jueves, 27 de febrero de 2014

Y dale con "histórico"...


Es un mal bastante extendido ése de atribuir el carácter de “histórico” a hechos más bien importantes, sobresalientes o infrecuentes. Este abuso no es privativo de nuestros pagos, sin embargo en ellos la inflación “histórica” está llegando a límites demenciales.

Un repaso a las declaraciones presidenciales o a las intervenciones de parlamentarios oficialistas, un vistazo a los titulares en los medios (sobre todo en los medios al servicio del régimen), o una lectura a publicaciones auspiciadas por el Gobierno, pueden inducir al error de creer que en Bolivia se producen un promedio de tres acontecimientos “históricos” por día –desde hace 8 años-. Todo un récord.

Es que, para pesar de la historia, han convertido a “histórico” en un término comodín aplicable a una infinidad de hechos que muchas veces, en rigor, no pasan de ser pomposos o pintorescos. Pero, por operación hiperbólica tan cara al populismo, se transforman en “históricos”, devaluando así un concepto digno de mejor empleo hasta prácticamente vaciarlo de significación: cuando todo es “histórico”, ¿qué queda para la historia?.

Yo soy –y no creo estar solo en esta posición- de los que considera que sólo el tiempo puede dar licencia para decir si algo fue histórico o no lo fue; así que lo que, al calor de la euforia es calificado como tal, posiblemente no resiste dos semanas para luego pasar al olvido o a la rutina.

Ante la inexistencia de convenciones al respecto, me animaría a decir que aquello que transcurrida una generación tiene asegurada su huella en el devenir merece, recién, ser tratado como histórico o, en el caso del arte, como clásico.

Hay excepciones, por supuesto y, de tanto en tanto, suceden hechos que no pueden esperar el veredicto del tiempo para alcanzar la categoría de histórico. Probablemente, una vez en la vida, cada humano es partícipe de tal honor (como testigo, protagonista o por pura casualidad  -la de simplemente estar viviendo en ese momento-). A mí me toco coincidir con el fin del bloque socialista –simbolizado por la caída del muro de Berlín- y no creo que en lo que me reste de vida pueda volver a estar en la misma temporalidad de un acontecer de tal dimensión histórica.

Para todo lo demás, está la demagogia.

jueves, 13 de febrero de 2014

El punto G

El 12 de junio Brasil y Croacia darán el puntapié inicial del Mundial de Fútbol, el 13 jugarán México con Camerún, España con Holanda (Países Bajos)  y Chile con Australia; el 14, Colombia con Grecia, Uruguay con Costa Rica, Inglaterra con Italia y Costa de Marfil con Japón; el 15 Suiza con Ecuador, Francia con Honduras y Argentina con Bosnia-Herzegovina.

Comienzo con este “ficchur” de Brasil 2014 en razón de que, durante la realización del torneo mundial, el grueso de la población del orbe tendrá puesta su atención, esté involucrado su país o no, en lo que ocurra en la nación vecina.

Pero lo hago fundamentalmente –y me limito a las primeras cuatro fechas, incluida la inaugural- porque esos mismos días Santa Cruz de la Sierra acogerá a los representantes del G-77+China en una “cumbre” que nuestro Presidente convocó en calidad de presidente del grupo, al conmemorase medio siglo de la creación de esta instancia internacional.

Tendrá que hacer mucho trabajo el presidente Morales si quiere llevar agua a su molino esos días… competir con el Mundial no es poca cosa. Algo de artificioso tiene esta cita, aunque el aniversario es un buen pretexto para darle cierto sentido; no olvidemos que Jaime Paz Zamora también presidió el grupo sin usar esta dignidad para hacer aspavientos.

Sin embargo, dado que la reunión-aniversario va, me ha causado grata impresión –y así se lo he manifestado-  la labor informativa, mediante reseñas, que Julio Aliaga está realizando sobre las naciones, sus presidentes y tipos de regímenes que los gobiernan… y la verdad es que hay de todo: desde las más férreas (y exóticas) dictaduras hasta democracias consolidadas. Aliaga hace lo que el Gobierno no: dar una referencia sobre los convidados al banquete.

Otra iniciativa que también juzgo plausible es la que ha lanzado Fernando Messmer, quien sostiene que, dado que algo de atención concitará el punto G de Evo Morales (insisto, es muy difícil competir con el Mundial), es una buena oportunidad para denunciar las tropelías del régimen, comenzando por la ilegal postulación del anfitrión a un tercer período presidencial, pasando por la persecución, las violaciones los DDHH, la concentración de poder, la catástrofe del sistema judicial, la falta de transparencia…  Me anoto.