jueves, 29 de julio de 2010
¿Fue una narcoceremonia?
Esta fotografía corresponde a la ceremonia -recién inventada, por cierto- de unción de Evo Morales (enero de 2006) como "líder espiritual de los indígenas". El personaje que ofició la misma -de túnica blanca- es el amauta (una especie de sacerdote imdio) Valentín Mejillones, quien el día de ayer fue atrapado con las manos en la "blanca" (240 kilos, en estado líquido). Entre otras pintorescas monerías, entregó a Morales un bastón (¿narcobastón?). Por mucho menos otros gobiernos y personas cayeron en desgracia en el pasado. Morales hace del vivio una virtud.
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Puka Reyesvilla
jueves, 22 de julio de 2010
¡Vaya sábado!
Por si se le hubiera olvidado –la dinámica informativa actual hace que lo que se consideraba “histórico” dos días antes pase al olvido ante, por ejemplo, un hecho de tránsito de descomunales proporciones, suceso providencial que ocupa la atención pública facilitando el soslayo de algo que a alguien (al poder, en este caso) le resulte incómodo sustentar- le hago recuerdo de cómo estuvo el pasado sábado 17 de julio: fue un día gélido y ventoso, gris y hostil a la salud, tanto que obligó a las autoridades centrales de Educación a revisar la determinación, no acatada en varios municipios, de dar por finalizada la vacación una semana antes para prolongarla otra más; así como, en su respectivo tiempo ocurriera con Napoleón y Hitler, el “General Invierno” venció al “Estado Plurinacional”.
Este clima desagradable era el marco perfecto para simbolizar lo que estaba ocurriendo sincrónicamente en el Parlamento –o como se le quiera llamar; técnicamente sigue siéndolo- donde los acólitos del régimen hacían la pantomima de deliberar sobre la última ley del paquete enviado por el Ejecutivo.
Quiso la fatalidad que la fecha coincidiera con la de otro día aciago, aquel 17 de julio de 1980 en que García Meza y Arce Gómez asestaban un cruento golpe a la naciente democracia boliviana y que, para convincente réplica, fueran unos señores de apellidos García Linera y Arce Zaconeta quienes hicieran lo propio contra una democracia a la que se dedicaron a debilitar durante los ocho años precedentes.
Lo hicieron por encargo de su insaciable jefe. Lo pongo en estos términos –me refiero, obviamente, al Jefe del Estado- porque, para no desentonar con tan crudo ambiente, en acto público, el hombre hacía una graciosa concesión a los militares golpistas (metiéndolos a tos en el mismo saco) eximiéndolos de responsabilidades en las dictaduras que encabezaron, con la indulgencia de que lo hicieron por “encargo del Imperio (Estados Unidos)”. O sea que el Tío Sam encargó a Juan José Torres ¡¡¡instalar una asamblea al estilo de los soviets!!!; pero, más complicado resulta explicar el bloqueo del Imperio a la dictadura de García Meza, Arce Gómez y Cia. ¡Ruido de vuvuzuelas!
El hecho es que, con la promulgación de la última “ley estructural” se ha consumado el golpe blando contra la democracia, la institucionalidad y el espíritu autonómico.
Si bien cada una de estas leyes puede ser analizada aisladamente, es el conjunto de ellas, el paquete (incluida la ley transitoria de autonomías) lo que debe considerarse para caracterizar el proyecto que apuntala que, a mi modesto entender, no es otro que la prórroga ad aeternum del señor Morales. Todo lo demás es accesorio funcional a tal propósito.
Dos acuciosas ciudadanas se me adelantaron, por razones de frecuencia de publicación, en transmitir esta percepción: Erika Brockmann Quiroga en su artículo “Revocatorio y Safco a la carta” (La Prensa) del mismo día que nos ocupa y Susana Seleme Antelo en “Cinco leyes, un funeral” (El Deber).
La primera advierte sobre los blindajes de que goza el régimen ante eventuales interpelaciones ciudadanas y la segunda lo hace respecto del retroceso, en términos democráticos y autonómicos, del dichoso paquete.
