miércoles, 20 de diciembre de 2017

2017: El año del nulo



Por octava oportunidad consecutiva, como cada fin de gestión desde 2010, cierro la presente con una caracterización del año que se va. Para llegar a tal punto acostumbro hacer un recorrido desde entonces hasta el presente tratando de que el espacio disponible alcance para este propósito. Sin más, comienzo el recuento.

Recordamos 2010 como “el año del rodillazo” debido al episodio en el que, de manera alevosa, en el desarrollo de un partido de fútbol, el Presidente propinó un alevoso rodillazo a los testículos de un eventual rival deportivo. La escena dio la vuelta al mundo aludiendo a la manera de gobernar que tiene el señor Morales Ayma: repartir rodillazos por doquier.
Al siguiente, lo denominé “el año del MASking” en alusión a la masacre de Chaparina en la que, por instrucciones del actual Embajador ante la ONU, por entonces Ministro de Gobierno, se produjo una salvaje represión contra los indígenas que participaban en la marcha en defensa del TIPNIS; las bocas de varios de ellos fueron “selladas” con cinta masking en clara violación de sus derechos.

Antes de caracterizar a 2012, recordemos que en 2017, Su Excelencia invitó a los líderes de oposición a “hacer caquita” en el TIPNIS. Los aludidos la aceptaron inmediatamente y el invitador hizo mutis por el foro. Lo menciono porque la escatología parece formar parte integral del discurso presidencial: 2012 fue “el año de la caca” porque el Jefazo equiparó las relaciones con EEUU con la materia fecal.

2013 fue, en mi criterio, “el año de la extorsión” debido al escándalo de proporciones que surgió a raíz de la formación, en las entrañas del régimen, de una red dedicada extorsionar a ciudadanos en situación de debilidad jurídica. El asunto fue conocido mundialmente por la intervención del actor Sean Penn en favor de uno de los extorsionados, el productor Jacob Ostreicher. Tiempo antes, el artista había sido pomposamente nombrado por el Presidente como “Embajador para las Causas Nobles del Estado Plurinacional”.

Al siguiente, 2014, lo caractericé como “el año del Estado Plurinominal” tal como el peor órgano electoral que tuvo el país rotuló la papeleta de los comicios realizados entonces. Sostengo que por ese “detalle”, tales elecciones debieron declararse nulas porque, además, el candidato oficialista no estaba constitucionalmente habilitado para postularse como tal –como no lo está ahora-.

2015 fue “el año de Petardo”, el can que acompañó a los potosinos en sus protestas y que se convirtió en un símbolo de la lucha por la democracia.

El año pasado, quien se creía imbatible y convocara a un referendo para legitimar su afán reeleccionista  fue barrido por la voluntad popular el 21 de febrero.  Por eso, a 2016 lo llamé “el año No-Evo”. Decía: “Se podría decir que la mezcla explosiva-corrupción, abuso de poder, ineficiencia, ineptitud, etcétera- que activó, apenas llegado al Palacio Quemado estalló en sus manos causando daños irreversibles a su proyecto de permanencia indefinida en el poder. ¡Que la saga continúe en 2017!”

¡Y así fue!, porque el año que concluye se ratificó, plebiscito mediante, el mayoritario rechazo al régimen que, sin embargo, insiste en torcer la voluntad popular imponiendo contra la Constitución y el sentido común, la elección indefinida del mismo personaje que ya se habilitó inconstitucionalmente para las anteriores elecciones.

Por ello, no me cabe duda de que 2017 fue “el año del nulo” dejado un mensaje esperanzador para la recuperación de la democracia en Bolivia.

Estimado(a) lector(a): le deseo un 2018 pletórico de triunfos como los conseguidos los dos últimos años.

miércoles, 6 de diciembre de 2017

El fallo fallido y la nueva minoría



Ha querido la historia que fuera el último tramo de este año cuando confluyesen dos hechos políticos de consideración que, en mancuerna, han cambiado el escenario público drásticamente.

