Viñeta: ABECOR
No se supone que los recursos públicos se utilicen para que
los funcionarios del gobierno hagan el ridículo; pero los empleados al servicio
del régimen de Morales Ayma parecen no entenderlo así y se esmeran en malgastar
nuestro dinero para denigrarse hasta la rediaxia (palabra que acabo de inventar
porque no hay una que exprese el grado de miseria humana en la que se
arrastran, causando no lástima, sino risa).
El humillante espectáculo con el que pretenden engatusar a
la ciudadanía no hace más reafirmar que lo que ellos tratan de negar, y lo más
risible es que creen que lo hacen de maravilla. ¡Tontos y retontos!
No les bastó con embarrar siglos de prestigio de la
Universidad de Salamanca que, inopinadamente, se prestó a la patraña por unos
pesos. La desportillada institución no pidió disculpas al país, como debía
haberlo hecho, pero admitió que su panfleto no tenía el alcance de la auditoría
de la OEA, cuyo carácter vinculante fue solicitado –y, conocido el texto, no
aceptado- por el propio señor Morales Ayma cuando la encomendó.
Fracasada la táctica “Salamanca”, superándose a sí mismo en
capacidad de torpeza/gag, esa que nos hace reír por lo estúpida, a un tío del
régimen se le ocurrió hacer un “recuento” de los resultados de las fraudulentas
elecciones de hace dos años cuando el sistema de transmisión rápida fue
intervenido cuando la tendencia marcaba que debía realizarse la segunda ronda
electoral. Sin contar con que usurpó funciones de otro poder del Estado, el
sujeto no ha sabido qué hacer con su “hallazgo” (¿hubo alguno?) y lo único que
consiguió fue seguir embarrándose para deleite de la platea. Reducido a jocosa
caricatura, desata su ira contra el más débil personaje de aquella: el
caricaturista.
Más grotesco aún es el acto de embrollamiento al que se han
expuesto estos tíos al urdir, con su TCP que, sin mencionar específicamente el
asunto de la sucesión presidencial, bendecido en su momento por el propio TCP,
emite una sentencia y un comunicado que el régimen, conocedor del texto con
anticipación, “interpreta” la sucesión de 2019 como contraria a la
Constitución, cuando, justamente por lo que deja de decir, tal pronunciamiento
la avala. Pero lo tristemente jocoso viene cuando la muchachada de los
moralitos quiere separar el supuesto origen inconstitucional de la sucesión de
los actos jurídicos posteriores, entre los cuales se (re)cuenta la convocatoria
a elecciones cuyo acto material (la votación) da origen al gobierno en
funciones. Cantinflesco sofisma de autoinvalidación.
¿Seguimos?
No conforme con revolcarse en porquería en medio de las
risotadas de los espectadores, el régimen lleva su numerito al foro
panamericano y recibe una elegante invitación a irse de paseo. ¡Nada menos que
uno de los involucrados en el fraude desafiando a debatir a quienes lo pillaron
en falta! “Vaya a debatir con su abuela”, faltó que le dijeran a tiempo de dar
por cerrado el tema.
Queda claro que el régimen ensaya, y representa al mismo
tiempo, una versión torpe del (re)cuento del tío suponiendo que la ciudadanía se
dejará timar. No se percata de que, en su miseria moral, solo exhibe una
enfermiza afición por hacer el ridículo.
Miseria moral: desconocer el resultado del referéndum del
21 de febrero de 2016 y pretender que la reelección indefinida es un derecho
humano, patraña a la que la CIDH no se prestó y dio un revés a las aspiraciones
prorroguistas ad infinitum del tío
que tomó las de Villadiego dejando instrucciones para incendiar el país en su
ausencia.
Háganse un favor a sí mismos: Si algo de vergüenza les
queda, dejen de hacer semejantes mamarrachadas.