor- en partidos propagandísticos diseñados –y transmitidos- para elevar su aura de portentoso semidiós.

Desde que se afincó en la tierra de Charly García, gozando de la generosa protección del régimen kirchnerista, el aludido está jugando otro encuentro y, como de costumbre, lo hace con rodillazos de antología.

La diferencia con sus anteriores jugadas es que en el nuevo escenario ya no maneja los hilos del poder y lo que antes eran goles se han convertido en autogol(p)es. El sujeto sigue introduciendo tantos al arco, pero al propio. ¿Qué otra cosa sino un hat trick a la inversa es el conjunto de autogol(p)es que el hombre se ha metido? Uno a uno, iremos analizando dichos tantos en contra.

Apenas comenzado el juego en suelo gaucho, el terror del área hizo, de panza, el primero de tres gol(p)es a su propio arco. En un arranque desde media cancha disparó el ya célebre llamado a organizar milicias armadas a su hipotética vuelta al país en el que es detestado por el 70% de la población. Semejante despropósito se volcó en contra suya causándole una reconvención –un sonoro jalón de orejas- de parte de su desprendido anfitrión que le recordó que es libre de hacer campaña siempre y cuando no comprometa al Estado argentino en sus negociaciones para salir del fango financiero en el que se encuentra. Como pocas veces en su vida, la situación obligó al dictadorcillo a tragarse sus palabras. Pero la tribuna ya había registrado el autogolazo.

Poco le duró al sujeto el arrepentimiento –y. curiosamente, el régimen “K” esta vez se hizo al desentendido- porque ante su inhabilitación como candidato a senador –mirando una toma de la silla presidencial por la vía de la sucesión, en un plan perversamente urdido- el autogoleador anotó, ahora de nariz, una especie de blooper, el segundo guarismo a su pórtico: amenazó a Bolivia “revelando” que tiene amigos militares –“patriotas”, los llamó- que lo tienen al tanto de lo que sucede y que seguirá en contacto con éstos. Sin duda, su intención es la de sembrar dudas al interior de las FFAA y provocar una desestabilización del país. Lo que no parece apropiado es la falta de respuesta –al menos yo no me enteré de alguna, si es que la hubo-  de las FFAA ante la afrenta de que fueran objeto por parte del tirano autodesterrado. Aun así, el arco del individuo quedó, una vez más, “perforado” (para usar un término con el que se refería a las mujeres).

Comoquiera que sus bravuconerías ya no impresionaban ni a propios ni a extraños, este personaje de historieta barata, patrocinado por sinvergüenzas de toga, intenta recurrir al clásico “le meto nomás” intentando burlar la ley que ha declarado inapelable su inhabilitación. Como cualquier parroquiano sabe, la última palabra en materia electoral la tiene el Poder Electoral, instancia repuesta en la Constitución promovida por el partido de quien ahora se presenta como víctima del sistema.
Con esta acción, “el que no puede entender” encaja otro autogol(pe) a su valla y agota su munición menuda –la gruesa ya la gastó en octubre- y se convierte en un invitado apestoso para la Casa Rosada.

Bolivia, democrática y libre, ya no está para aguantar rodillazos.

miércoles, 12 de febrero de 2020

Disonancias



Cuando se produjo la gesta ciudadana que desembocó en la despavorida huida del tirano que gobernó el país hasta hace poco, la cancha del retorno a la democracia quedó prácticamente rayada de la siguiente manera: la presidenta transitoria recibió el mandato implícito de garantizar un proceso electoral transparente que concluyese con la entrega, de parte suya, del gobierno a su sucesor(a), el o la ciudadano(a) que, en primera o segunda vuelta, se alzara con el triunfo en las urnas; el señor Morales Ayma y sus cómplices evadidos o asilados y su partido en capilla en razón del fraude montado para permanecer en el poder –a la espera de saber si se le permitiría participar del proceso electoral en curso-; y un grupo de candidatos proveniente de los “sobrevivientes” de la fraudulenta elección al que se fueron sumando quienes alcanzaron o recuperaron notoriedad por su reconocida contribución al triunfo de Bolivia sobre la dictadura. ¡Qué lejos parece aquel momento!

Respecto a lo primero, dos importantes hechos trazaron el camino: la recomposición del tribunal electoral –y la respectiva convocatoria- y la prolongación del mandato –ya hecho explícito-.

En cuanto a lo segundo, en una decisión más política –en la vía de la pacificación- que institucional, se optó por que el MAS participe de la justa y, además se quede con la mayor tajada de los recursos para campaña que asigna el TSE –sobre la base de cálculo de los resultados de los comicios de 2014- ¡Inmerecido premio a los perpetradores de uno de los mayores fraudes de la historia!

Finalmente, tras algunos episodios accidentados, los binomios fueron tomando cuerpo. En tales condiciones, la población comenzaba a alinearse con unos u otros o esperando la confirmación de alguno más. Y entonces, aparecieron las disonancias.

Apartándose del mandato confiado a su persona en virtud de la sucesión que llegó hasta su cargo legislativo –lo que se llama “estar en el lugar correcto el momento preciso”- la Sra. Áñez decidió introducir ruido ensordecedor en la disputa electoral anunciando su postulación. Sus primeras comparecencias en calidad de presidenta-candidata han sido poco afortunadas dadas las atenciones protocolares que se le brindan en las mismas, en desmedro del resto de los competidores lo que, quiérase o no, marca cierta desigualdad en los foros en los que coinciden. Si, como se alega, es por la investidura de la Presidenta, esta justificación no hace más que ratificar que se usa el cargo para obtener ciertas ventajas. Por otra parte, si lo que debe prevalecer en estos casos es el puesto sobre la candidatura, no hay que olvidar que entre los candidatos figuran dos expresidentes y, digo yo, tendrían que ocupar los flancos de la presidenta-candidata en las testeras que les toque compartir.

A mi juicio, la Sra. Áñez parte de un supuesto erróneo que, aunque hipotéticamente le permita prorrogarse en el poder, no le dejaría gobernar con la misma soltura con la que lo hace ahora. El margen de movimiento que la situación emergente de noviembre le ha dado, no se repetirá ni mínimamente en un periodo “normal”. Su apuesta compromete seriamente su futuro político –y el de la democracia, paradójicamente-.

La siguiente estridencia la introdujo el inefable sujeto que optó por dejar Bolivia y, desde fuera, instruir a sus huestes dejar sin alimento a las ciudades.  Con la inscripción de su nombre en las listas de su “instrumento”, como gustan llamarlo sus amarrahuatos, se presenta otro elemento de provocación a la ciudadanía. Presentadas las observaciones del tribunal y las impugnaciones que podrán sobrevenir a una habilitación que le facilitaría primero, el acceso al Senado y, luego, a la Presidencia del mismo, colocándose como segundo en la línea de sucesión –cosa improbable pero no imposible- espero que tal bulla sea, finalmente, silenciada.