A quienes se (nos) oponen (oponemos) a que el tramo dos de
la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos atraviese el Territorio
Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), el Presidente Morales los
(nos) ha calificado como “enemigos del progreso”.
Suena algo incongruente que un autodenominado “socialista/comunitario”
apele a una categoría proveniente del más rancio capitalismo, el industrial,
para echar(nos) su espuma a los objetores del proyecto concebido para destruir
el TIPNIS.
Uno de los postulados de la “idea de progreso”, para no
abundar en mayores consideraciones, es, de acuerdo a Nisbet, la convicción de
que la civilización occidental es noble y superior a las otras.
¿No contradice esto al discurso que don Evo y sus operadores
ideológicos nos vienen barajando hace años? ¿Cree ahora el señor que la
civilización occidental es noble y superior a las otras? ¿o sea que los enemigos
del capitalismo no están en el Gobierno?
En lo personal, hace décadas que “progreso” no figura en mi
vocabulario; abracé primero la idea, más integral –puesto que incluye
centralmente el concepto de educación- de desarrollo y, más recientemente, la
de desarrollo sostenible, que sin oponerse al crecimiento económico, lo
condiciona a ocasionar el menor impacto ambiental posible. Y, por supuesto, el
impacto ambiental que supone el tramo dos por medio del TIPNIS hace inviable
–nunca mejor dicho- su construcción (destrucción).
Usted habrá notado que hago énfasis en aquello de “tramo
dos”. Hago esto para desvirtuar, por enésima vez, que los objetores estamos
“contra las carreteras (del progreso)” –otra temeraria sindicación del jefazo-.
Lo que está en cuestión no es la necesidad de integración caminera; habría que
ser muy necio para oponerse porque sí al desarrollo de infraestructura.
¡Por supuesto que los caminos son un ítem de primer orden!
Pero no al costo de arrasar con la biodiversidad y la vida misma. A menos que
lo que en realidad se busque con su apertura sean fines inconfesables
–vinculados a actividades non sanctas-.
¿Alguien se opone a la doble vía Oruro - La Paz? Más allá de
observaciones administrativas o indicios de corrupción, nadie en su sano juicio
lo haría. La diferencia entre carreteras como ésa y el tramo en cuestión es que
aquellas no hieren de muerte al medioambiente.
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