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Puka Reyesvilla
sábado, 17 de julio de 2010
domingo, 11 de julio de 2010
jueves, 8 de julio de 2010
Autonomía tutelada
Se entiende por “tutelar” a aquella institución ordenada por la ley que tiene por objeto la protección y asistencia de una persona que, por razón de edad o de incapacidad, no puede gobernarse por sí misma no proveer a la administración de sus bienes. Por extensión –o por deformación- esta definición se aplica a sociedades y naciones.
Pasé la mitad de mi vida escuchando la patraña de que las Fuerzas Armadas eran “la institución tutelar de la patria”, grosería empleada para sostener dictaduras militares que no he vuelto a oír desde 1982, año de la recuperación de la democracia. Analizada con propiedad, la dichosa autoatribución consideraba a los civiles (partidos políticos, sindicatos y sociedad en general) como infradotados incapaces de gobernarse por sí mismos a los que había que someterlos por la fuerza a un régimen de “orden” con sensibles restricciones de sus derechos civiles y políticos.
Que, apoyados por las bayonetas, los militares se sintieran convencidos de ser nuestros tutores es, hasta cierto punto, verosímil; pero que, tras su repliegue a los cuarteles para cumplir el rol de institución obediente (que no delibera) a la autoridad política constitucionalmente elegida, sean estas autoridades, en nombre de una circunstancial legitimidad electoral, quienes se arroguen la tutela del país, es inaceptable.
No disimula el régimen su tendencia totalitarista y tampoco su aversión hacia la autonomía, la departamental fundamentalmente, a la que “cruzó” con la indígena y la regional para debilitarla.
Debe ser muy frustrante para el régimen que su encumbramiento haya coincidido con la emergencia de las autonomías departamentales, alas que en primera instancia se opuso abiertamente para, cuatro años más tarde, rendirse ante la evidencia y hacer como que las acepta con la consiguiente cesión del poder que ostenta.
Todo parece indicar que el régimen necesita, para su proyecto hegemónico, reducir el hecho autonomista a su mínima expresión castigando, incluso, a sus promotores. No se explica de otro modo la prescripción contenida en las recientemente promulgadas leyes de que éstos no podrán postularse a ninguno de los espacios en los órganos del “Estado Plurinacional”, como tampoco puede entenderse que la asignación de competencias exclusivas de las autonomías no vaya acompañada de transferencias de recursos –pacto fiscal redistributivo- para asumirlas.
Es más, se proscribe cuatro estatutos autonómicos ya aprobados en sendos referéndums y se inicia una persecución político-judicial contra sus gestores.
Hablemos claro: las autonomías son un escollo para el proyecto totalitario del régimen y lo más que éste está dispuesto a permitir es una especie de “autonomía tutelada”, y pare ello precisa hacer ver que los ciudadanos somos incapaces de gobernarnos por nosotros mismos y que por sobre los departamentos tiene que haber un suprapoder –el que tiene el control de la billetera-.
Es evidente que su proyecto Marco establece una suerte de oxímoron: centralismo autonómico. Al régimen le disgusta la idea de equilibrio de poder –compartirlo-, se inclina decididamente hacia la tiranía en nombre de una eventual, circunstancial y volátil mayoría.
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Puka Reyesvilla
miércoles, 7 de julio de 2010
CreatiVOZ!
Te propongo que te des una vuelta por la Escuela "La Voz de mi Deseo" (calle "20 de octubre" #2060; tel 2421270) y te anotes para el taller CreatiVOZ!, orientado a activar los circuitos de la expresión verbal, que te brindará la posibilidad de comenzar a redactar textos asombrosos, liberar parlamentos sorprendentes y producir vocería ciudadana.
COMENZAMOS EL LUNES 19 DE JULIO.
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martes, 6 de julio de 2010
No claudicar
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Amarte es esperar, es mi razón intemporal, que no claudica ante la posibilidad de, en el intento, fracasar.
Amarte es esperar, es mi razón intemporal, que no claudica ante la posibilidad de, en el intento, fracasar.
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