Ha transcurrido ya medio año luego de la jornada del
Censo Nacional de Población y Vivienda (miércoles 21 de noviembre de 2012).
Si hace tres meses ya podía considerarse como escandaloso
el hecho de que hasta entonces no se hubiera dado a conocer el resultado
oficial de los datos finales ya desagregados y sistematizados; que hayan pasado
seis meses sin que esto sucediera es la muestra más vergonzosa de la
incompetencia funcionaria que un Estado puede mostrar en materia alguna.
Un puñado de cifras globales fue hecho público, en pomposo
acto, por el Presidente. Esto ocurrió cuando el régimen estaba acorralado por
haberse puesto al descubierto su red de extorsión: por su puesto, los medios se
ocuparon del asunto y, al menos por un día, la red gubernamental de extorsión
dejó de ser noticia. Desde entonces, nada más se supo del dichoso censo.
Tengo un recuerdo consciente de dos censos anteriores y
creo no exagerar cuando digo que a los dos días de su desarrollo, los
periódicos publicaban los resultados gruesos y, dos semanas después, las cifras
finas. En el censo que nos ocupa, con un abismo tecnológico de diferencia, ni
siquiera hay un comunicado que se digne divulgar el motivo de semejante retraso
en el conteo de las respuestas consignadas en las boletas.
Más aún. Si consideramos que el nuevo empadronamiento
debía haberse hecho un año antes -2011- veremos, estupefactos, que hay, por
parte del régimen, una intencionalidad
de demorar hasta donde sea posible la publicación de sus resultados.
Más tiempo pasa y más susceptibles nos ponemos.
Supongamos que, por ventura, aquellos se publicaran mañana, ¿qué grado de
credibilidad tendrán? Desde ya, como resultado en sí mismo, el censo 2012 es un
bochornoso fracaso por el que, en una gestión seria, sus responsables no
deberían esperar a ser removidas: debería presentar renuncia inmediatamente.
Pero como no es el caso, ni una ni otra cosa sucederá.
¿Qué tiene que pasar para que un parlamentario o una
parlamentaria llamen a interpelación a la ministra que gerentó el censo? ¿Por
qué no lo hicieron hasta ahora?.
Como dije antes del 21 de noviembre de 2012, “este censo
nos va a costar Caro” (la mayúscula es intencional).