Escamoteada en Chuquisaca, forzada en Tarija y ratificada
en Beni, lo cierto es que dentro de una semana habrá segunda vuelta electoral
para elegir Gobernador en estos dos
últimos departamentos.
Paradójicamente, si el país contara con un órgano
electoral independiente –y no, como es el caso, un apéndice del partido de
gobierno- el único departamento en el que tendría que darse este extremo sería
Chuquisaca. Con autoridades electorales probas, Ernesto Suárez –con toda
probabilidad- y Adrián Oliva –con absoluta propiedad- serían ya gobernadores
electos por haber ganado en primera vuelta.
Total, que las malas artes del régimen llevaron al
insólito escenario político a dilucidarse el 3 de mayo, arbitrado, y esto es lo
grave, por la misma banda que, primero eliminó a la principal fuerza política
del Beni y que arregló en mesa los resultados tanto en Chuquisaca como en
Tarija para favorecer al régimen del cual es una simple operadora
parapartidaria. Pretende ahora –lo consiguió provisionalmente en Chuquisaca- el
MAS resarcirse deshonrosamente de las humillantes derrotas sufridas en gran
parte del país.
Respecto al Beni, hay que señalar que pese a todos los
recursos utilizados –incluido el de haberse desembarazado mañosamente de UD-A-
el régimen fracasó una vez más en su intención de someterlo. Quintana va por el
enésimo intento de hacerlo y, mientras a la pianola electoral no se le vuelva a
ocurrir torcer el resultado, volverá a morder el polvo de la derrota –por mucho
menos, varios prominentes masistas fueron puestos en la picota por los jefes;
entre ellos, Groux, Romero y un ex ministro de Aguas del que nadie se acuerda
el nombre siquiera. Probablemente, a diferencia de aquellos, Quintana tenga un
“cadáver en el armario” que hace complicada su caída en desgracia-.
Sobre Tarija, siempre con la salvedad de que la pianola
electoral no tuerza la voluntad popular, pongo la figura de lo que vería un
extraterrestre que de pronto observara la campaña electoral: llegaría a la
conclusión de que el candidato del MAS es un tal Evo Morales, a quien en un
anterior columna he descrito como un “supracandidato”. No obstante, todo indica
que Oliva ratificará lo que consiguió en la primera vuelta, es decir revolcar
al oficialismo.
Y se va la segundita…