Si a principios de gestión me hubieran dicho que algo así iba a ocurrir, sencillamente no lo hubiera tomado en cuenta. Pese a los pataleos de ahogado del régimen luego del reférendum del 21-F y su catastrófico resultado para las intenciones de éste de forzar la candidatura del caudillo en las venideras elecciones generales, además de las varias vías aún más retorcidas para burlar la voluntad ciudadana expresada en la mencionada consulta, aquella por la que finalmente optó sólo puede ser analizada en el marco de un estado corporativo como el que el régimen ha diseñado para su permanencia en el poder.

El fallo del TCP es tan espurio como lo fueron los infames Decreto-ley con los cuales se manejaban las sucesivas dictaduras para imponer su mano dura. Es evidente que el hipotético Guardián de la Constitución está sometido a los designios de la “dictadura inédita” ejercida por el régimen. El propio aspirante a Supremo Protector Vitalicio se ha hecho mofa del sistema democrático cuyo sostén es la separación de poderes. Este olímpico desprecio por la institucionalidad democrática es, asimismo, la admisión más elocuente de que el TCP actuó para complacer a su jefazo al primero admitir, y luego emitir el absurdo fallo respecto del recurso de inaplicabilidad urdido por operadores del entorno presidencial.

¿Qué puede ocurrir con este engendro una vez que la democracia sea restablecida? Pues lo mismo que ocurrió con los Decretos-ley. Quedará sin efecto y archivado –junto con quienes lo tramaron-.

Lo que de verdad lamento es que los tribunos salientes hubieran desperdiciado una singular oportunidad para irse con una pizca de decencia. Pero prefirieron hacerlo con la ignominia que los seguirá el resto de sus miserables vidas.

Por otra parte, recuérdese que las “elecciones” judiciales estaban programadas para octubre pero la falta de interés de profesionales probos para prestarse a la farsa devino en su postergación para acabar de llenar las postulaciones con los amigos de la casa azul. Total, que todo ocurrió en las últimas semanas de 2017.

Contrariamente a la euforia que produjo al régimen el fallo fallido, el resultado del plebiscito del 3D ha sido su INRI. Los guarismos han puesto en evidencia a una nueva minoría que por mucho que se esfuerce –dispendiosos gastos mediante y con todo el aparato estatal a su disposición- en mostrarse multitudinaria, en el mejor de los casos llega a un tercio de la población. Las caras de velorio de los jerarcas del régimen en su día D lo dicen todo.

Saben ellos que no fue una encuesta a la que se puede descalificar como “tendenciosa” o “financiada por la derecha”. Es la emergencia de una conciencia democrática sin parangón durante los últimos treinta años, muy similar a la lucha por la conquista de la democracia iniciada a mediados de los setentas.

Y la emergencia no es sólo cuantitativa; es también cualitativa. Dejando de lado los textos jocosos –algunos bastante subidos de tono- que la ciudadanía se tomó el tiempo de escribir en las papeletas del plebiscito, una abrumadora mayoría de ellos lleva un mensaje claro de hastío contra dictadura de Morales Ayma. Queda claro, también, que el régimen –de dientes para afuera- no se da por aludido.

Ciertamente los dos hechos expuestos van en sentidos opuestos. Todo lo que el régimen digita corporativamente le resulta favorable a sus intereses, pero las veces que a la ciudadanía le toca expresarse en las urnas el rechazo es creciente –por segundo año consecutivo-.

La Presidenta del TSE, ha planteado un conflicto de poderes que debilita el fallo del TCP y lo llama a ajustarse a la Constitución y a la calidad de vinculante del resultado del 21-F.

martes, 5 de diciembre de 2017

Portafolio de evidencias

El presente modelo de portafolio de evidencias está diseñado para una actividad de cartografía mental (mapa mental).

1. Desde su ingreso a la Universidad, el estudiante debe familiarizarse con la técnica del PE y asimilarlo como imprescindible. Para esto, se le hará conocer su pertinencia para la valoración de sus trabajos y actividades.

2. El docente explica a los estudiantes las características de la actividad o trabajo que será valorada mediante esta técnica. Para el caso, las pautas para la elaboración de un mapa mental en regla.



3.  Se orienta al estudiante sobre el valor como evidencia que tiene este material.

4. Se le dan pautas sobre la presentación y archivo del mismo.

5. Se le brinda información sobre aspectos formales de la actividad.

6. Más tarde, se somete el producto acabado a valoración mediante la aplicación de una rúbrica.